Isaias 62: 1-5
Por amor de Sión no callaré
y por amor de Jerusalénno descansaré,
hasta que salga como un resplandorsu justicia
y su salvación se enciendacomo una antorcha.
Entonces verán las naciones tu justicia
y todos los reyes tu gloria;
y te será puesto un nombre nuevo,
que la boca de Jehová te pondrá.
Y serás corona de gloriaen la mano de Jehová
y diadema de realeza en la manodel Dios tuyo.
Nunca más te llamarán "Desamparada",
ni tu tierra se dirá más "Desolada";
sino que serás llamada Hefzi-bá,
y tu tierra, Beula;
porque el amor de Jehová estará contigo
y tu tierra será desposada.
Pues como el joven se desposacon la virgen,
así se desposarán contigo tus hijos;
y como el gozo del esposo con la esposa,
así se gozará contigo el Dios tuyo.
MATEO 28;19-20: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
viernes, diciembre 28, 2007
jueves, diciembre 27, 2007
Ilumine este mundo
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 5:14-16
Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo” (Jn. 8:12). Dijo también de Sus seguidores, incluidos los de hoy: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mt. 5:14). Ambas declaraciones son verdaderas porque los cristianos son linternas de Cristo. Aunque nosotros no somos la Luz, somos portadores de Luz.
Las personas que están dando tumbos en la oscuridad del pecado y la desesperanza, pueden mirar a los creyentes y ver esperanza, porque de nuestro interior brota la verdad de Jesucristo, el mensaje de salvación del evangelio para perdón de pecados. Dejamos que Él brille cuando le imitamos con nuestra conversación, conducta y nuestro carácter. Un estilo de vida recto llama la atención porque es diferente al modo de obrar, egoísta y frustrante, típico del mundo. Muchos que vean nuestra luz querrán también tener a Jesús.
Dios le ha dado al creyente la tarea de iluminar al mundo. Por tanto, debemos mantener resplandeciente nuestra luz. Esto significa preservar nuestra relación pasando tiempo con Él y leyendo Su Palabra, para que podamos tomar decisiones sabias. De no ser así, nuestro fervor por el Señor comenzará a disminuir y no habrá más contentamiento y gozo para el creyente. También debemos mantener inmaculada nuestra linterna resistiendo las tentaciones. El pecado mancha el testimonio del cristiano. Sin embargo, cuando pecamos nuestro espíritu es limpiado por la confesión y el arrepentimiento.
Usted ha recibido el gran honor de reflejar a Cristo en el mundo. No permita que el descuido o el pecado opaquen su llama. Alguien que está en su esfera de influencia necesita que su “linterna” le guíe hacia la verdadera Luz del mundo.
Mateo 5:14-16
Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo” (Jn. 8:12). Dijo también de Sus seguidores, incluidos los de hoy: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mt. 5:14). Ambas declaraciones son verdaderas porque los cristianos son linternas de Cristo. Aunque nosotros no somos la Luz, somos portadores de Luz.
Las personas que están dando tumbos en la oscuridad del pecado y la desesperanza, pueden mirar a los creyentes y ver esperanza, porque de nuestro interior brota la verdad de Jesucristo, el mensaje de salvación del evangelio para perdón de pecados. Dejamos que Él brille cuando le imitamos con nuestra conversación, conducta y nuestro carácter. Un estilo de vida recto llama la atención porque es diferente al modo de obrar, egoísta y frustrante, típico del mundo. Muchos que vean nuestra luz querrán también tener a Jesús.
Dios le ha dado al creyente la tarea de iluminar al mundo. Por tanto, debemos mantener resplandeciente nuestra luz. Esto significa preservar nuestra relación pasando tiempo con Él y leyendo Su Palabra, para que podamos tomar decisiones sabias. De no ser así, nuestro fervor por el Señor comenzará a disminuir y no habrá más contentamiento y gozo para el creyente. También debemos mantener inmaculada nuestra linterna resistiendo las tentaciones. El pecado mancha el testimonio del cristiano. Sin embargo, cuando pecamos nuestro espíritu es limpiado por la confesión y el arrepentimiento.
Usted ha recibido el gran honor de reflejar a Cristo en el mundo. No permita que el descuido o el pecado opaquen su llama. Alguien que está en su esfera de influencia necesita que su “linterna” le guíe hacia la verdadera Luz del mundo.
miércoles, diciembre 26, 2007
Mi buen amigo
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?
Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
Juan 14:21-24
Las relaciones deberían ser una calle de doble sentido. Sin embargo, como cristianos, a veces queremos ser quienes lo reciban todo, para que Dios sea quien lo dé todo. Si deseamos ser creyentes productivos, tenemos que aceptar nuestra responsabilidad en el pacto que Dios hizo con nosotros en el momento de salvarnos.
Buscar la intimidad con Dios. El cristianismo pudiera parecer más fácil si lo único que hiciéramos es llenarnos la cabeza de conocimiento espiritual. Sin embargo, las relaciones verdaderas son alimentadas por la comunicación. Por medio del estudio de la Biblia y de la oración, debemos tomar la iniciativa de conocer la voluntad y los planes de Dios.
Proteger la intimidad con Dios. Para proteger nuestra intimidad con Dios, debemos ser obedientes. Cuando desobedecemos, la relación entre nosotros y el Señor se debilita porque estamos buscando otra cosa fuera de Él. Ninguna persona o ideología puede satisfacer el deseo de nuestro corazón, como el servir al Señor.
Transmitir la buena nueva de nuestra intimidad con Dios. El mejor regalo que podamos dar a las personas cercanas a nosotros, es lo que pensamos de nuestra amistad con Dios. Cuando hablamos de Él con nuestros hijos o con nuestros compañeros de trabajo, estamos sembrando el deseo por conocer a Dios en sus corazones. Nuestra familia y nuestros amigos querrán tener esa clase de relación íntima con el Dios todopoderoso que nosotros tenemos.
Dios le ha creado a usted, le ha salvado y le ha dado un hogar eterno. Ésa es la clase de amistad que cualquier persona debería.
Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
Juan 14:21-24
Las relaciones deberían ser una calle de doble sentido. Sin embargo, como cristianos, a veces queremos ser quienes lo reciban todo, para que Dios sea quien lo dé todo. Si deseamos ser creyentes productivos, tenemos que aceptar nuestra responsabilidad en el pacto que Dios hizo con nosotros en el momento de salvarnos.
Buscar la intimidad con Dios. El cristianismo pudiera parecer más fácil si lo único que hiciéramos es llenarnos la cabeza de conocimiento espiritual. Sin embargo, las relaciones verdaderas son alimentadas por la comunicación. Por medio del estudio de la Biblia y de la oración, debemos tomar la iniciativa de conocer la voluntad y los planes de Dios.
Proteger la intimidad con Dios. Para proteger nuestra intimidad con Dios, debemos ser obedientes. Cuando desobedecemos, la relación entre nosotros y el Señor se debilita porque estamos buscando otra cosa fuera de Él. Ninguna persona o ideología puede satisfacer el deseo de nuestro corazón, como el servir al Señor.
Transmitir la buena nueva de nuestra intimidad con Dios. El mejor regalo que podamos dar a las personas cercanas a nosotros, es lo que pensamos de nuestra amistad con Dios. Cuando hablamos de Él con nuestros hijos o con nuestros compañeros de trabajo, estamos sembrando el deseo por conocer a Dios en sus corazones. Nuestra familia y nuestros amigos querrán tener esa clase de relación íntima con el Dios todopoderoso que nosotros tenemos.
Dios le ha creado a usted, le ha salvado y le ha dado un hogar eterno. Ésa es la clase de amistad que cualquier persona debería.
lunes, diciembre 24, 2007
Hoy no estoy solo
Jehová es mi pastor,nada me faltará.
No pienses mas en las cosas que, a este día hace falta, piensa en el dador de la vida, lo que tu tienes lo tienes por gracia por su misericordia, por su inmenso amor. Recuerda que por mas que te afanes de tener lo que no esta a tu la do o verdaderamente no tienes, no añadirás un codo a tu estatura.
En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.
Dios te a llamado a que a través de tu confianza en el vivas en paz, háblale a tus problemas de Dios, no ha Dios de tus problemas.
Confortará mi alma. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
No importa lo que te digan o te hagan El esta contigo, El hará justicia, aunque no la veas permanece en el, las cosas al tiempo de Dios son maravillosas.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
En el salmo 121 encontraremos el complemento de esta verdad "me socorro viene de Jehová que creo los cielos y la tierra" confía en Dios el no te dejara ni te desampara
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Si hoy tiene que sentarte a la mesa con tus angustiadores, hazlo, esto es de Dios, pues el se engrandece en ti a través de esto, pues promesa suya es, solo tienes que decir "Padre unge mi cabeza con tu aceite y para que al sentarme en la mesa a compartiré esta cena de navidad, con mis angustiadores yo entienda que no es solo con ellos sino contigo, para la grandeza de tu nombre, te lo pido en el nombre de Jesús, amen.
Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Bendiciones, sobre abundan en nuestras vidas cuando entendemos su verdad, cero melancolía por lo que no están, cero tristeza, cero amargura, porque el que tiene que estar contigo esta.
No pienses mas en las cosas que, a este día hace falta, piensa en el dador de la vida, lo que tu tienes lo tienes por gracia por su misericordia, por su inmenso amor. Recuerda que por mas que te afanes de tener lo que no esta a tu la do o verdaderamente no tienes, no añadirás un codo a tu estatura.
En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.
Dios te a llamado a que a través de tu confianza en el vivas en paz, háblale a tus problemas de Dios, no ha Dios de tus problemas.
Confortará mi alma. Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
No importa lo que te digan o te hagan El esta contigo, El hará justicia, aunque no la veas permanece en el, las cosas al tiempo de Dios son maravillosas.
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
En el salmo 121 encontraremos el complemento de esta verdad "me socorro viene de Jehová que creo los cielos y la tierra" confía en Dios el no te dejara ni te desampara
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Si hoy tiene que sentarte a la mesa con tus angustiadores, hazlo, esto es de Dios, pues el se engrandece en ti a través de esto, pues promesa suya es, solo tienes que decir "Padre unge mi cabeza con tu aceite y para que al sentarme en la mesa a compartiré esta cena de navidad, con mis angustiadores yo entienda que no es solo con ellos sino contigo, para la grandeza de tu nombre, te lo pido en el nombre de Jesús, amen.
Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Bendiciones, sobre abundan en nuestras vidas cuando entendemos su verdad, cero melancolía por lo que no están, cero tristeza, cero amargura, porque el que tiene que estar contigo esta.
miércoles, diciembre 19, 2007
Más que vencedores
Si deseas ser mas que vencedor, escodriña esta verdad de Dios segun romanos 8; 29-39
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada?
Como está escrito:
«Por causa de ti somos muertostodo el tiempo;
somos contados como ovejasde matadero».
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir,
Ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada?
Como está escrito:
«Por causa de ti somos muertostodo el tiempo;
somos contados como ovejasde matadero».
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir,
Ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro
martes, diciembre 18, 2007
Ser fiel y diligente
"Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor". (Mateo 25:21)
La fuerza de la fidelidad es un fruto del espíritu que usted recibió el día que nació de nuevo. El diccionario de la Real Academia de la Lengua define fidelidad como "lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona. Puntualidad, exactitud en la ejecución de algo".
Una persona fiel constantemente hace lo que es justo, aun cuando pareciera que pudiera perjudicarle. El salmo 106:3 dice: " Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo". Sin la fidelidad, no podemos ser justos, porque la naturaleza de Dios es ser fiel.
"Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias; nuevas son cada mañana.¡Grande es tu fidelidad!" (Lamentaciones 3:22-23). "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor" (1 Corintios 1:9).
En 2 Crónicas (16:9) dice que Dios busca la fidelidad: "Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con él…". Aquí, la palabra hebrea para perfecto significa "leal, devoto, dedicado, fiel".
Cuando encuentre una promesa en la Palabra, no se descalifique a sí mismo diciendo: "Dios jamás haría eso por mí". Transfórmese por medio de la renovación de su entendimiento (Romanos 12:2). Deje que la Palabra de Dios transforme su manera de pensar. Usted prosperará en cualquier aspecto a medida que su alma (mente, voluntad y estado de ánimo) prospere en el conocimiento y entendimiento bíblico de ese aspecto y lo ponga en práctica. Su ser interior prospera cuando usted cree en la Palabra. Su situación prospera cuando usted recibe lo que Dios le dice y lo pone en práctica.
Medite constantemente en las promesas de la Palabra hasta que lleguen a ser parte de su vida. Todo lo que usted reciba de Dios empieza con la Palabra que tenga en su corazón. En Proverbios 4:20-23 dice: "Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. Que no se aparten de tus ojos; guárdalas en lo profundo de tu corazón, porque son vida para los que las hallan y medicina para todo su cuerpo. Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón, porque de él mana la vida". La fidelidad le dará fuerzas para ser diligente, aún cuando nunca haya tenido una inclinación natural a serlo. La Palabra constantemente nos dice que debemos buscar a Dios diligentemente, y escuchar y obedecer sus mandatos. ¿Para qué? Deuteronomio 28:1-2 dice que si usted oye y obedece, ¡las bendiciones vendrán sobre usted! Porque "Él recompensa a los que lo buscan" (Hebreos 11:6). El incremento es resultado de la diligencia. Como se señala en Proverbios 10:4: "La mano de los diligentes enriquece".
Sea también diligente y fiel a Dios en su vida diaria. Tome la decisión de ser fiel en su trabajo, en la iglesia, en su vida de oración y en darle prioridad a la Palabra. Nuestra alma prospera a medida que pasamos tiempo en la Palabra y a medida que la creemos y la vivimos en obediencia a Dios. El resultado será lo que dice 1 Juan 3:22: "... y cualquiera cosa que pidamos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él".
La primera regla para recibir es ¡no darse por vencido! Manténgase en la Palabra; manténgase en lo que Dios le ha indicado que debe hacer. Aun si comete un error, arrepiéntase y vuelva al camino. Eso es fidelidad y es parte de una vida de prosperidad, porque "el hombre fiel recibirá muchas bendiciones" (Proverbios 28:20).
La fuerza de la fidelidad es un fruto del espíritu que usted recibió el día que nació de nuevo. El diccionario de la Real Academia de la Lengua define fidelidad como "lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona. Puntualidad, exactitud en la ejecución de algo".
Una persona fiel constantemente hace lo que es justo, aun cuando pareciera que pudiera perjudicarle. El salmo 106:3 dice: " Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo". Sin la fidelidad, no podemos ser justos, porque la naturaleza de Dios es ser fiel.
"Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias; nuevas son cada mañana.¡Grande es tu fidelidad!" (Lamentaciones 3:22-23). "Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor" (1 Corintios 1:9).
En 2 Crónicas (16:9) dice que Dios busca la fidelidad: "Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con él…". Aquí, la palabra hebrea para perfecto significa "leal, devoto, dedicado, fiel".
Cuando encuentre una promesa en la Palabra, no se descalifique a sí mismo diciendo: "Dios jamás haría eso por mí". Transfórmese por medio de la renovación de su entendimiento (Romanos 12:2). Deje que la Palabra de Dios transforme su manera de pensar. Usted prosperará en cualquier aspecto a medida que su alma (mente, voluntad y estado de ánimo) prospere en el conocimiento y entendimiento bíblico de ese aspecto y lo ponga en práctica. Su ser interior prospera cuando usted cree en la Palabra. Su situación prospera cuando usted recibe lo que Dios le dice y lo pone en práctica.
Medite constantemente en las promesas de la Palabra hasta que lleguen a ser parte de su vida. Todo lo que usted reciba de Dios empieza con la Palabra que tenga en su corazón. En Proverbios 4:20-23 dice: "Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. Que no se aparten de tus ojos; guárdalas en lo profundo de tu corazón, porque son vida para los que las hallan y medicina para todo su cuerpo. Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón, porque de él mana la vida". La fidelidad le dará fuerzas para ser diligente, aún cuando nunca haya tenido una inclinación natural a serlo. La Palabra constantemente nos dice que debemos buscar a Dios diligentemente, y escuchar y obedecer sus mandatos. ¿Para qué? Deuteronomio 28:1-2 dice que si usted oye y obedece, ¡las bendiciones vendrán sobre usted! Porque "Él recompensa a los que lo buscan" (Hebreos 11:6). El incremento es resultado de la diligencia. Como se señala en Proverbios 10:4: "La mano de los diligentes enriquece".
Sea también diligente y fiel a Dios en su vida diaria. Tome la decisión de ser fiel en su trabajo, en la iglesia, en su vida de oración y en darle prioridad a la Palabra. Nuestra alma prospera a medida que pasamos tiempo en la Palabra y a medida que la creemos y la vivimos en obediencia a Dios. El resultado será lo que dice 1 Juan 3:22: "... y cualquiera cosa que pidamos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él".
La primera regla para recibir es ¡no darse por vencido! Manténgase en la Palabra; manténgase en lo que Dios le ha indicado que debe hacer. Aun si comete un error, arrepiéntase y vuelva al camino. Eso es fidelidad y es parte de una vida de prosperidad, porque "el hombre fiel recibirá muchas bendiciones" (Proverbios 28:20).
lunes, diciembre 17, 2007
¿Está Dios en todo?
Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo:
Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban.
Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos. Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.
Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.
La historia de José en el Antiguo Testamento es uno de ejemplos más conocidos de la bendición del Señor en la vida de un hombre, a través de las duras experiencias que vivió. En el pasaje de hoy, el esclavo convertido en prisionero y después en líder nacional, está de pie delante de los hermanos que lo vendieron como esclavo. Les dice: "No temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios? Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso" (vv. 19, 20).
El pecado o la falta de una persona muchas veces afectan la vida de otra persona –algo que nos inclinamos a considerar injusto. Pero nuestros caminos no son los caminos de Dios (Is. 55:8, 9). De la Escritura podemos aprender que José deseaba servir al Señor (Gn. 39:9; 40:8; 41:16). Sin embargo, se les permitió a sus hermanos que lo vendieran como un esclavo. Y a la esposa de Potifar no se le impidió que acusara a José de violación, lo que hizo que fuera llevado a la cárcel. La Biblia promete: "El ángel del SEÑOR acampa en derredor de los que le temen, y los libra" (Salmo 34:7). Es decir, las dificultades y las pruebas pudieron tocar a José –o a cualquiera de los creyentes– sólo porque Dios lo permitió con un propósito.
Nadie puede decir con certeza por qué suceden algunas cosas malas. Pero podemos tener consuelo en el hecho de que Dios lo sabe: "Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta ley" (Dt. 29:29). Nuestra parte es aprender del ejemplo de hombres como José, quien confió en el Señor y obedeció todo lo que Él le mandó.
Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban.
Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos. Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.
Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.
La historia de José en el Antiguo Testamento es uno de ejemplos más conocidos de la bendición del Señor en la vida de un hombre, a través de las duras experiencias que vivió. En el pasaje de hoy, el esclavo convertido en prisionero y después en líder nacional, está de pie delante de los hermanos que lo vendieron como esclavo. Les dice: "No temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios? Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó para bien, para hacer lo que vemos hoy: mantener con vida a un pueblo numeroso" (vv. 19, 20).
El pecado o la falta de una persona muchas veces afectan la vida de otra persona –algo que nos inclinamos a considerar injusto. Pero nuestros caminos no son los caminos de Dios (Is. 55:8, 9). De la Escritura podemos aprender que José deseaba servir al Señor (Gn. 39:9; 40:8; 41:16). Sin embargo, se les permitió a sus hermanos que lo vendieran como un esclavo. Y a la esposa de Potifar no se le impidió que acusara a José de violación, lo que hizo que fuera llevado a la cárcel. La Biblia promete: "El ángel del SEÑOR acampa en derredor de los que le temen, y los libra" (Salmo 34:7). Es decir, las dificultades y las pruebas pudieron tocar a José –o a cualquiera de los creyentes– sólo porque Dios lo permitió con un propósito.
Nadie puede decir con certeza por qué suceden algunas cosas malas. Pero podemos tener consuelo en el hecho de que Dios lo sabe: "Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta ley" (Dt. 29:29). Nuestra parte es aprender del ejemplo de hombres como José, quien confió en el Señor y obedeció todo lo que Él le mandó.
viernes, diciembre 14, 2007
Una expresión de amor
Alabad a Dios en su santuario; Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza
Salmo 150; 1-2
Muchos tenemos una idea de lo que se siente cuando se está enamorado. Cuando estamos separados, pensamos siempre en el objeto de nuestro amor, y ardemos en deseos de pasar tiempo juntos. Muchas veces contamos historias y describimos los atributos de la otra persona, para que todos sepan lo maravillosa que es esa persona especial. En una palabra, alabamos al ser amado.
David es descrito en la Biblia como un hombre conforme al corazón de Dios (1 S. 13:14).
La alabanza era una de las maneras como él buscaba honrar a su amado Señor. Los salmos contienen su adoración en palabras; allí encontramos versículos como: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán” (Salmo 63:3). David expresaba también su amor al Señor mediante la danza (2 S. 6:14). Este rey tenía una relación muy apasionada con Dios.
¿Amamos nosotros al Señor con la misma clase de entusiasmo, sin ninguna vergüenza, que exhibía David? Algunas personas, por supuesto, son más inclinadas a las demostraciones de fervor que otras, pero muchos de nosotros dejamos que la vergüenza sofoque nuestra alabanza. Hay cristianos que se preguntan qué pensarán los demás si cantan demasiado alto. A otros les preocupa que sus amigos o compañeros de trabajo los consideren fanáticos si hablan mucho del Señor.
Dios es digno de alabanza. Él es nuestro Amigo, nuestra Roca y nuestro Protector. ¡El Señor nos salvó de la muerte! Si permitimos que la opinión de los demás nos cohíba, podremos olvidar que Él es el único público que importa. Desde la creación, el Señor ha merecido y recibido la ofrenda de la alabanza para Su gloria. No tenga temor ni se sienta avergonzado de darle a Dios lo que Él se merece.
Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza
Salmo 150; 1-2
Muchos tenemos una idea de lo que se siente cuando se está enamorado. Cuando estamos separados, pensamos siempre en el objeto de nuestro amor, y ardemos en deseos de pasar tiempo juntos. Muchas veces contamos historias y describimos los atributos de la otra persona, para que todos sepan lo maravillosa que es esa persona especial. En una palabra, alabamos al ser amado.
David es descrito en la Biblia como un hombre conforme al corazón de Dios (1 S. 13:14).
La alabanza era una de las maneras como él buscaba honrar a su amado Señor. Los salmos contienen su adoración en palabras; allí encontramos versículos como: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán” (Salmo 63:3). David expresaba también su amor al Señor mediante la danza (2 S. 6:14). Este rey tenía una relación muy apasionada con Dios.
¿Amamos nosotros al Señor con la misma clase de entusiasmo, sin ninguna vergüenza, que exhibía David? Algunas personas, por supuesto, son más inclinadas a las demostraciones de fervor que otras, pero muchos de nosotros dejamos que la vergüenza sofoque nuestra alabanza. Hay cristianos que se preguntan qué pensarán los demás si cantan demasiado alto. A otros les preocupa que sus amigos o compañeros de trabajo los consideren fanáticos si hablan mucho del Señor.
Dios es digno de alabanza. Él es nuestro Amigo, nuestra Roca y nuestro Protector. ¡El Señor nos salvó de la muerte! Si permitimos que la opinión de los demás nos cohíba, podremos olvidar que Él es el único público que importa. Desde la creación, el Señor ha merecido y recibido la ofrenda de la alabanza para Su gloria. No tenga temor ni se sienta avergonzado de darle a Dios lo que Él se merece.
Una expresión de amor
Alabad a Dios en su santuario; Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza
Salmo 150; 1-2
Muchos tenemos una idea de lo que se siente cuando se está enamorado. Cuando estamos separados, pensamos siempre en el objeto de nuestro amor, y ardemos en deseos de pasar tiempo juntos. Muchas veces contamos historias y describimos los atributos de la otra persona, para que todos sepan lo maravillosa que es esa persona especial. En una palabra, alabamos al ser amado.
David es descrito en la Biblia como un hombre conforme al corazón de Dios (1 S. 13:14).
La alabanza era una de las maneras como él buscaba honrar a su amado Señor. Los salmos contienen su adoración en palabras; allí encontramos versículos como: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán” (Salmo 63:3). David expresaba también su amor al Señor mediante la danza (2 S. 6:14). Este rey tenía una relación muy apasionada con Dios.
¿Amamos nosotros al Señor con la misma clase de entusiasmo, sin ninguna vergüenza, que exhibía David? Algunas personas, por supuesto, son más inclinadas a las demostraciones de fervor que otras, pero muchos de nosotros dejamos que la vergüenza sofoque nuestra alabanza. Hay cristianos que se preguntan qué pensarán los demás si cantan demasiado alto. A otros les preocupa que sus amigos o compañeros de trabajo los consideren fanáticos si hablan mucho del Señor.
Dios es digno de alabanza. Él es nuestro Amigo, nuestra Roca y nuestro Protector. ¡El Señor nos salvó de la muerte! Si permitimos que la opinión de los demás nos cohíba, podremos olvidar que Él es el único público que importa. Desde la creación, el Señor ha merecido y recibido la ofrenda de la alabanza para Su gloria. No tenga temor ni se sienta avergonzado de darle a Dios lo que Él se merece.
Alabadle por sus proezas; Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza
Salmo 150; 1-2
Muchos tenemos una idea de lo que se siente cuando se está enamorado. Cuando estamos separados, pensamos siempre en el objeto de nuestro amor, y ardemos en deseos de pasar tiempo juntos. Muchas veces contamos historias y describimos los atributos de la otra persona, para que todos sepan lo maravillosa que es esa persona especial. En una palabra, alabamos al ser amado.
David es descrito en la Biblia como un hombre conforme al corazón de Dios (1 S. 13:14).
La alabanza era una de las maneras como él buscaba honrar a su amado Señor. Los salmos contienen su adoración en palabras; allí encontramos versículos como: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán” (Salmo 63:3). David expresaba también su amor al Señor mediante la danza (2 S. 6:14). Este rey tenía una relación muy apasionada con Dios.
¿Amamos nosotros al Señor con la misma clase de entusiasmo, sin ninguna vergüenza, que exhibía David? Algunas personas, por supuesto, son más inclinadas a las demostraciones de fervor que otras, pero muchos de nosotros dejamos que la vergüenza sofoque nuestra alabanza. Hay cristianos que se preguntan qué pensarán los demás si cantan demasiado alto. A otros les preocupa que sus amigos o compañeros de trabajo los consideren fanáticos si hablan mucho del Señor.
Dios es digno de alabanza. Él es nuestro Amigo, nuestra Roca y nuestro Protector. ¡El Señor nos salvó de la muerte! Si permitimos que la opinión de los demás nos cohíba, podremos olvidar que Él es el único público que importa. Desde la creación, el Señor ha merecido y recibido la ofrenda de la alabanza para Su gloria. No tenga temor ni se sienta avergonzado de darle a Dios lo que Él se merece.
jueves, diciembre 13, 2007
¿Deseo que mi vida cambie y prospere?
Estamos viviendo la vida mecánicamente, sin ni si quiera escucharnos a nosotros mismos, pues en muchas ocasiones podemos vernos sin saber que verdaderamente nos gusta o que queremos realmente, no tenemos una relación con nuestro yo, ahora si esto esta pasando con nosotros mismos ¿como podríamos escuchar a Dios y reconocer de sus planes buenos y perfectos para nuestras vidas?
Hay creyentes a los cuales Dios ha querido poner en altos puestos políticos. Él les habría mostrado como resolver algunos de los problemas de sus naciones, pero Él no ha podido lograr que ellos le presten atención. Entonces Dios los deja donde están, que sigan dando vueltas en un trabajo sin futuro. Hay otros a los cuales Dios hubiera ascendido hasta llegar a ser gerentes de grandes corporaciones, pero ellos estuvieron tan ocupados en sus propias e insignificantes metas que no se molestaron en averiguar cuáles eran las metas de Él.
No desaproveche los planes de prosperidad que Dios tiene para usted. Pase tiempo con Él, préstele atención y aprenda a reconocer su voz. No bastará con unos cuantos versículos bíblicos y con unos cinco minutos de oración para tener acceso a las revelaciones que el Espíritu Santo tiene para usted; es necesario que tome esto muy en serio.
Si usted cree que no tiene tiempo para hacerlo, piénselo otra vez. ¿Cuántas horas al día pasa en frente del televisor? ¿Cuántas horas a la semana pasa leyendo los periódicos? ¿Cuántas horas pasa leyendo novelas y viendo revistas? ¿Cuánto tiempo pasa pensando en sus problemas?
Reemplace esas cosas por la Palabra de Dios; use ese tiempo para meditar en las Escrituras. Ore y diga: «Espíritu Santo, necesito saber qué hacer en relación a esta situación en la que estoy involucrado». Luego, ponga atención, Él comenzará a darle la sabiduría de Dios con respecto a sus finanzas (o cualquier otro aspecto de su vida). ¿De veras lo hará? ¡Sin duda alguna!
Santiago 1:5-6 dice: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra».
No obstante, permítame advertirle una vez más. No se trata de leer unos cuantos versículos cada día y esperar ser prosperado. Sino que estamos hablando de escudriñar la Palabra y meterse en ella hasta que el Espíritu Santo empiece a hablarle y hasta que usted desarrolle una fe inconmovible. Eso no es algo que sucede de la noche a la mañana. Como agricultor espiritual, usted debe sembrar, deshierbar y regar la Palabra en su corazón. Va a tomar tiempo y esfuerzo, pero créame, la cosecha bien valdrá la pena.
Hay creyentes a los cuales Dios ha querido poner en altos puestos políticos. Él les habría mostrado como resolver algunos de los problemas de sus naciones, pero Él no ha podido lograr que ellos le presten atención. Entonces Dios los deja donde están, que sigan dando vueltas en un trabajo sin futuro. Hay otros a los cuales Dios hubiera ascendido hasta llegar a ser gerentes de grandes corporaciones, pero ellos estuvieron tan ocupados en sus propias e insignificantes metas que no se molestaron en averiguar cuáles eran las metas de Él.
No desaproveche los planes de prosperidad que Dios tiene para usted. Pase tiempo con Él, préstele atención y aprenda a reconocer su voz. No bastará con unos cuantos versículos bíblicos y con unos cinco minutos de oración para tener acceso a las revelaciones que el Espíritu Santo tiene para usted; es necesario que tome esto muy en serio.
Si usted cree que no tiene tiempo para hacerlo, piénselo otra vez. ¿Cuántas horas al día pasa en frente del televisor? ¿Cuántas horas a la semana pasa leyendo los periódicos? ¿Cuántas horas pasa leyendo novelas y viendo revistas? ¿Cuánto tiempo pasa pensando en sus problemas?
Reemplace esas cosas por la Palabra de Dios; use ese tiempo para meditar en las Escrituras. Ore y diga: «Espíritu Santo, necesito saber qué hacer en relación a esta situación en la que estoy involucrado». Luego, ponga atención, Él comenzará a darle la sabiduría de Dios con respecto a sus finanzas (o cualquier otro aspecto de su vida). ¿De veras lo hará? ¡Sin duda alguna!
Santiago 1:5-6 dice: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra».
No obstante, permítame advertirle una vez más. No se trata de leer unos cuantos versículos cada día y esperar ser prosperado. Sino que estamos hablando de escudriñar la Palabra y meterse en ella hasta que el Espíritu Santo empiece a hablarle y hasta que usted desarrolle una fe inconmovible. Eso no es algo que sucede de la noche a la mañana. Como agricultor espiritual, usted debe sembrar, deshierbar y regar la Palabra en su corazón. Va a tomar tiempo y esfuerzo, pero créame, la cosecha bien valdrá la pena.
miércoles, diciembre 12, 2007
Como conectarse y mantenerse.
Para recibir algo de Dios, debemos hacer lo mismo que esta mujer con el flujo de sangre: humillarnos y someternos a Él.
Marcos 5 dice que en el mismo instante en que la mujer con el flujo de sangre tocó el manto de Jesús, ella sintió en su cuerpo que había sido sanada.
"Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?... Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad" (vv. 30, 32-33).
En todo sentido posible, esta mujer se había sujetado a la autoridad de Jesús. Había oído su Palabra. La había creído. Empezó a declararla una y otra vez con sus labios, y luego actuó de conformidad con ella.
Su fe en las palabras de Jesús la llevó a cambiar sus propias palabras, y ella cambió el curso de su vida para que se ajustara a sus palabras de fe. Por eso la respuesta que Jesús le dio fue: "Hija, tu fe te ha hecho salva... " (v. 34a).
Ciertamente, la unción de Jesús fue lo que la liberó de todas sus ataduras, pero toda la unción en el mundo podría haber estado al alcance de su mano (y así fue) sin servirle de nada, si ella no la hubiera reclamado para bien suyo mediante su fe. La fe de la mujer se conectó con la unción de Jesús e hizo que fluyera a través de su cuerpo y cambiara su situación.
Jesús también le dijo "vé en paz, y queda sana de tu azote" (v. 34b). En otras palabras, le dijo que permaneciera en la sanidad y plenitud que había encontrado.
¿Cómo? Siguiendo sujeta a su Palabra, sujeta a su autoridad y sujeta a su unción.
Entre tanto, había otra persona pendiente de Jesús en ese momento que también quería beneficiarse de su unción. Era alguien que también se había humillado ante Dios y que se sujetó a la autoridad de Jesús. De hecho, era un hombre que también tenía cierto nivel de autoridad. Se trataba de Jairo, uno de los principales de la sinagoga.
Estar sujeto a Dios, solo trae veneficio para nuestras vidas.
Marcos 5 dice que en el mismo instante en que la mujer con el flujo de sangre tocó el manto de Jesús, ella sintió en su cuerpo que había sido sanada.
"Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?... Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad" (vv. 30, 32-33).
En todo sentido posible, esta mujer se había sujetado a la autoridad de Jesús. Había oído su Palabra. La había creído. Empezó a declararla una y otra vez con sus labios, y luego actuó de conformidad con ella.
Su fe en las palabras de Jesús la llevó a cambiar sus propias palabras, y ella cambió el curso de su vida para que se ajustara a sus palabras de fe. Por eso la respuesta que Jesús le dio fue: "Hija, tu fe te ha hecho salva... " (v. 34a).
Ciertamente, la unción de Jesús fue lo que la liberó de todas sus ataduras, pero toda la unción en el mundo podría haber estado al alcance de su mano (y así fue) sin servirle de nada, si ella no la hubiera reclamado para bien suyo mediante su fe. La fe de la mujer se conectó con la unción de Jesús e hizo que fluyera a través de su cuerpo y cambiara su situación.
Jesús también le dijo "vé en paz, y queda sana de tu azote" (v. 34b). En otras palabras, le dijo que permaneciera en la sanidad y plenitud que había encontrado.
¿Cómo? Siguiendo sujeta a su Palabra, sujeta a su autoridad y sujeta a su unción.
Entre tanto, había otra persona pendiente de Jesús en ese momento que también quería beneficiarse de su unción. Era alguien que también se había humillado ante Dios y que se sujetó a la autoridad de Jesús. De hecho, era un hombre que también tenía cierto nivel de autoridad. Se trataba de Jairo, uno de los principales de la sinagoga.
Estar sujeto a Dios, solo trae veneficio para nuestras vidas.
martes, diciembre 11, 2007
Nuestra verdadera relacion
En mis años de contacto con la palabra, he notado que de vez en cuando llega alguien con la gran revelación de que Dios es soberano, y empieza a predicar que porque Dios es Dios, Él puede hacer lo que quiera, cuando quiera y como quiera.
Bueno, eso es cierto... en parte. Muchos en la iglesia han mantenido una noción de la soberanía de Dios según la cual no hay nada que nosotros podamos hacer o decir en cuanto a nada.
Creen que si Dios decide que vamos a ir al infierno, entonces vamos a ir al infierno. Si Dios decide que vamos a ser salvos, entonces vamos a ser salvos. Si Dios decide que vamos a enfermarnos o ser sanados, a ser pobres o ricos, o sea lo que sea que ÉL decida, entonces así es como va a ser.
El problema es que esa manera de pensar ignora por completo palabras bíblicas muy importantes como todo aquel y cualquiera. "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo [el Ungido], es nacido de Dios..." (1 Juan 5:1). "Cualquiera que dijere a este monte... y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho." (Marcos 11:23). "Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (Romanos 10:13).
El punto es que Dios sí es soberano, pero Dios en su soberanía nos ha dado su Palabra soberana y eso significa que a nosotros nos corresponde desempeñar un papel definitivo. De hecho, nosotros somos quienes emitimos el voto decisivo en todo lo relacionado con nuestra vida. No más carnada
Hoy día hay muchos creyentes que han aceptado a Jesús como su Señor y Salvador pero nunca se han sujetado realmente a su autoridad en todas las áreas de su vida. Eso sí, creen que lo han hecho, pero no es así.
En consecuencia, la mayoría de cristianos en realidad siguen sujetos a las ideas y la manera de hacer las cosas del mundo, no a las de Dios. No están sometidos a la autoridad de Dios, la unción de Dios ni los caminos de Dios.
Permítame mostrarle a qué me refiero. Santiago 4:6-7 nos dice que Dios "resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios".
Con el correr de los años, la gente "religiosa" ha desarrollado una mentalidad según la cual ser humilde equivale a denigrarse a sí mismo.
"No soy más que un vil gusano indigno de las promesas de Dios".
Bueno, tal vez eso sea cierto en su caso, el mío y el de todos los demás, excepto que toda esa indignidad fue lavada por la sangre de Jesús.
La verdadera humildad basada en la Biblia consiste en que digamos: "Si así lo dice la Palabra de Dios, ¡así es como es y yo estoy de acuerdo!" Eso es lo que significa ser humilde y someterse a Dios.
Si usted fuera atacado en su cuerpo por alguna enfermedad o dolor, humillarse y someterse a Dios sería decir: "La Palabra de Dios dice que por las llagas de Jesús fui sanado. Entonces, yo fui sanado. Esa es la verdad en este asunto. La recibo y me someto a ella como la autoridad absoluta y definitiva".
¿Qué significa esto? Que usted se está humillando bajo la poderosa mano de Dios (cp. 1 Pedro 5:6a).
¿Y para qué? La Biblia dice: "Para que él os exalte cuando fuere tiempo" (v. 6b)
Mire, no es que Dios no quiera que seamos exaltados, lo que Él no quiere es que nos exaltemos a nosotros mismos. El texto bíblico dice que Él es quien nos exalta.
Recuerde que Dios resiste a los soberbios, así que cuando renunciemos al orgullo y a tratar de hacer todo a nuestra manera, y nos humillemos y sometamos a Dios y a sus caminos, no experimentaremos resistencia alguna de parte de Dios y su gracia empezará a fluir libremente.
Cuanto más declaremos la sanidad y cuanto más pronunciemos la verdad, tanto más andaremos en ella.
Bueno, eso es cierto... en parte. Muchos en la iglesia han mantenido una noción de la soberanía de Dios según la cual no hay nada que nosotros podamos hacer o decir en cuanto a nada.
Creen que si Dios decide que vamos a ir al infierno, entonces vamos a ir al infierno. Si Dios decide que vamos a ser salvos, entonces vamos a ser salvos. Si Dios decide que vamos a enfermarnos o ser sanados, a ser pobres o ricos, o sea lo que sea que ÉL decida, entonces así es como va a ser.
El problema es que esa manera de pensar ignora por completo palabras bíblicas muy importantes como todo aquel y cualquiera. "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo [el Ungido], es nacido de Dios..." (1 Juan 5:1). "Cualquiera que dijere a este monte... y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho." (Marcos 11:23). "Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (Romanos 10:13).
El punto es que Dios sí es soberano, pero Dios en su soberanía nos ha dado su Palabra soberana y eso significa que a nosotros nos corresponde desempeñar un papel definitivo. De hecho, nosotros somos quienes emitimos el voto decisivo en todo lo relacionado con nuestra vida. No más carnada
Hoy día hay muchos creyentes que han aceptado a Jesús como su Señor y Salvador pero nunca se han sujetado realmente a su autoridad en todas las áreas de su vida. Eso sí, creen que lo han hecho, pero no es así.
En consecuencia, la mayoría de cristianos en realidad siguen sujetos a las ideas y la manera de hacer las cosas del mundo, no a las de Dios. No están sometidos a la autoridad de Dios, la unción de Dios ni los caminos de Dios.
Permítame mostrarle a qué me refiero. Santiago 4:6-7 nos dice que Dios "resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios".
Con el correr de los años, la gente "religiosa" ha desarrollado una mentalidad según la cual ser humilde equivale a denigrarse a sí mismo.
"No soy más que un vil gusano indigno de las promesas de Dios".
Bueno, tal vez eso sea cierto en su caso, el mío y el de todos los demás, excepto que toda esa indignidad fue lavada por la sangre de Jesús.
La verdadera humildad basada en la Biblia consiste en que digamos: "Si así lo dice la Palabra de Dios, ¡así es como es y yo estoy de acuerdo!" Eso es lo que significa ser humilde y someterse a Dios.
Si usted fuera atacado en su cuerpo por alguna enfermedad o dolor, humillarse y someterse a Dios sería decir: "La Palabra de Dios dice que por las llagas de Jesús fui sanado. Entonces, yo fui sanado. Esa es la verdad en este asunto. La recibo y me someto a ella como la autoridad absoluta y definitiva".
¿Qué significa esto? Que usted se está humillando bajo la poderosa mano de Dios (cp. 1 Pedro 5:6a).
¿Y para qué? La Biblia dice: "Para que él os exalte cuando fuere tiempo" (v. 6b)
Mire, no es que Dios no quiera que seamos exaltados, lo que Él no quiere es que nos exaltemos a nosotros mismos. El texto bíblico dice que Él es quien nos exalta.
Recuerde que Dios resiste a los soberbios, así que cuando renunciemos al orgullo y a tratar de hacer todo a nuestra manera, y nos humillemos y sometamos a Dios y a sus caminos, no experimentaremos resistencia alguna de parte de Dios y su gracia empezará a fluir libremente.
Cuanto más declaremos la sanidad y cuanto más pronunciemos la verdad, tanto más andaremos en ella.
lunes, diciembre 10, 2007
Una vida larga y saludable
La Biblia tiene mucho que decir acerca de la voluntad de Dios en relación con nuestra vida aquí en la tierra: cómo vamos a vivir y por cuánto tiempo. Dios ha planeado para nosotros una buena y larga vida. Pero sin esa revelación, cuando lleguemos a los 60 ó 70, debemos empezar a disminuir nuestro paso y alistarnos para partir.
Nunca ha sido el plan de Dios que muramos jóvenes. Su voluntad es que vivamos el total de nuestros días. Ya es tradicional que se mencione el Salmo 90:10 en relación con la expectativa de vida del hombre. Dice: "Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos". Sin embargo, la mayoría de la gente no se da cuenta de que al leer solamente este versículo se le saca de contexto. Una nota al pie de página de otra versión bíblica da la siguiente exlicación:
Se da la autoría del Salmo a Moisés, quien está intercediendo ante Dios para que quitara la maldición que hacía obligatoria la muerte de todo israelita mayor de veinte años (cuando se rebelaron contra Dios en Cades-barnea) antes de alcanzar la tierra prometida (Num.14:26-35). Dice Moisés, en el Salmo, que la mayoría de ellos están muriendo a los setenta años. Esta cifra se ha tomado a menudo equivocadamente como un lapso de vida fijo para toda la humanidad. No se refería a cualquier persona, sino a aquellos israelitas que estaban bajo la maldición y solo durante aquellos cuarenta años. Setenta años nunca ha sido el lapso promedio de vida de la humanidad. Cuando Jacob, el padre de las doce tribus había llegado a los 130 años (Gen. 47.9) se quejaba de que no había llegado a los años de sus antecesores inmediatos. De hecho el mismo Moisés llegó a vivir 120 años, Arón 123, y Miriam muchos años más que Aarón, Josué llegó a 110 años. Nótese también que en el milenio una persona que muera a los 100 se considerará un niño (Isa. 65:20).
Aquí aprendemos que los israelitas que morían a los 70 estaban viviendo bajo la maldición causada por desobediencia. Según Gálatas 3:13 Jesús nos ha redimido y por lo tanto la maldición no es maldición para nosotros. Si hemos hecho a Jesús nuestro Señor, es nuestra la libertad de todo lo que esa maldición cause, eso incluye la enfermedad, la destrucción y la muerte prematura.
Así que no se haga de la idea fija de que solo va a vivir hasta los 70. Lo que Dios realmente dijo con respecto al lapso de vida del hombre se encuentra en Génesis 6:3: "Y dijo Jehová : No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años".
Piense en esto. Quiere decir que a los sesenta usted está en la mitad de su vida. No es el momento de empezar a disminuir su ritmo. Al contrario, afírmese en esta Sagrada Escritura y en otras como el Salmo 103:2-5: "Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila". Tome la decisión de disfrutar al máximo los muchos y productivos años que el Señor le ha prometido.
Nunca ha sido el plan de Dios que muramos jóvenes. Su voluntad es que vivamos el total de nuestros días. Ya es tradicional que se mencione el Salmo 90:10 en relación con la expectativa de vida del hombre. Dice: "Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos". Sin embargo, la mayoría de la gente no se da cuenta de que al leer solamente este versículo se le saca de contexto. Una nota al pie de página de otra versión bíblica da la siguiente exlicación:
Se da la autoría del Salmo a Moisés, quien está intercediendo ante Dios para que quitara la maldición que hacía obligatoria la muerte de todo israelita mayor de veinte años (cuando se rebelaron contra Dios en Cades-barnea) antes de alcanzar la tierra prometida (Num.14:26-35). Dice Moisés, en el Salmo, que la mayoría de ellos están muriendo a los setenta años. Esta cifra se ha tomado a menudo equivocadamente como un lapso de vida fijo para toda la humanidad. No se refería a cualquier persona, sino a aquellos israelitas que estaban bajo la maldición y solo durante aquellos cuarenta años. Setenta años nunca ha sido el lapso promedio de vida de la humanidad. Cuando Jacob, el padre de las doce tribus había llegado a los 130 años (Gen. 47.9) se quejaba de que no había llegado a los años de sus antecesores inmediatos. De hecho el mismo Moisés llegó a vivir 120 años, Arón 123, y Miriam muchos años más que Aarón, Josué llegó a 110 años. Nótese también que en el milenio una persona que muera a los 100 se considerará un niño (Isa. 65:20).
Aquí aprendemos que los israelitas que morían a los 70 estaban viviendo bajo la maldición causada por desobediencia. Según Gálatas 3:13 Jesús nos ha redimido y por lo tanto la maldición no es maldición para nosotros. Si hemos hecho a Jesús nuestro Señor, es nuestra la libertad de todo lo que esa maldición cause, eso incluye la enfermedad, la destrucción y la muerte prematura.
Así que no se haga de la idea fija de que solo va a vivir hasta los 70. Lo que Dios realmente dijo con respecto al lapso de vida del hombre se encuentra en Génesis 6:3: "Y dijo Jehová : No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años".
Piense en esto. Quiere decir que a los sesenta usted está en la mitad de su vida. No es el momento de empezar a disminuir su ritmo. Al contrario, afírmese en esta Sagrada Escritura y en otras como el Salmo 103:2-5: "Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila". Tome la decisión de disfrutar al máximo los muchos y productivos años que el Señor le ha prometido.
viernes, diciembre 07, 2007
No es un sueño imposible
Mucha gente afirma conocer a Dios, sin embargo, se le está privando de la clase de relación que Jesús realmente desea tener con ellos. Pueden recitar pasajes largos de las Escrituras e incluso algunos han pasado años en el seminario estudiando la Biblia. Se engañan al pensar: Oro y leo la Palabra todos los días, y considero que por ello permanezco en Jesús.
No comprenden lo que en realidad significa permanecer. Aunque leer, meditar y escuchar la Palabra de Dios es importante, estas cosas por sí mismas no lo convierten en una persona que “permanece”. Para serlo en verdad, no solo debe escuchar la Palabra, sino también es necesario guardarla.
Permanecer significa obedecer. Como dijo Jesús:
“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él. El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 14:21, 23; 15:10, 12).
La Palabra que verdaderamente vive en nosotros no es la Palabra que conocemos, sino la que hacemos. Santiago 1:22 nos dice que la gente vive engañada porque no son hacedores de la Palabra, sino únicamente oidores. 1 Juan 2:3-6 lo dice así: “En esto sabemos que nosotros lo conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él. Pero el que guarda su palabra, en ese verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”.
Si permanecemos en Jesús, viviremos como Él lo hizo: ¡en obediencia!
Jesús anduvo en el amor, obedeciendo a Dios en todo. Ni siquiera decía nada, salvo lo que el Padre le indicaba que debía hablar (Juan 12:49). Jesús vivió para cumplir la Palabra y el plan de su Padre y para obedecer (Juan 6:38).
¿Sabe cómo respondió Dios a esta obediencia? Le dio a Jesús su Espíritu sin medida (Juan 3:34). Como resultado de ello, Jesús venció a Satanás y destruyó sus obras a cada paso. En todas partes donde anduvo, Él hizo que los ciegos vieran, los paralíticos caminaran y los sordos oyeran; expulsó demonios y resucitó a los muertos.
No importa cuánto trate el mundo de convencernos de que es más emocionante pecar antes que obedecer a Dios, Jesús ha demostrado que no lo es. Él vivió la vida más apasionante de toda la historia. Obedecer a Dios no lo va a condenar a una vida de aburrimiento. La obediencia lo guiará hacia una vida de victoria y bendiciones tan emocionante como jamás usted ha podido imaginarse.
No comprenden lo que en realidad significa permanecer. Aunque leer, meditar y escuchar la Palabra de Dios es importante, estas cosas por sí mismas no lo convierten en una persona que “permanece”. Para serlo en verdad, no solo debe escuchar la Palabra, sino también es necesario guardarla.
Permanecer significa obedecer. Como dijo Jesús:
“El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él. El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 14:21, 23; 15:10, 12).
La Palabra que verdaderamente vive en nosotros no es la Palabra que conocemos, sino la que hacemos. Santiago 1:22 nos dice que la gente vive engañada porque no son hacedores de la Palabra, sino únicamente oidores. 1 Juan 2:3-6 lo dice así: “En esto sabemos que nosotros lo conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él. Pero el que guarda su palabra, en ese verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”.
Si permanecemos en Jesús, viviremos como Él lo hizo: ¡en obediencia!
Jesús anduvo en el amor, obedeciendo a Dios en todo. Ni siquiera decía nada, salvo lo que el Padre le indicaba que debía hablar (Juan 12:49). Jesús vivió para cumplir la Palabra y el plan de su Padre y para obedecer (Juan 6:38).
¿Sabe cómo respondió Dios a esta obediencia? Le dio a Jesús su Espíritu sin medida (Juan 3:34). Como resultado de ello, Jesús venció a Satanás y destruyó sus obras a cada paso. En todas partes donde anduvo, Él hizo que los ciegos vieran, los paralíticos caminaran y los sordos oyeran; expulsó demonios y resucitó a los muertos.
No importa cuánto trate el mundo de convencernos de que es más emocionante pecar antes que obedecer a Dios, Jesús ha demostrado que no lo es. Él vivió la vida más apasionante de toda la historia. Obedecer a Dios no lo va a condenar a una vida de aburrimiento. La obediencia lo guiará hacia una vida de victoria y bendiciones tan emocionante como jamás usted ha podido imaginarse.
jueves, diciembre 06, 2007
Aquien temeré si conmigo estas
Dios, sálvame por tu nombre
y con tu poder defiéndeme.
2 Dios, oye mi oración;
escucha las razones de mi boca,
3 porque extraños se han levantado contra mí
y hombres violentos buscan mi vida;
no han puesto a Dios delante de sí.[d] Selah
4 Dios es el que me ayuda;
el Señor está con los que sostienen mi vida.
5 Él devolverá el mal a mis enemigos.
¡Córtalos, por tu verdad!
6 Voluntariamente sacrificaré a ti;
alabaré tu nombre, Jehová,porque es bueno,
7 porque él me ha librado de toda angustia
y mis ojos han visto la ruinade mis enemigos.
y con tu poder defiéndeme.
2 Dios, oye mi oración;
escucha las razones de mi boca,
3 porque extraños se han levantado contra mí
y hombres violentos buscan mi vida;
no han puesto a Dios delante de sí.[d] Selah
4 Dios es el que me ayuda;
el Señor está con los que sostienen mi vida.
5 Él devolverá el mal a mis enemigos.
¡Córtalos, por tu verdad!
6 Voluntariamente sacrificaré a ti;
alabaré tu nombre, Jehová,porque es bueno,
7 porque él me ha librado de toda angustia
y mis ojos han visto la ruinade mis enemigos.
miércoles, diciembre 05, 2007
El secreto del valor
Cuando pienso en alguien de la Biblia que de veras conoció la bondad de Dios, siempre me viene a la mente David. Dios dijo que él era "un hombre conforme a su corazón" (1 Samuel 13:14; Hechos 13:22). En su juvenud, cuando cuidaba del rebaño en las colinas de Israel, David tenía comunión con Dios y había llegado a conocerle íntimamente. Él se dio cuenta de que Dios era amoroso, paciente y bondadoso. David sabía que Dios cuidaría de él, supliría lo que necesitara y lo libraría del peligro.
Esas experiencias inspiraron a David a escribir el Samo 23. Este salmo nos da un gran entendimiento de la bondad de Dios. Quizá usted lo haya recitado muchas veces. Quizá haya pensado que habla del cuidado de Dios por nosotros en el cielo. Pero en realidad este salmo nos revela lo que Dios quiere hacer por nosotros aquí en la tierra: el valle de sombra de muerte, donde está el diablo, nuestro enemigo.
Teniendo presente esto, lea el Salmo 23 y deje que le hable a su corazón de una manera nueva acerca de la bondad y el cuidado que Dios quiere mostrarle:
Jehová es mi pastor [que me alimenta, me guía y me protege], nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará [y restaurará] mi alma [mi vida]. Me guiará por sendas de justicia [para ser recto y justo ante Él, no por mis obras, sino] por amor de su nombre. Aunque ande en valle [oscuro y profundo] de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara [para proteger] y tu cayado [para guiar] me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando [desbordándose]. Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová [y en su presencia] moraré por largos días.
Cuanto más llegue usted a entender estas verdades, más podrá confiar en Dios en toda situación de la vida. Su confianza en Él le dará valor ante la timidez de otros.
Así fue la experiencia de David. La revelación del Salmo 23 lo llenó de confianza en Dios. Le infundió ánimo y valor en situaciones de peligro. En una ocasión, cuando un león atacó las ovejas, David no salió corriendo, sino que se enfrentó al león y lo mató con sus propias manos. Lo mismo hizo cuando apareció un oso.
Años después en su vida, cuando ninguno en Israel quería enfrentarse a Goliat, David fue el único que se animó a pelear contra él. ¿De dónde se armó David de valor? Él lo revela en 1 Samuel 17:37, donde dice: "Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo".
David no solo sabía de la bondad de Dios, sino también la había experimentado en su propia vida. Había visto las victorias que la bondad de Dios le había dado, y el solo pensar en eso le daba valor y ánimo.
Nosotros también podemos ser como David. Cuando más conozcamos la bondad de Dios y cómo opera en nuestra vida, más victorias tendremos para recordar. Cuantas más victorias podamos recordar, más difícil será para el diablo asustarnos y amedrentarnos. Recordaremos la victoria sobre el león y el oso de nuestra vida, y diremos: Qué bien. Hasta aquí me ha traído Dios, y sé que no va a defraudarme.
Esas experiencias inspiraron a David a escribir el Samo 23. Este salmo nos da un gran entendimiento de la bondad de Dios. Quizá usted lo haya recitado muchas veces. Quizá haya pensado que habla del cuidado de Dios por nosotros en el cielo. Pero en realidad este salmo nos revela lo que Dios quiere hacer por nosotros aquí en la tierra: el valle de sombra de muerte, donde está el diablo, nuestro enemigo.
Teniendo presente esto, lea el Salmo 23 y deje que le hable a su corazón de una manera nueva acerca de la bondad y el cuidado que Dios quiere mostrarle:
Jehová es mi pastor [que me alimenta, me guía y me protege], nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará [y restaurará] mi alma [mi vida]. Me guiará por sendas de justicia [para ser recto y justo ante Él, no por mis obras, sino] por amor de su nombre. Aunque ande en valle [oscuro y profundo] de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara [para proteger] y tu cayado [para guiar] me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando [desbordándose]. Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová [y en su presencia] moraré por largos días.
Cuanto más llegue usted a entender estas verdades, más podrá confiar en Dios en toda situación de la vida. Su confianza en Él le dará valor ante la timidez de otros.
Así fue la experiencia de David. La revelación del Salmo 23 lo llenó de confianza en Dios. Le infundió ánimo y valor en situaciones de peligro. En una ocasión, cuando un león atacó las ovejas, David no salió corriendo, sino que se enfrentó al león y lo mató con sus propias manos. Lo mismo hizo cuando apareció un oso.
Años después en su vida, cuando ninguno en Israel quería enfrentarse a Goliat, David fue el único que se animó a pelear contra él. ¿De dónde se armó David de valor? Él lo revela en 1 Samuel 17:37, donde dice: "Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo".
David no solo sabía de la bondad de Dios, sino también la había experimentado en su propia vida. Había visto las victorias que la bondad de Dios le había dado, y el solo pensar en eso le daba valor y ánimo.
Nosotros también podemos ser como David. Cuando más conozcamos la bondad de Dios y cómo opera en nuestra vida, más victorias tendremos para recordar. Cuantas más victorias podamos recordar, más difícil será para el diablo asustarnos y amedrentarnos. Recordaremos la victoria sobre el león y el oso de nuestra vida, y diremos: Qué bien. Hasta aquí me ha traído Dios, y sé que no va a defraudarme.
martes, diciembre 04, 2007
Dios sabe lo que es bueno
La religión se ha encargado de que la gente no tenga confianza en la bondad de Dios. La religión enseña que a Dios un día puede ocurrírsele que usted se enferme o que empobrezca.
Pero eso no es lo que enseña la Palabra escrita de Dios. Él no está confundido en cuanto al bien y el mal. Él sabe lo que significan la bendición y la maldición, y es el mismo significado que tienen para nosotros (porque hemos aprendido de Él).
En Deuteronomio 28 podrá leer las bendiciones y las maldiciones que Dios da al pueblo de Israel. En los versículos 11 al 13 Él resume las bendiciones:
Jehová te hará sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos. Prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová, tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y cumples.
Es obvio que Dios sabe lo que es bueno y lo que no es bueno para nosotros. Él sabe que es bueno que tengamos más que suficientes provisiones naturales en la vida. Sabe que si sembramos, es bueno que recojamos una gran cosecha. Sabe que si tenemos ganado, es bueno que se multiplique. Sabe que es bueno que nuestros hijos sean bendecidos y que todos estemos con buena salud.
Por otro lado, Dios sabe que no es bueno que estemos enfermos, oprimidos o temerosos, o que seamos pobres.
Es más, la palabra hebrea "shalom" que el Señor menciona tantas veces para bendecir a su pueblo, significa estar completo en espíritu, alma y cuerpo. Significa que no nos falta nada, que no hay nada dañado. Dios sabe que así es como deberían estar las cosas, y así es como Él las quiere; no solo para algunos cuantos de sus hijos, sino para todos. Como dice el Salmo 145:9: Bueno es Jehová para con todos.
Pero eso no es lo que enseña la Palabra escrita de Dios. Él no está confundido en cuanto al bien y el mal. Él sabe lo que significan la bendición y la maldición, y es el mismo significado que tienen para nosotros (porque hemos aprendido de Él).
En Deuteronomio 28 podrá leer las bendiciones y las maldiciones que Dios da al pueblo de Israel. En los versículos 11 al 13 Él resume las bendiciones:
Jehová te hará sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos. Prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová, tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y cumples.
Es obvio que Dios sabe lo que es bueno y lo que no es bueno para nosotros. Él sabe que es bueno que tengamos más que suficientes provisiones naturales en la vida. Sabe que si sembramos, es bueno que recojamos una gran cosecha. Sabe que si tenemos ganado, es bueno que se multiplique. Sabe que es bueno que nuestros hijos sean bendecidos y que todos estemos con buena salud.
Por otro lado, Dios sabe que no es bueno que estemos enfermos, oprimidos o temerosos, o que seamos pobres.
Es más, la palabra hebrea "shalom" que el Señor menciona tantas veces para bendecir a su pueblo, significa estar completo en espíritu, alma y cuerpo. Significa que no nos falta nada, que no hay nada dañado. Dios sabe que así es como deberían estar las cosas, y así es como Él las quiere; no solo para algunos cuantos de sus hijos, sino para todos. Como dice el Salmo 145:9: Bueno es Jehová para con todos.
lunes, diciembre 03, 2007
El clamor de un hombre
Esta es una revelación que la iglesia necesita hoy desesperadamente. Nosotros como cuerpo no le hemos expresado al mundo el amor de Dios. Les hemos dicho que Él es un ser moral, que tiene la razón, que es poderoso y cientos de cosas más. Pero hemos fallado en demostrarles eficazmente la verdad que puede cambiar sus vidas, que Él les ama.
Al ver la vida de Jesús es evidente que el comunicó amor más que cualquier otra cosa. su misión en la tierra fue expresar, es decir, encarnar y personificar el amor de Dios.
Él se fue al extremo para demostrarle hasta a los hombres más pecadores que Dios los amaba. Lucas 8 nos cuenta de una ocasión en que Jesús había predicado y ministrado todo el día y luego se subió a una barca y dijo: "Crucemos al otro lado del lago" (Lucas 8.22). No les dijo por qué quería ir allá, solo dijo nos vamos.
No fue un trayecto fácil. Les salieron al encuentro vientos huracanados tan fuertes que los discípulos pensaron que iban a morir, hasta que Jesús reprendió a la tormenta y la detuvo.
¿Sabe con quién se encontraron al llegar al otro lado del lago? Con un hombre tan lleno de espíritus malignos que nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Vivía de desperdicios y de restos humanos en los sepulcros, y se golpeaba y cortaba el cuerpo. Era un hombre que quería ser libre pero no podía.
Cuando aquel hombre vio a Jesús, corrió hacia Él, quizá con la intención de matarlo, pero al acercarse a Jesús quedó ante la presencia de Dios y aquellos poderes demoníacos tuvieron que postrarse.
En ese mismo instante y lugar, Jesús liberó al endemoniado de los sepulcros. Expulsó a los demonios y le puso en libertad.
Piense en los extremos a que fue Jesús para alcanzar a ese hombre. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué atravesó el lago si estaba tan cansado que se quedó dormido tan pronto zarparon? ¿Por qué estuvo dispuesto a pasar por la tormenta?
Estoy convencida de que fue porque Dios oyó el clamor de un hombre angustiado y le dijo a Jesús: "Ve a ayudarlo. No me importa que viva en los sepulcros, no me importa cuán atado esté por la perversión, no me importa su aspecto, su olor ni su conducta. Yo lo amo, por eso quiero que vayas donde está y lo hagas libre".
Al ver la vida de Jesús es evidente que el comunicó amor más que cualquier otra cosa. su misión en la tierra fue expresar, es decir, encarnar y personificar el amor de Dios.
Él se fue al extremo para demostrarle hasta a los hombres más pecadores que Dios los amaba. Lucas 8 nos cuenta de una ocasión en que Jesús había predicado y ministrado todo el día y luego se subió a una barca y dijo: "Crucemos al otro lado del lago" (Lucas 8.22). No les dijo por qué quería ir allá, solo dijo nos vamos.
No fue un trayecto fácil. Les salieron al encuentro vientos huracanados tan fuertes que los discípulos pensaron que iban a morir, hasta que Jesús reprendió a la tormenta y la detuvo.
¿Sabe con quién se encontraron al llegar al otro lado del lago? Con un hombre tan lleno de espíritus malignos que nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Vivía de desperdicios y de restos humanos en los sepulcros, y se golpeaba y cortaba el cuerpo. Era un hombre que quería ser libre pero no podía.
Cuando aquel hombre vio a Jesús, corrió hacia Él, quizá con la intención de matarlo, pero al acercarse a Jesús quedó ante la presencia de Dios y aquellos poderes demoníacos tuvieron que postrarse.
En ese mismo instante y lugar, Jesús liberó al endemoniado de los sepulcros. Expulsó a los demonios y le puso en libertad.
Piense en los extremos a que fue Jesús para alcanzar a ese hombre. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué atravesó el lago si estaba tan cansado que se quedó dormido tan pronto zarparon? ¿Por qué estuvo dispuesto a pasar por la tormenta?
Estoy convencida de que fue porque Dios oyó el clamor de un hombre angustiado y le dijo a Jesús: "Ve a ayudarlo. No me importa que viva en los sepulcros, no me importa cuán atado esté por la perversión, no me importa su aspecto, su olor ni su conducta. Yo lo amo, por eso quiero que vayas donde está y lo hagas libre".
viernes, noviembre 30, 2007
La abundancia del corazón
En Mateo 12:34-35 dice: "¡Generación de vívoras!, ¿cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas".
Aquí Jesús nos dice que nuestras palabras revelan con qué hemos estado constantemente llenando nuestros corazones. A medida que llenemos nuestros corazones con la Palabra de Dios y la creamos, la fe se derramará en nuestras palabras. Esas palabras llenas de fe tienen poder y afectarán nuestras circunstancias.
Del buen tesoro de nuestros corazones, buenas cosas saldrán.
Si usted no tiene un buen tesoro almacenado en su corazón (si usted no está creyendo las cosas correctas) usted puede cambiar lo que cree. Simplemente vaya a la Palabra, vea lo que Dios dice de su situación y afirme: "Ese es el camino. Le hago honor a esa Palabra y hago lo que dice". Es así como usted introduce la Palabra en su corazón.
Al llenar su corazón con la Palabra de Dios se establece el Reino de Dios en su corazón. Ella le da las palabras del dominio de Dios.
En Mateo 6:22-23 Jesús dijo: "La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?" En otras plabras, en qué pone usted su atención es de vital importancia.
La entrada a su corazón es a través de sus ojos y oídos. El "ojo" de la fe ve la Palabra de Dios en vez de ver las circunstancias. Usted puede tener un "ojo" sano siguiendo las instrucciones de Dios: "Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida" (Proverbios 4:23).
Lo que permitamos que entre a nuestros corazones afecta a todas las partes de nuestras vidas.
Si dedicamos tiempo a la Palabra hasta que inunde nuestros corazones, nos dice el Salmo 119:105 que será una lámpara a nuestros pies y una luz en nuestro camino. Pero si estamos llenando nuestros corazones con información mundana: viendo películas y televisión mundanas, leyendo libros y revistas mundanas; nuestros corazones no estarán llenos de luz. Con solo renovar nuestras mentes con la Palabra de Dios (Romanos 12:2), serán nuestros corazones inundados de luz.
A medida que usted renueva su mente con la Palabra, usted aprende a pensar como piensa Dios y tomará decisiones correctas, será bendecido. Es de lo que está hablando Mateo 6:33 cuando dice: "mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas".
Si Dios verdaderamente gobierna en su corazón, si Él es el Señor de su vida y usted hace lo que Él dice, entonces el reino de Dios (su dominio, presencia, poder, gloria y unción) fluirá continuamente de usted y ejercerá autoridad sobre las cosas que vengan en su contra. Ese es el plan de domino de Dios. Las palabras de autoridad son palabras de fe que salen del corazón.
Aquí Jesús nos dice que nuestras palabras revelan con qué hemos estado constantemente llenando nuestros corazones. A medida que llenemos nuestros corazones con la Palabra de Dios y la creamos, la fe se derramará en nuestras palabras. Esas palabras llenas de fe tienen poder y afectarán nuestras circunstancias.
Del buen tesoro de nuestros corazones, buenas cosas saldrán.
Si usted no tiene un buen tesoro almacenado en su corazón (si usted no está creyendo las cosas correctas) usted puede cambiar lo que cree. Simplemente vaya a la Palabra, vea lo que Dios dice de su situación y afirme: "Ese es el camino. Le hago honor a esa Palabra y hago lo que dice". Es así como usted introduce la Palabra en su corazón.
Al llenar su corazón con la Palabra de Dios se establece el Reino de Dios en su corazón. Ella le da las palabras del dominio de Dios.
En Mateo 6:22-23 Jesús dijo: "La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?" En otras plabras, en qué pone usted su atención es de vital importancia.
La entrada a su corazón es a través de sus ojos y oídos. El "ojo" de la fe ve la Palabra de Dios en vez de ver las circunstancias. Usted puede tener un "ojo" sano siguiendo las instrucciones de Dios: "Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida" (Proverbios 4:23).
Lo que permitamos que entre a nuestros corazones afecta a todas las partes de nuestras vidas.
Si dedicamos tiempo a la Palabra hasta que inunde nuestros corazones, nos dice el Salmo 119:105 que será una lámpara a nuestros pies y una luz en nuestro camino. Pero si estamos llenando nuestros corazones con información mundana: viendo películas y televisión mundanas, leyendo libros y revistas mundanas; nuestros corazones no estarán llenos de luz. Con solo renovar nuestras mentes con la Palabra de Dios (Romanos 12:2), serán nuestros corazones inundados de luz.
A medida que usted renueva su mente con la Palabra, usted aprende a pensar como piensa Dios y tomará decisiones correctas, será bendecido. Es de lo que está hablando Mateo 6:33 cuando dice: "mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas".
Si Dios verdaderamente gobierna en su corazón, si Él es el Señor de su vida y usted hace lo que Él dice, entonces el reino de Dios (su dominio, presencia, poder, gloria y unción) fluirá continuamente de usted y ejercerá autoridad sobre las cosas que vengan en su contra. Ese es el plan de domino de Dios. Las palabras de autoridad son palabras de fe que salen del corazón.
jueves, noviembre 29, 2007
Más que un propósito de año nuevo
Esta es la época del año en la que muchas personas están haciendo buenos propósitos para el año nuevo. Para la mayoría estos buenos propósitos son sinceras intenciones de cambio. Desafortunadamente la mayor parte de esta gente no se da cuenta de que se están exponiendo al fracaso.
Un propósito de año nuevo promete traer alguna ganancia, pero carece del material necesario para producir esa ganancia. Cualquier propósito que trate de provocar una transformación mediante esfuerzos de la carne en vez del poder de Dios se expone al fracaso. Carece de substancia.
La victoria duradera nunca se gana mediante nuestra propia fuerza. El verdadero cambio y la victoria total ocurren solo cuando ejercitamos nuestra fe en el poder transformador de Dios: solo así.
Alguien comentaba en una ocacion -Soy graduada en entrenamiento personal e instructora de aeróbicos, y como tal a menudo me relaciono con gente que lucha contra la compulsión a comer demasiado u otras compulsiones. En su determinación por liberarse del yugo de estos hábitos destructivos, a menudo estas personas toman decisiones desesperadas. Siento pena y simpatía por ellas pues sé lo que es eso. Muchas veces estuve enfrascada en la misma lucha. Por más de la mitad de mi vida, estuve atada al hábito de comer demasiado. Estaba obsesionada con dietas y ejercicios. Perdí un total de 317 kilos en todos esos años en que estuve en el juego de pérdida y ganancia de peso. Hoy soy 100% libre y estoy gozando de la alegría que trae consigo esa libertad. Pero hubo una época en la que yo, al igual que muchos otros, empezaba cada año nuevo con nobles propósitos. Siempre esperaba que este año mi propósito fuera la solución; solo para verme otra vez fracasando y sintiéndome con el ánimo por los suelos-.
En teoría, los buenos propósitos suenan bien. En la práctica, sin embargo, se quedan cortos. Los propósitos desesperados no son otra cosa que métodos carnales que le hacen el juego a la estrategia engañosa de Satanás para que sigamos cayendo y frustrándonos hasta que al final perdamos toda esperanza de que seremos alguna vez libres.
Si Satanás puede hacer que usted siga en el ruedo de la carne, usando armas carnales para librar una guerra espiritual, Satanás puede vencerlo. Pero si usted va a tomar armas para luchar que no son carnales sino que vienen del poder de Dios, podrá derrotar al diablo y superar los hábitos destructivos en todas las áreas de su vida.
Jesús dijo que si somos constantes en su Palabra, conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres. (Juan 8:31-32). Así que no deje que el diablo lo haga caer en la trampa con otro ciclo de fracaso y decepción haciéndole caer en la tentación de una "solución rápida". Existe una salida. Pero va a necesitar más que un propósito de año nuevo-: tendrá que tomar una decisión firme, de manera que ponga su fe y su esperanza en Dios.
Mientras usted siga en la Palabra y ponga su confianza en Dios para que Él lo haga conforme a la imagen de su Hijo, ese poder quitacargas, destructor de yugos de Jesús el Ungido y su unción lo liberarán de la esclavitud del peso y del peso de la esclavitud. Usted puede, con toda seguridad, poner su esperanza y su confianza en Él, porque cuando el Hijo lo hace libre, ¡usted es verdaderamente libre!.
Un propósito de año nuevo promete traer alguna ganancia, pero carece del material necesario para producir esa ganancia. Cualquier propósito que trate de provocar una transformación mediante esfuerzos de la carne en vez del poder de Dios se expone al fracaso. Carece de substancia.
La victoria duradera nunca se gana mediante nuestra propia fuerza. El verdadero cambio y la victoria total ocurren solo cuando ejercitamos nuestra fe en el poder transformador de Dios: solo así.
Alguien comentaba en una ocacion -Soy graduada en entrenamiento personal e instructora de aeróbicos, y como tal a menudo me relaciono con gente que lucha contra la compulsión a comer demasiado u otras compulsiones. En su determinación por liberarse del yugo de estos hábitos destructivos, a menudo estas personas toman decisiones desesperadas. Siento pena y simpatía por ellas pues sé lo que es eso. Muchas veces estuve enfrascada en la misma lucha. Por más de la mitad de mi vida, estuve atada al hábito de comer demasiado. Estaba obsesionada con dietas y ejercicios. Perdí un total de 317 kilos en todos esos años en que estuve en el juego de pérdida y ganancia de peso. Hoy soy 100% libre y estoy gozando de la alegría que trae consigo esa libertad. Pero hubo una época en la que yo, al igual que muchos otros, empezaba cada año nuevo con nobles propósitos. Siempre esperaba que este año mi propósito fuera la solución; solo para verme otra vez fracasando y sintiéndome con el ánimo por los suelos-.
En teoría, los buenos propósitos suenan bien. En la práctica, sin embargo, se quedan cortos. Los propósitos desesperados no son otra cosa que métodos carnales que le hacen el juego a la estrategia engañosa de Satanás para que sigamos cayendo y frustrándonos hasta que al final perdamos toda esperanza de que seremos alguna vez libres.
Si Satanás puede hacer que usted siga en el ruedo de la carne, usando armas carnales para librar una guerra espiritual, Satanás puede vencerlo. Pero si usted va a tomar armas para luchar que no son carnales sino que vienen del poder de Dios, podrá derrotar al diablo y superar los hábitos destructivos en todas las áreas de su vida.
Jesús dijo que si somos constantes en su Palabra, conoceremos la verdad y la verdad nos hará libres. (Juan 8:31-32). Así que no deje que el diablo lo haga caer en la trampa con otro ciclo de fracaso y decepción haciéndole caer en la tentación de una "solución rápida". Existe una salida. Pero va a necesitar más que un propósito de año nuevo-: tendrá que tomar una decisión firme, de manera que ponga su fe y su esperanza en Dios.
Mientras usted siga en la Palabra y ponga su confianza en Dios para que Él lo haga conforme a la imagen de su Hijo, ese poder quitacargas, destructor de yugos de Jesús el Ungido y su unción lo liberarán de la esclavitud del peso y del peso de la esclavitud. Usted puede, con toda seguridad, poner su esperanza y su confianza en Él, porque cuando el Hijo lo hace libre, ¡usted es verdaderamente libre!.
miércoles, noviembre 28, 2007
Cómo prosperar de adentro hacia afuera
Lo admitan o no, a una gran cantidad de creyentes se les hace difícil creer —creer de verdad— que puedan prosperar económicamente. Usted les podrá mostrar lo que la palabra de Dios dice, los podrá saturar con las escrituras que demuestran que la voluntad de Dios para ellos es la prosperidad, y ellos van a estar de acuerdo con cada palabra.
Pero se irán a sus casas y seguirán viviendo en pobreza. Cuando ven esa montaña de cuentas por pagar, la economía que se derrumba y sus trabajos sin futuro, simplemente no pueden ver cómo Dios podría hacerlos prosperar. «Después de todo, ¿qué va a hacer Él? —se preguntan ellos— ¿Va ordenar que bajen billetes de los árboles?
¿Cómo Dios prospera a su pueblo? Es una buena pregunta que merece una respuesta, y usted la puede encontrar en 3 Juan 2. El anciano apóstol Juan escribe por inspiración del Espíritu Santo: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma».
Quiero que note algo. Esa Escritura no dice, «yo oro para que tú seas prosperado conforme prospera la economía o conforme tu jefe decida ascenderte de puesto»; sino que dice «oro para que seas prosperado, así como prospera tu alma». Es ahí donde la mayoría de los creyentes se equivocan en cuanto a la prosperidad económica. Se concentran en las situaciones externas, pensando que es ahí donde están sus esperanzas. Pero Dios no trabaja de afuera hacia dentro, sino de adentro hacia afuera.
Él lo bendecirá a usted materialmente conforme su alma prospere en su Palabra. Luego, cuando las semillas de la prosperidad hayan sido sembradas en su mente, en su voluntad y en su corazón, y cuando usted deje que esas semillas broten, entonces producirán una gran cosecha material no importa cuán malas estén las condiciones alrededor de usted.
Santiago 1:5-6 dice: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra».
No obstante, permítame advertirle una vez más. No se trata de leer unos cuantos versículos cada día y esperar ser prosperado. Sino que estamos hablando de escudriñar la Palabra y meterse en ella hasta que el Espíritu Santo empiece a hablarle y hasta que usted desarrolle una fe inconmovible. Eso no es algo que sucede de la noche a la mañana. Como agricultor espiritual, usted debe sembrar, deshierbar y regar la Palabra en su corazón. Va a tomar tiempo y esfuerzo, pero créame, la cosecha bien valdrá la pena.
Pero se irán a sus casas y seguirán viviendo en pobreza. Cuando ven esa montaña de cuentas por pagar, la economía que se derrumba y sus trabajos sin futuro, simplemente no pueden ver cómo Dios podría hacerlos prosperar. «Después de todo, ¿qué va a hacer Él? —se preguntan ellos— ¿Va ordenar que bajen billetes de los árboles?
¿Cómo Dios prospera a su pueblo? Es una buena pregunta que merece una respuesta, y usted la puede encontrar en 3 Juan 2. El anciano apóstol Juan escribe por inspiración del Espíritu Santo: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma».
Quiero que note algo. Esa Escritura no dice, «yo oro para que tú seas prosperado conforme prospera la economía o conforme tu jefe decida ascenderte de puesto»; sino que dice «oro para que seas prosperado, así como prospera tu alma». Es ahí donde la mayoría de los creyentes se equivocan en cuanto a la prosperidad económica. Se concentran en las situaciones externas, pensando que es ahí donde están sus esperanzas. Pero Dios no trabaja de afuera hacia dentro, sino de adentro hacia afuera.
Él lo bendecirá a usted materialmente conforme su alma prospere en su Palabra. Luego, cuando las semillas de la prosperidad hayan sido sembradas en su mente, en su voluntad y en su corazón, y cuando usted deje que esas semillas broten, entonces producirán una gran cosecha material no importa cuán malas estén las condiciones alrededor de usted.
Santiago 1:5-6 dice: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra».
No obstante, permítame advertirle una vez más. No se trata de leer unos cuantos versículos cada día y esperar ser prosperado. Sino que estamos hablando de escudriñar la Palabra y meterse en ella hasta que el Espíritu Santo empiece a hablarle y hasta que usted desarrolle una fe inconmovible. Eso no es algo que sucede de la noche a la mañana. Como agricultor espiritual, usted debe sembrar, deshierbar y regar la Palabra en su corazón. Va a tomar tiempo y esfuerzo, pero créame, la cosecha bien valdrá la pena.
martes, noviembre 27, 2007
Impacta a Dios con tu fe
Imagínese lo que es tener suficiente fe como para impresionar a Dios. ¿Le parece eso algo exagerado? En Mateo 8, un centurión (oficial al mando en el ejército romano) vino a ver a Jesús para interceder por su siervo quien estaba enfermo y atormentado.
Cuando Jesús se ofreció ir a la casa del centurión y sanar al siervo, el oficial respondió: "Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi criado sanará" (verso 8).
Este era un hombre que conocía el poder de las palabras. Después de todo, él era un oficial en el ejército. Cuando el hablaba, todos le prestaban atención y hacían lo que él ordenaba. En este caso, Jesús hizo también lo que el centurión le pidió.
¿Por qué respondió Jesús con tanta rapidez? Porque las palabras de aquel hombre estaban llenas de fe.
En más, al oír la respuesta del centurión, Jesús se asombró y dijo: "De cierto os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe" (versículo 10).
La fe que tanto impresionó a Jesús fue que el centurión estuvo dispuesto a creer sin pedir alguna señal espectacular o algún milagro del cielo. La Palabra era lo único que él necesitaba para creer que Jesucristo podía sanar a su siervo. “Solamente di la palabra…”, dijo el centurión. Y en aquella misma hora su siervo fue sanado.
Cuando Jesús se ofreció ir a la casa del centurión y sanar al siervo, el oficial respondió: "Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi criado sanará" (verso 8).
Este era un hombre que conocía el poder de las palabras. Después de todo, él era un oficial en el ejército. Cuando el hablaba, todos le prestaban atención y hacían lo que él ordenaba. En este caso, Jesús hizo también lo que el centurión le pidió.
¿Por qué respondió Jesús con tanta rapidez? Porque las palabras de aquel hombre estaban llenas de fe.
En más, al oír la respuesta del centurión, Jesús se asombró y dijo: "De cierto os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe" (versículo 10).
La fe que tanto impresionó a Jesús fue que el centurión estuvo dispuesto a creer sin pedir alguna señal espectacular o algún milagro del cielo. La Palabra era lo único que él necesitaba para creer que Jesucristo podía sanar a su siervo. “Solamente di la palabra…”, dijo el centurión. Y en aquella misma hora su siervo fue sanado.
lunes, noviembre 26, 2007
El amor nunca deja de ser
Estoy seguro de que usted no desea caer en eso; yo tampoco. Pero podemos evitarlo. ¿Cómo? Tenemos que darle prioridad al mandamiento de amar en nuestra vida. En lugar de ponernos a pensar cuánto nos han ofendido, pensemos en en el amor de Dios por nosotros y en todo lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz. Evitaremos la discordia si ponemos en práctica nuestro amor por el Señor.
Si alguien le saca de quicio, diga: “No puedo altercar con esa persona, no importa lo que haya hecho. Estaría desobedeciendo al Comandante en Jefe. Estaría irrespetando al Dios que amo”.
Si una vez que haya dicho esas palabras aún se siente tentado a decir algo feo, ¡cierre la boca! No deje salir las palabras de ira y discordia de su corazón. Santiago 3:6 dice que esas palabras son como astillas que el infierno mismo utiliza para incendiar todo su ser. Así que no las diga; no empiece el fuego.
En lugar de eso, dé un paso de fe y responda en amor. Haga y diga lo que el amor haría y diría: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y el conocimiento se acabará” (1 Corintios 13:4-8).
Cuanto más practique el mandamiento de amar, más cimentado y arraigado estará en el amor. Y sin que se dé cuenta, andar en amor dejará de ser un mandamiento. Se convertirá en un honor, un privilegio y un gozo. No querrá vivir de ninguna otra manera. La semilla del amor estará creciendo en usted. Estará cimentado y arraigado en el amor. Empezará a conocer el amor de Dios, y al Dios de amor.
Si continúa andando en amor, cada día que salga de su casa estará rebosando un poco más de la presencia del Señor. Cada día estará viviendo más la vida a la que fue llamado y para la cual fue creado: ¡una vida llena de la plenitud de Dios!
Si alguien le saca de quicio, diga: “No puedo altercar con esa persona, no importa lo que haya hecho. Estaría desobedeciendo al Comandante en Jefe. Estaría irrespetando al Dios que amo”.
Si una vez que haya dicho esas palabras aún se siente tentado a decir algo feo, ¡cierre la boca! No deje salir las palabras de ira y discordia de su corazón. Santiago 3:6 dice que esas palabras son como astillas que el infierno mismo utiliza para incendiar todo su ser. Así que no las diga; no empiece el fuego.
En lugar de eso, dé un paso de fe y responda en amor. Haga y diga lo que el amor haría y diría: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, cesarán las lenguas y el conocimiento se acabará” (1 Corintios 13:4-8).
Cuanto más practique el mandamiento de amar, más cimentado y arraigado estará en el amor. Y sin que se dé cuenta, andar en amor dejará de ser un mandamiento. Se convertirá en un honor, un privilegio y un gozo. No querrá vivir de ninguna otra manera. La semilla del amor estará creciendo en usted. Estará cimentado y arraigado en el amor. Empezará a conocer el amor de Dios, y al Dios de amor.
Si continúa andando en amor, cada día que salga de su casa estará rebosando un poco más de la presencia del Señor. Cada día estará viviendo más la vida a la que fue llamado y para la cual fue creado: ¡una vida llena de la plenitud de Dios!
viernes, noviembre 23, 2007
¿Puede el enemigo llevarle cautivo?
“Bien, hermano –dirá usted–. Pero no puedo evitar el ofenderme cuando alguien me trata mal. Dios lo sabe. Además, esas advertencias contra la contienda están en al Antiguo Testamento. Como cristianos estamos bajo el Nuevo Pacto; estamos bajo la gracia. Las cosas son diferentes ahora”.
De acuerdo, y gracias a Dios que son diferentes. Tenemos la sangre de Cristo que nos limpia del pecado y la iniquidad. Hemos nacido de nuevo y se nos ha impartido la naturaleza de Dios. Ya no tenemos que ser esclavos del diablo. Somos diferentes, pero el pecado no ha cambiado.
El pecado es tan pecaminoso como siempre. La discordia es tan peligrosa ahora como lo fue cuando se escribió el libro de Proverbios. Si tiene dudas, mire lo que dice Romanos 13:13. Ahí se nos insta a que “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y libertinaje, no en contiendas y envidia”.
Ese versículo no solo nos advierte, como creyentes neotestamentarios, a dejar la contienda, sino que pone a esta con muy mala compañía. La cataloga junto con la lujuría y la borrachera. 1 Corintios 3:1-3 confirma esa perspectiva. Ahí el apóstol Pablo les dice a los creyentes de Corinto que debido a la discordia no habían podido madurar y seguían siendo carnales (o mundanos). Él escribe: “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, no alimento sólido, porque aún no erais capaces; ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales. En efecto, habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres?”
¡Imagínese tal cosa! Debido a la discordia entre ellos, el apóstol Pablo no podía enseñarles el alimento sólido de la Palabra. La congregación había descendido a tal condición espiritual que estaba funcionando como un grupo de incrédulos y mundanos.
La discordia hará lo mismo entre nosotros hoy en día. Entorpecerá nuestros sentidos espirituales. No nos dejará escuchar la voz de Dios. Si hay discordia entre nosotros o si nos sentimos ofendidos por alguien, si no nos arrepentimos y arreglamos las cosas, terminaremos diciendo: “Dios nunca me oye ni me habla”.
Tenga presente que Dios nunca deja de hablarnos; Él no es un Padre ausente. Siempre está hablándonos, aconsejándonos, animándonos y edificándonos. Pero no podemos verlo así cuando hay discordia entre nosotros.
Mire otra vez la última parte de ese versículo. Dice que el diablo tiene cautivos a los que son amigos de contiendas y discordias; son sus títeres.
Eso es algo muy serio y debemos tener presente que puede pasarnos lo mismo. Si andamos en contienda y discordia, si peleamos por poder y control o si nos ofendemos porque no nos tratan bien, terminaremos siendo cautivos del diablo. Nos pondrá a trabajar para él con solo tirar de la cuerda de la discordia. Y cuando lo haga, perderemos los estribos por cualquier cosa sin darnos cuenta, y terminaremos siendo sus siervos.
De acuerdo, y gracias a Dios que son diferentes. Tenemos la sangre de Cristo que nos limpia del pecado y la iniquidad. Hemos nacido de nuevo y se nos ha impartido la naturaleza de Dios. Ya no tenemos que ser esclavos del diablo. Somos diferentes, pero el pecado no ha cambiado.
El pecado es tan pecaminoso como siempre. La discordia es tan peligrosa ahora como lo fue cuando se escribió el libro de Proverbios. Si tiene dudas, mire lo que dice Romanos 13:13. Ahí se nos insta a que “Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y libertinaje, no en contiendas y envidia”.
Ese versículo no solo nos advierte, como creyentes neotestamentarios, a dejar la contienda, sino que pone a esta con muy mala compañía. La cataloga junto con la lujuría y la borrachera. 1 Corintios 3:1-3 confirma esa perspectiva. Ahí el apóstol Pablo les dice a los creyentes de Corinto que debido a la discordia no habían podido madurar y seguían siendo carnales (o mundanos). Él escribe: “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, no alimento sólido, porque aún no erais capaces; ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales. En efecto, habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres?”
¡Imagínese tal cosa! Debido a la discordia entre ellos, el apóstol Pablo no podía enseñarles el alimento sólido de la Palabra. La congregación había descendido a tal condición espiritual que estaba funcionando como un grupo de incrédulos y mundanos.
La discordia hará lo mismo entre nosotros hoy en día. Entorpecerá nuestros sentidos espirituales. No nos dejará escuchar la voz de Dios. Si hay discordia entre nosotros o si nos sentimos ofendidos por alguien, si no nos arrepentimos y arreglamos las cosas, terminaremos diciendo: “Dios nunca me oye ni me habla”.
Tenga presente que Dios nunca deja de hablarnos; Él no es un Padre ausente. Siempre está hablándonos, aconsejándonos, animándonos y edificándonos. Pero no podemos verlo así cuando hay discordia entre nosotros.
Mire otra vez la última parte de ese versículo. Dice que el diablo tiene cautivos a los que son amigos de contiendas y discordias; son sus títeres.
Eso es algo muy serio y debemos tener presente que puede pasarnos lo mismo. Si andamos en contienda y discordia, si peleamos por poder y control o si nos ofendemos porque no nos tratan bien, terminaremos siendo cautivos del diablo. Nos pondrá a trabajar para él con solo tirar de la cuerda de la discordia. Y cuando lo haga, perderemos los estribos por cualquier cosa sin darnos cuenta, y terminaremos siendo sus siervos.
jueves, noviembre 22, 2007
Evite la discordia como si fuera una serpiente venenosa
No sin razón se nos dice en Efesios 4:26-27: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”.
Dar lugar al diablo en nuestra vida por medio de la ofensa y la discordia, es como abrirle la puerta para que entre a robarnos la Palabra; y la Palabra es la que nos sana, nos protege, nos libra de la maldición y nos traslada a una vida de bendición. Y lo más importante: la Palabra es la que nos arraiga y nos cimenta en el amor de Dios.
Si de veras entendiéramos el mal que causa la discordia, la evitaríamos como a una serpiente venenosa; no tendríamos nada que ver con ella. Pero la mayoría de los creyentes nunca ha considerado seriamente lo que la Biblia dice acerca de la discordia, nunca ha dado importancia a versículos como:
Proverbios 10:12: “El odio despierta rencillas, pero el amor cubre todas las faltas”.
Proverbios 15:18: “El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua”.
Proverbios 16:27-28: “El hombre perverso cava en busca del mal; en sus labios hay como una llama de fuego. El hombre perverso promueve contienda, y el chismoso separa a los mejores amigos”.
Proverbios 17:14: El que inicia la discordia es como quien suelta las aguas, ¡abandona, pues, la contienda, antes que se complique!
La palabra que se traduce “contienda” o “discordia” implica falta de armonía, desacuerdo, lucha por la superioridad o por un puesto. La discordia, la contienda, surge cuando uno teme que alguien se va a aprovechar de uno. La discordia dice: tengo que pelear por lo que es mío.
Los creyentes (persona que cree en Dios) que han alcanzado cierto grado de madurez espiritual saben que es mejor no pensar de esa manera. Saben que es mejor no ponerse a pelear cuando alguien les dice algo para ofenderlos. Espiritualmente, son lo suficientemente maduros como para ponerse a discutir con el pastor por algo que dijo, aunque no estén de acuerdo con él.
Así que el diablo los sorprende; les envía un diácono, que parece muy piadoso, quien se les acerca sigilosamente y les dice: “¿qué opina usted de la decisión del pastor en cuanto a ese programa? ¿En realidad cree usted que él tomó la decisión correcta?”
El creyente (persona que cree en Dios) sabio cortará esa conversación ahí mismo; rehusará ponerse a discutir (aun mentalmente) sobre la decisión del pastor; reconocerá que el diablo está tratando de causar división en la iglesia, y por eso pondrá fin a esa discordia ahí mismo. Él dirá: “Mire, hermano. Yo apoyo al pastor y a la iglesia, y estoy entregado a Cristo. No sé por qué el pastor tomó esa decisión, pero ya lo hizo; así que es mejor que estemos unidos y lo apoyemos. Es más, ¿por qué no oramos por él en este momento?”
Esa clase de reacción pone coto a la contienda y pone en movimiento el amor de Dios.
Dar lugar al diablo en nuestra vida por medio de la ofensa y la discordia, es como abrirle la puerta para que entre a robarnos la Palabra; y la Palabra es la que nos sana, nos protege, nos libra de la maldición y nos traslada a una vida de bendición. Y lo más importante: la Palabra es la que nos arraiga y nos cimenta en el amor de Dios.
Si de veras entendiéramos el mal que causa la discordia, la evitaríamos como a una serpiente venenosa; no tendríamos nada que ver con ella. Pero la mayoría de los creyentes nunca ha considerado seriamente lo que la Biblia dice acerca de la discordia, nunca ha dado importancia a versículos como:
Proverbios 10:12: “El odio despierta rencillas, pero el amor cubre todas las faltas”.
Proverbios 15:18: “El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua”.
Proverbios 16:27-28: “El hombre perverso cava en busca del mal; en sus labios hay como una llama de fuego. El hombre perverso promueve contienda, y el chismoso separa a los mejores amigos”.
Proverbios 17:14: El que inicia la discordia es como quien suelta las aguas, ¡abandona, pues, la contienda, antes que se complique!
La palabra que se traduce “contienda” o “discordia” implica falta de armonía, desacuerdo, lucha por la superioridad o por un puesto. La discordia, la contienda, surge cuando uno teme que alguien se va a aprovechar de uno. La discordia dice: tengo que pelear por lo que es mío.
Los creyentes (persona que cree en Dios) que han alcanzado cierto grado de madurez espiritual saben que es mejor no pensar de esa manera. Saben que es mejor no ponerse a pelear cuando alguien les dice algo para ofenderlos. Espiritualmente, son lo suficientemente maduros como para ponerse a discutir con el pastor por algo que dijo, aunque no estén de acuerdo con él.
Así que el diablo los sorprende; les envía un diácono, que parece muy piadoso, quien se les acerca sigilosamente y les dice: “¿qué opina usted de la decisión del pastor en cuanto a ese programa? ¿En realidad cree usted que él tomó la decisión correcta?”
El creyente (persona que cree en Dios) sabio cortará esa conversación ahí mismo; rehusará ponerse a discutir (aun mentalmente) sobre la decisión del pastor; reconocerá que el diablo está tratando de causar división en la iglesia, y por eso pondrá fin a esa discordia ahí mismo. Él dirá: “Mire, hermano. Yo apoyo al pastor y a la iglesia, y estoy entregado a Cristo. No sé por qué el pastor tomó esa decisión, pero ya lo hizo; así que es mejor que estemos unidos y lo apoyemos. Es más, ¿por qué no oramos por él en este momento?”
Esa clase de reacción pone coto a la contienda y pone en movimiento el amor de Dios.
miércoles, noviembre 21, 2007
INICIE CON UNA SEMILLA
Usted quizá diga: “Bueno. La verdad es que no sé cómo podría pasar eso. No veo cómo la plenitud de Dios podría ser una realidad en mi vida”.
Pues, si leemos el pasaje de Efesios 3: 14-21, nos daremos cuenta de que ahí dice exactamente cómo ser llenos de la plenitud de Dios. Debemos estar arraigados y cimentados en su amor. Debemos cultivar tal conocimiento y experiencia del amor de Dios que empezamos a comprender todo su alcance.
Como Dios es amor, cuando conocemos y vivimos su amor plenamente, estamos dando a conocer a Dios en su plenitud.
Sin embargo, ese conocimiento pleno del amor de Dios no nos cae del cielo como por arte de magia, si no que debe crecer en nosotros. Y, al igual que todas las cosas que crecen, debe empezar con una semilla. Esa semilla es el mandamiento de amar que encontramos en Mateo 22: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente… . Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (versículos 37 y 39).
Como creyentes nuevos, cuando leemos ese mandamiento de amar por primera vez, tenemos muy poco conocimiento al respecto. Pero al empezar a meditar en este mandamiento, a confesarlo y a ponerlo en práctica en nuestra vida, empieza a arraigarse en nuestro corazón y en nuestra mente. Y si seguimos adelante, llegaremos a estar tan cimentados en este mandamiento que empezaremos a juzgar nuestra vida por lo que éste dice.
Entonces, por ejemplo, si alguien nos dice algo feo, en lugar de responder de una manera fea, empezamos a buscar el modo de guardar el mandamiento para responder en amor.
Cuanto más nos sometemos al amor, más crece y se fortalece la revelación del amor de Dios en nosotros. Nuestro conocimiento de ese amor aumenta y, como resultado, nuestras vidas serán más y más llenas de la plenitud de Dios.
Pues, si leemos el pasaje de Efesios 3: 14-21, nos daremos cuenta de que ahí dice exactamente cómo ser llenos de la plenitud de Dios. Debemos estar arraigados y cimentados en su amor. Debemos cultivar tal conocimiento y experiencia del amor de Dios que empezamos a comprender todo su alcance.
Como Dios es amor, cuando conocemos y vivimos su amor plenamente, estamos dando a conocer a Dios en su plenitud.
Sin embargo, ese conocimiento pleno del amor de Dios no nos cae del cielo como por arte de magia, si no que debe crecer en nosotros. Y, al igual que todas las cosas que crecen, debe empezar con una semilla. Esa semilla es el mandamiento de amar que encontramos en Mateo 22: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente… . Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (versículos 37 y 39).
Como creyentes nuevos, cuando leemos ese mandamiento de amar por primera vez, tenemos muy poco conocimiento al respecto. Pero al empezar a meditar en este mandamiento, a confesarlo y a ponerlo en práctica en nuestra vida, empieza a arraigarse en nuestro corazón y en nuestra mente. Y si seguimos adelante, llegaremos a estar tan cimentados en este mandamiento que empezaremos a juzgar nuestra vida por lo que éste dice.
Entonces, por ejemplo, si alguien nos dice algo feo, en lugar de responder de una manera fea, empezamos a buscar el modo de guardar el mandamiento para responder en amor.
Cuanto más nos sometemos al amor, más crece y se fortalece la revelación del amor de Dios en nosotros. Nuestro conocimiento de ese amor aumenta y, como resultado, nuestras vidas serán más y más llenas de la plenitud de Dios.
martes, noviembre 20, 2007
Todo es posible si puedes creer
¿Qué le está diciendo el Espíritu de Dios hoy? ¿Qué le está diciendo acerca de su desarrollo espiritual, de su familia y de sus finanzas? Si usted está pasando por alguna dificultad, ¿le ha Él hablado alguna palabra de victoria?
Como hijo de Dios nacido de nuevo usted debería saber la respuesta a esas preguntas.
Considere por un momento lo que sería su vida si usted fuera lleno del amor de Dios. ¿Qué pasaría si usted estuviera rebosando de la presencia de Jesucristo todos los días cuando sale de su casa? ¿Qué pasaría si pudiera vivir en la plenitud del amor, de la sabiduría y del poder de Dios?
Si usted se encuentra en esa situación, voy a ser franco con usted. Es mejor que busque a Dios y le pregunte lo que usted debe hacer. Es mejor que guarde silencio y ponga atención a lo que Él tenga que decirle. Es mejore que se despoje del temor y empiece a confiar en Dios, porque si no, el diablo se va a aprovechar al máximo de usted.
Sin duda, su vida sería asombrosa.
Sin embargo, esa clase de vida sobrepasa las aspiraciones que la mayoría de los creyentes tienen. Muchos hasta pondrían en tela de juicio que tal vida sea posible. No creen que nadie en esta vida pueda alcanzar tal nivel espiritual.
Sin embargo, de acuerdo al Nuevo Testamento, están equivocados. En sus páginas vemos que esa es exactamente la clase de vida que los creyentes están llamados a vivir. Es la clase de vida que el apóstol Pablo tenía presente cuando, por inspiración del Espíritu Santo, escribió la oración de Efesios 3:14-21:
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo (de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra), para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
No hay duda de que Pablo creyó que era posible para los hijos de Dios pueden ser llenos de su plenitud. Él confiaba en que el poder de Dios podía hacer (por el gran poder del Espíritu Santo que habita en nosotros) más de lo que nuestro pequeño cerebro pudiera imaginarse.
Pablo sabía, por revelación divina, que Dios puede glorificarse por medio de nosotros.
Todo es posible si puedes creer
Como hijo de Dios nacido de nuevo usted debería saber la respuesta a esas preguntas.
Considere por un momento lo que sería su vida si usted fuera lleno del amor de Dios. ¿Qué pasaría si usted estuviera rebosando de la presencia de Jesucristo todos los días cuando sale de su casa? ¿Qué pasaría si pudiera vivir en la plenitud del amor, de la sabiduría y del poder de Dios?
Si usted se encuentra en esa situación, voy a ser franco con usted. Es mejor que busque a Dios y le pregunte lo que usted debe hacer. Es mejor que guarde silencio y ponga atención a lo que Él tenga que decirle. Es mejore que se despoje del temor y empiece a confiar en Dios, porque si no, el diablo se va a aprovechar al máximo de usted.
Sin duda, su vida sería asombrosa.
Sin embargo, esa clase de vida sobrepasa las aspiraciones que la mayoría de los creyentes tienen. Muchos hasta pondrían en tela de juicio que tal vida sea posible. No creen que nadie en esta vida pueda alcanzar tal nivel espiritual.
Sin embargo, de acuerdo al Nuevo Testamento, están equivocados. En sus páginas vemos que esa es exactamente la clase de vida que los creyentes están llamados a vivir. Es la clase de vida que el apóstol Pablo tenía presente cuando, por inspiración del Espíritu Santo, escribió la oración de Efesios 3:14-21:
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo (de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra), para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
No hay duda de que Pablo creyó que era posible para los hijos de Dios pueden ser llenos de su plenitud. Él confiaba en que el poder de Dios podía hacer (por el gran poder del Espíritu Santo que habita en nosotros) más de lo que nuestro pequeño cerebro pudiera imaginarse.
Pablo sabía, por revelación divina, que Dios puede glorificarse por medio de nosotros.
Todo es posible si puedes creer
lunes, noviembre 19, 2007
En olor fragante a Dios
Sed, pues, imitadores de Dios[a] como hijos amados.
2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
3 Pero fornicación y toda impureza o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.
4 Tampoco digáis palabras deshonestas, ni necedades, ni groserías que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.
5 Sabéis esto, que ningún fornicario o inmundo o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
7 No seáis, pues, partícipes con ellos,
8 porque en otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz[i]
9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),[
10 comprobando lo que es agradable al Señor.
11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas,[m] sino más bien reprendedlas,
12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.
13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas, porque la luz es lo que manifiesta todo.
14 Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes,
y levántate de los muertos,
y te alumbrará Cristo.
15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
3 Pero fornicación y toda impureza o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.
4 Tampoco digáis palabras deshonestas, ni necedades, ni groserías que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.
5 Sabéis esto, que ningún fornicario o inmundo o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
7 No seáis, pues, partícipes con ellos,
8 porque en otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz[i]
9 (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),[
10 comprobando lo que es agradable al Señor.
11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas,[m] sino más bien reprendedlas,
12 porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.
13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas, porque la luz es lo que manifiesta todo.
14 Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes,
y levántate de los muertos,
y te alumbrará Cristo.
15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,
16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.
17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
viernes, noviembre 16, 2007
30 Principios para la vida (ultima parte)
Principio #21
La obediencia siempre trae bendición consigo. Lucas 11:28
Principio #22
Andar en el Espíritu es obedecer las indicaciones iniciales del Espíritu. Hechos 10:19
Principio #23
Jamás podremos superar a Dios en generosidad. 2 Corintios 9:8
Principio #24
Vivir la vida cristiana es permitir al Señor Jesús vivir su vida en y por medio de nosotros. Gálatas 2:20
Principio #25
Dios nos bendice para que nosotros podamos bendecir a otros. Efesios 4:28
Principio #26
La adversidad es un puente que nos conduce a una relación más profunda con Dios. Filipenses 3:10-11
Principio #27
No hay nada como la oración para ahorrar tiempo. 2 Tesalonicenses 3:1
Principio #28
Ningún creyente ha sido llamado a transitar solitario en su peregrinaje de fe.
Hebreos 10:24-25
Principio #29
Aprendemos más en nuestras experiencias por el valle de lágrimas que en las de la cumbre del éxito. Santiago 5:10
Principio #30
El deseo ferviente del regreso del Señor nos mantiene viviendo productivamente. Apocalipsis 22:11
La obediencia siempre trae bendición consigo. Lucas 11:28
Principio #22
Andar en el Espíritu es obedecer las indicaciones iniciales del Espíritu. Hechos 10:19
Principio #23
Jamás podremos superar a Dios en generosidad. 2 Corintios 9:8
Principio #24
Vivir la vida cristiana es permitir al Señor Jesús vivir su vida en y por medio de nosotros. Gálatas 2:20
Principio #25
Dios nos bendice para que nosotros podamos bendecir a otros. Efesios 4:28
Principio #26
La adversidad es un puente que nos conduce a una relación más profunda con Dios. Filipenses 3:10-11
Principio #27
No hay nada como la oración para ahorrar tiempo. 2 Tesalonicenses 3:1
Principio #28
Ningún creyente ha sido llamado a transitar solitario en su peregrinaje de fe.
Hebreos 10:24-25
Principio #29
Aprendemos más en nuestras experiencias por el valle de lágrimas que en las de la cumbre del éxito. Santiago 5:10
Principio #30
El deseo ferviente del regreso del Señor nos mantiene viviendo productivamente. Apocalipsis 22:11
jueves, noviembre 15, 2007
30 Principios para la vida (segunda parte)
Principio #11
Dios asume toda la responsabilidad en cuanto a nuestras necesidades, si lo obedecemos. Job 42:7-17
Principio #12
La paz con Dios es fruto de nuestra unidad con Él. Salmo 4:8
Principio #13
Escuchar a Dios es esencial para andar con Él. Salmo 81:8
Principio #14
Dios actúa a favor de quienes esperan en Él. Isaías 64:4
Principio #15
El quebrantamiento es el requisito de Dios para que seamos útiles al máximo. Jeremías 15:19
Principio #16
Todo lo que adquirimos fuera de la voluntad de Dios termina convirtiéndose en cenizas. Ezequiel 25:6-7
Principio #17
De rodillas somos más altos y más fuertes. Daniel 6:10-11
Principio #18
Como hijos del Dios soberano, jamás somos víctimas de nuestras circunstancias. Oseas 3:4-5
Principio #19Todo aquello a lo que nos aferremos, lo perderemos. Amós 6:6-7
Principio #20
Las decepciones son inevitables; el desánimo es por elección nuestra.
Habacuc 3:17-19
Dios asume toda la responsabilidad en cuanto a nuestras necesidades, si lo obedecemos. Job 42:7-17
Principio #12
La paz con Dios es fruto de nuestra unidad con Él. Salmo 4:8
Principio #13
Escuchar a Dios es esencial para andar con Él. Salmo 81:8
Principio #14
Dios actúa a favor de quienes esperan en Él. Isaías 64:4
Principio #15
El quebrantamiento es el requisito de Dios para que seamos útiles al máximo. Jeremías 15:19
Principio #16
Todo lo que adquirimos fuera de la voluntad de Dios termina convirtiéndose en cenizas. Ezequiel 25:6-7
Principio #17
De rodillas somos más altos y más fuertes. Daniel 6:10-11
Principio #18
Como hijos del Dios soberano, jamás somos víctimas de nuestras circunstancias. Oseas 3:4-5
Principio #19Todo aquello a lo que nos aferremos, lo perderemos. Amós 6:6-7
Principio #20
Las decepciones son inevitables; el desánimo es por elección nuestra.
Habacuc 3:17-19
miércoles, noviembre 14, 2007
30 Principios para la vida (primera parte)
Principio #1
Nuestra intimidad con Dios, que es su prioridad para nosotros, determina el impacto que causen nuestras vidas. Génesis1:26
Principio #2
Obedezcamos a Dios y dejemos las consecuencias en sus manos. Éxodo 19:5
Principio #3
La Palabra de Dios es ancla inconmovible en las tormentas. Números 23:19
Principio #4
Estar conscientes de la presencia de Dios nos da energías para desempeñar nuestro trabajo. Deuteronomio 20:1
Principio #5
Dios no nos demanda que entendamos su voluntad, sino que la obedezcamos aunque nos parezca poco razonable. Josué 3:8
Principio #6
Cosechamos lo que sembramos, más de lo que sembramos, después de sembrarlo. Jueces 2:1-4
Principio #7
Los momentos sombríos durarán solo el tiempo necesario para que Dios lleve a cabo su propósito en nosotros. 1 Samuel 30:1-6
Principio #8
Libremos nuestras batallas de rodillas y siempre obtendremos la victoria.
2 Samuel 15:31
Principio #9
Confiar en Dios quiere decir ver más allá de lo que podemos, hacia lo que Dios ve.
2 Reyes 6:17
Principio #10
Si es necesario, Dios moverá cielo y tierra para mostrarnos su voluntad.
2 Crónicas 20:12
Nuestra intimidad con Dios, que es su prioridad para nosotros, determina el impacto que causen nuestras vidas. Génesis1:26
Principio #2
Obedezcamos a Dios y dejemos las consecuencias en sus manos. Éxodo 19:5
Principio #3
La Palabra de Dios es ancla inconmovible en las tormentas. Números 23:19
Principio #4
Estar conscientes de la presencia de Dios nos da energías para desempeñar nuestro trabajo. Deuteronomio 20:1
Principio #5
Dios no nos demanda que entendamos su voluntad, sino que la obedezcamos aunque nos parezca poco razonable. Josué 3:8
Principio #6
Cosechamos lo que sembramos, más de lo que sembramos, después de sembrarlo. Jueces 2:1-4
Principio #7
Los momentos sombríos durarán solo el tiempo necesario para que Dios lleve a cabo su propósito en nosotros. 1 Samuel 30:1-6
Principio #8
Libremos nuestras batallas de rodillas y siempre obtendremos la victoria.
2 Samuel 15:31
Principio #9
Confiar en Dios quiere decir ver más allá de lo que podemos, hacia lo que Dios ve.
2 Reyes 6:17
Principio #10
Si es necesario, Dios moverá cielo y tierra para mostrarnos su voluntad.
2 Crónicas 20:12
martes, noviembre 13, 2007
Manifiestas son las obras
No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero,
Ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominable para Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas cosas abominables Jehová, tu Dios, expulsa a estas naciones de tu presencia.
Perfecto serás delante de Jehová, tu Dios.
Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Perfecto serás delante de Jehová, tu Dios.
Referencia Biblica:
Deuterionomio 18: 10-13
Galatas 5: 19-23
Deuterionomio 18:13
Ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominable para Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas cosas abominables Jehová, tu Dios, expulsa a estas naciones de tu presencia.
Perfecto serás delante de Jehová, tu Dios.
Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Perfecto serás delante de Jehová, tu Dios.
Referencia Biblica:
Deuterionomio 18: 10-13
Galatas 5: 19-23
Deuterionomio 18:13
viernes, noviembre 09, 2007
El Espiritu Santo
Después de su resurrección, Jesús dijo a los discípulos que se quedaran en Jerusalén y esperaran. Aunque habían vivido con el Señor y le habían servido por tres años, se requería algo más antes de que pudieran realizar la obra de Dios. Necesitaban la presencia divina, el Espíritu de Dios, que les equiparía y daría poder para cumplir con su tarea divina.
¿Qué es el Espíritu Santo? Él es Dios el Espíritu –la tercera persona de la Trinidad, en la misma posición y relación con Dios el Padre y Dios el Hijo. Jesús hablaba las palabras de Su Padre, y buscaba glorificar a Dios; igualmente, el Espíritu habla solamente lo que Él oye, y Su propósito es glorificar a Cristo (Juan 16:13, 14). Él es el cumplimiento de una promesa hecha por Dios a todos los que han puesto su fe en Jesús como Salvador.
El Espíritu viene de parte de Dios en el nombre de Jesús como un regalo para todos los creyentes. Cuando una persona pone su fe en Cristo como Salvador, se convierte en una nueva creación; es ahora hija de Dios, y el Espíritu Santo mora en ella.
¿Cuál es el propósito del Espíritu? Jesús lo llamó nuestro Consolador, que nos enseña y nos recuerda lo que hemos aprendido (Jn. 14:26). Es nuestro compañero constante, que está siempre con nosotros (Jn. 14:16). Él procura transformarnos a la semejanza de Cristo en nuestras actitudes y prioridades, y en nuestra mente y conducta.
Algunos cristianos han creído erróneamente que el Espíritu es una fuente de poder, en vez de ser una persona divina. Él es Dios el Espíritu, y Su presencia dentro de nosotros es clave para poder obedecerle.
¿Qué es el Espíritu Santo? Él es Dios el Espíritu –la tercera persona de la Trinidad, en la misma posición y relación con Dios el Padre y Dios el Hijo. Jesús hablaba las palabras de Su Padre, y buscaba glorificar a Dios; igualmente, el Espíritu habla solamente lo que Él oye, y Su propósito es glorificar a Cristo (Juan 16:13, 14). Él es el cumplimiento de una promesa hecha por Dios a todos los que han puesto su fe en Jesús como Salvador.
El Espíritu viene de parte de Dios en el nombre de Jesús como un regalo para todos los creyentes. Cuando una persona pone su fe en Cristo como Salvador, se convierte en una nueva creación; es ahora hija de Dios, y el Espíritu Santo mora en ella.
¿Cuál es el propósito del Espíritu? Jesús lo llamó nuestro Consolador, que nos enseña y nos recuerda lo que hemos aprendido (Jn. 14:26). Es nuestro compañero constante, que está siempre con nosotros (Jn. 14:16). Él procura transformarnos a la semejanza de Cristo en nuestras actitudes y prioridades, y en nuestra mente y conducta.
Algunos cristianos han creído erróneamente que el Espíritu es una fuente de poder, en vez de ser una persona divina. Él es Dios el Espíritu, y Su presencia dentro de nosotros es clave para poder obedecerle.
miércoles, noviembre 07, 2007
Lo alto, lo bajo.
La siguiente crónica del escritor cubano Luis Bernal Lumpuy es la tercera del diario de su viaje por tierra desde Costa Rica hasta los Estados Unidos de América en marzo del 2007:
«Salimos a las dos de la tarde de la estación de autobuses de Tapachula, en la frontera sur de México, con destino a Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas. A lo largo de la excelente autopista hay muchos poblados pintorescos.
»Casi al anochecer el autobús comenzó a subir por una carretera serpenteante entre montañas selváticas, con abismos exuberantes. Es un paisaje más espectacular de lo que he visto tantas veces en el Cerro de la Muerte, en la carretera de Costa Rica a Panamá, y de lo que vi una vez en las Montañas de Fuego del Timanfaya, en Lanzarote, Islas Canarias.
»La angosta carretera va subiendo hacia las cumbres, y el motor del autobús se esfuerza por llevarlo lentamente, mientras abajo se contemplan los abismos profundos cubiertos de bosques. El paisaje impresionante de esa zona provoca en algunos admiración y en otros miedo.
»El ascenso duró más de media hora, y después, poco a poco, el autobús fue bajando hacia el valle. Doce horas más tarde, cuando despuntaba el alba, nos acercamos a la portuaria ciudad de Veracruz, frente al Golfo de México.
»Ese panorama de la naturaleza virgen, de las cumbres y de los abismos, me ha llevado a considerar algo parecido en nuestra vida. Cuando, después de un largo esfuerzo, llegamos a la cúspide de nuestros éxitos y hazañas personales, es bueno que volvamos la mirada a los abismos insondables de nuestras debilidades y pasiones que pueden llevarnos al fracaso. Y es también importante que, al llegar al valle de la vida real en que nos relacionamos con nuestros semejantes, recordemos que no siempre vamos a estar en la cumbre, y las alturas no deben hacernos arrogantes.
»No debemos menospreciar a los más pobres ni envidiar a los más ricos. No debemos considerar como inferiores a los que saben menos ni adorar a los que saben más. Unos y otros pueden alcanzar las cumbres y despeñarse también por los abismos. Y sobre todo necesitamos en las cumbres pensar en quienes permanecen en el valle, y comprenderlos y amarlos a pesar de nuestras diferencias.» 1
Bernal Lumpuy tiene razón, no sólo porque lo ha aprendido por experiencia, sino también porque la Palabra de Dios apoya ese punto de vista de principio a fin. Dios nunca ha tolerado la arrogancia. Al contrario, la considera, en sentido negativo, como un complejo de superioridad, es decir, un mal del que necesitamos curarnos.
Una de las formas más eficaces de curarnos de ese mal es reconocer cuán insignificantes somos a la luz de la grandeza de Dios, tal como nos lo recuerda el Salmo 95. Allí el salmista, tal vez luego de un viaje parecido al del poeta Bernal Lumpuy, nos anima a que aclamemos a Dios:
Porque el Señor es el gran Dios,
el gran Rey sobre todos los dioses.
En sus manos están los abismos de la tierra;
suyas son las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo;
con sus manos formó la tierra firme.
Vengan, postrémonos reverentes,
doblemos la rodilla
ante el Señor nuestro Hacedor. 2
«Salimos a las dos de la tarde de la estación de autobuses de Tapachula, en la frontera sur de México, con destino a Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas. A lo largo de la excelente autopista hay muchos poblados pintorescos.
»Casi al anochecer el autobús comenzó a subir por una carretera serpenteante entre montañas selváticas, con abismos exuberantes. Es un paisaje más espectacular de lo que he visto tantas veces en el Cerro de la Muerte, en la carretera de Costa Rica a Panamá, y de lo que vi una vez en las Montañas de Fuego del Timanfaya, en Lanzarote, Islas Canarias.
»La angosta carretera va subiendo hacia las cumbres, y el motor del autobús se esfuerza por llevarlo lentamente, mientras abajo se contemplan los abismos profundos cubiertos de bosques. El paisaje impresionante de esa zona provoca en algunos admiración y en otros miedo.
»El ascenso duró más de media hora, y después, poco a poco, el autobús fue bajando hacia el valle. Doce horas más tarde, cuando despuntaba el alba, nos acercamos a la portuaria ciudad de Veracruz, frente al Golfo de México.
»Ese panorama de la naturaleza virgen, de las cumbres y de los abismos, me ha llevado a considerar algo parecido en nuestra vida. Cuando, después de un largo esfuerzo, llegamos a la cúspide de nuestros éxitos y hazañas personales, es bueno que volvamos la mirada a los abismos insondables de nuestras debilidades y pasiones que pueden llevarnos al fracaso. Y es también importante que, al llegar al valle de la vida real en que nos relacionamos con nuestros semejantes, recordemos que no siempre vamos a estar en la cumbre, y las alturas no deben hacernos arrogantes.
»No debemos menospreciar a los más pobres ni envidiar a los más ricos. No debemos considerar como inferiores a los que saben menos ni adorar a los que saben más. Unos y otros pueden alcanzar las cumbres y despeñarse también por los abismos. Y sobre todo necesitamos en las cumbres pensar en quienes permanecen en el valle, y comprenderlos y amarlos a pesar de nuestras diferencias.» 1
Bernal Lumpuy tiene razón, no sólo porque lo ha aprendido por experiencia, sino también porque la Palabra de Dios apoya ese punto de vista de principio a fin. Dios nunca ha tolerado la arrogancia. Al contrario, la considera, en sentido negativo, como un complejo de superioridad, es decir, un mal del que necesitamos curarnos.
Una de las formas más eficaces de curarnos de ese mal es reconocer cuán insignificantes somos a la luz de la grandeza de Dios, tal como nos lo recuerda el Salmo 95. Allí el salmista, tal vez luego de un viaje parecido al del poeta Bernal Lumpuy, nos anima a que aclamemos a Dios:
Porque el Señor es el gran Dios,
el gran Rey sobre todos los dioses.
En sus manos están los abismos de la tierra;
suyas son las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo;
con sus manos formó la tierra firme.
Vengan, postrémonos reverentes,
doblemos la rodilla
ante el Señor nuestro Hacedor. 2
martes, noviembre 06, 2007
Cuando te sientes….Llama
Teléfonos de Emergencia
Son más efectivos que el 911.
Cuando te sientes…. Llama:
Triste ...........................................................Juan 14
Pecador o que haz pecado .........................................Salmo 51
En peligro inminente .............................................Salmo 91
Que la gente te ha fallado............................. ..........Salmo 27
Que Dios esta lejos de ti ........................................Salmo 139
Necesidad de estimular tu fe .................................... Hebreos 11
Solo y temeroso ................................................. Salmo 23
Preocupado .......................................................Mateo 8:19–34
Herido y criticado ...............................................1 Corintios 13
Con dudas de la cristiandad ...................................2 Corintios 5:15-18
Fuera de lugar ..................................................Romanos 8:31-39
Necesitado de paz ...............................................Mateo 11:25-30
A Dios más pequeño que el mundo .................................Salmo 90
La necesidad de Cristo como tu seguro ...........................Romanos 8:1-30
Si sales de viaje ...............................................Salmo 121
La falta de valor para realizar una tarea ............... .......Josué 1
Abrumado por tus inversiones bancarias y en la Bolsa de Valores ...............Marcos 10:17-31
Deprimido .......................................................Salmo 27
Tus cuentas bancarias en ceros, .................................Salmo 37
Perdida tu fe en la humanidad ...................................2 Corintios 13
Que las personas no son amigables ...............................Juan 15: 12-27
Perdida tu esperanza, ...........................................Salmo 126
Que no hay justicia .............................................Salmo 19
Sin frutos en tu vida ...........................................Juan 15
Necesitado del secreto de la felicidad ..........................Colosenses 3:12-17
Con una gran oportunidad o haz descubierto algo .................Isaías 55
Sin saber como actuar ...........................................Romanos 12
Que tu salario es bajo ..........................................Mateo 20: 1-16
OTROS NUMEROS
Para enfrentar el miedo Salmo 3
Para seguridad Salmo 121:3
Para certidumbre Marcos 8:35-36
Para reafirmarte Salmo 145:18
Todos estos números son directos
No se requiere asistencia de la Operadora
Todas las líneas están disponibles las 24 horas del día.
Cuando crees que todo ha fallado, solamente dile a tu Padre:
Padre Mio que estas en los cielos, tu eres grande y maravilloso, tu eres magnifico y El Rey del Universo solo quiero decirte que confio en Ti y en nadie mas haz tu voluntad en mi y perdona mis fallas y ayudame a entenderlas para no cometerlas mas, Gracias mi señor.
ALIMENTA TU FE Y LA DUDA MORIRA DE HAMBRE!
Son más efectivos que el 911.
Cuando te sientes…. Llama:
Triste ...........................................................Juan 14
Pecador o que haz pecado .........................................Salmo 51
En peligro inminente .............................................Salmo 91
Que la gente te ha fallado............................. ..........Salmo 27
Que Dios esta lejos de ti ........................................Salmo 139
Necesidad de estimular tu fe .................................... Hebreos 11
Solo y temeroso ................................................. Salmo 23
Preocupado .......................................................Mateo 8:19–34
Herido y criticado ...............................................1 Corintios 13
Con dudas de la cristiandad ...................................2 Corintios 5:15-18
Fuera de lugar ..................................................Romanos 8:31-39
Necesitado de paz ...............................................Mateo 11:25-30
A Dios más pequeño que el mundo .................................Salmo 90
La necesidad de Cristo como tu seguro ...........................Romanos 8:1-30
Si sales de viaje ...............................................Salmo 121
La falta de valor para realizar una tarea ............... .......Josué 1
Abrumado por tus inversiones bancarias y en la Bolsa de Valores ...............Marcos 10:17-31
Deprimido .......................................................Salmo 27
Tus cuentas bancarias en ceros, .................................Salmo 37
Perdida tu fe en la humanidad ...................................2 Corintios 13
Que las personas no son amigables ...............................Juan 15: 12-27
Perdida tu esperanza, ...........................................Salmo 126
Que no hay justicia .............................................Salmo 19
Sin frutos en tu vida ...........................................Juan 15
Necesitado del secreto de la felicidad ..........................Colosenses 3:12-17
Con una gran oportunidad o haz descubierto algo .................Isaías 55
Sin saber como actuar ...........................................Romanos 12
Que tu salario es bajo ..........................................Mateo 20: 1-16
OTROS NUMEROS
Para enfrentar el miedo Salmo 3
Para seguridad Salmo 121:3
Para certidumbre Marcos 8:35-36
Para reafirmarte Salmo 145:18
Todos estos números son directos
No se requiere asistencia de la Operadora
Todas las líneas están disponibles las 24 horas del día.
Cuando crees que todo ha fallado, solamente dile a tu Padre:
Padre Mio que estas en los cielos, tu eres grande y maravilloso, tu eres magnifico y El Rey del Universo solo quiero decirte que confio en Ti y en nadie mas haz tu voluntad en mi y perdona mis fallas y ayudame a entenderlas para no cometerlas mas, Gracias mi señor.
ALIMENTA TU FE Y LA DUDA MORIRA DE HAMBRE!
viernes, noviembre 02, 2007
Un grito desesperado
Un día atrás de ayer, peque, la noche de ayer, peque, y ahora ¿me consumiré en mi pecado? Que vida estoy viviendo si te confieso y solo de labios, pues mis hechos están lejos de ti.
Se consumen los que a mi lado están, pero por mi falta de entrega no he podido hacer nada por ellos, quiero romper las cadenas que atan, he dispuesto mi vida para entregarla en sacrificio delante de ti, pero no encuentro el camino para hacerlo.
Leo las escrituras pero no entiendo, escudriño, pero caigo en el vació del estar contigo pero no junto a ti, yo se que estas, de alguna manera se que estas, necesito que me saques esto, estoy desesperado.
En una ocasión Pablo dijo que no hacia lo que quería, sino todo lo contrario, muchos nos hemos visto en esta situación, deseamos hacer lo bueno mas hacemos lo malo, nos dejamos llevar por las circunstancias, por lo que se mueve a nuestro alrededor.
Si que diciendo el angustiado “sacame, oh Dios de esto, sea yo el esposo que tu has dispuesto que sea, conforme a como esta escrito para mi novia, sea yo el hijo que conforme esta escrito para mi madre, sea yo conforme a como esta escrito para mi prójimo, pues todos esperan ver eso en mi.
Llena mi vida de tu presencia, no dejes un solo rincón de este ser sin ser lleno de ti, pues verdaderamente te necesito tanto, tanto, que sino fuera por tu gracia, no se que seria de mi.
Ya no solo quiero decir te amo con palabras, pues no solo de palabras sabemos que existes, sino por tus hechos, que aunque en ocasiones nos parece no estar en nuestro favor, llenas nuestras vidas con la satisfacción de tu propósito.
Se mi Dios que ellos verán tu gloria manifiesta en mi, pero no tardes pues, ya no solo están desesperados.”
Escrito esta que no me dejaras, ni me desamparas. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Se consumen los que a mi lado están, pero por mi falta de entrega no he podido hacer nada por ellos, quiero romper las cadenas que atan, he dispuesto mi vida para entregarla en sacrificio delante de ti, pero no encuentro el camino para hacerlo.
Leo las escrituras pero no entiendo, escudriño, pero caigo en el vació del estar contigo pero no junto a ti, yo se que estas, de alguna manera se que estas, necesito que me saques esto, estoy desesperado.
En una ocasión Pablo dijo que no hacia lo que quería, sino todo lo contrario, muchos nos hemos visto en esta situación, deseamos hacer lo bueno mas hacemos lo malo, nos dejamos llevar por las circunstancias, por lo que se mueve a nuestro alrededor.
Si que diciendo el angustiado “sacame, oh Dios de esto, sea yo el esposo que tu has dispuesto que sea, conforme a como esta escrito para mi novia, sea yo el hijo que conforme esta escrito para mi madre, sea yo conforme a como esta escrito para mi prójimo, pues todos esperan ver eso en mi.
Llena mi vida de tu presencia, no dejes un solo rincón de este ser sin ser lleno de ti, pues verdaderamente te necesito tanto, tanto, que sino fuera por tu gracia, no se que seria de mi.
Ya no solo quiero decir te amo con palabras, pues no solo de palabras sabemos que existes, sino por tus hechos, que aunque en ocasiones nos parece no estar en nuestro favor, llenas nuestras vidas con la satisfacción de tu propósito.
Se mi Dios que ellos verán tu gloria manifiesta en mi, pero no tardes pues, ya no solo están desesperados.”
Escrito esta que no me dejaras, ni me desamparas. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
miércoles, octubre 31, 2007
¿Eres bienaventurado?
Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: «No te desampararé ni te dejaré».
Así que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre».
Hebreos 13:5-6
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambrey sed de justicia, porque serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecenpersecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando por micausa os insulten, os persigan y digantoda clase de mal contra vosotros,mintiendo.
Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes de vosotros.
Mateo 5: 3-12
Así que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre».
Hebreos 13:5-6
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consolación.
Bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambrey sed de justicia, porque serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, porque verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecenpersecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando por micausa os insulten, os persigan y digantoda clase de mal contra vosotros,mintiendo.
Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes de vosotros.
Mateo 5: 3-12
martes, octubre 30, 2007
Busque la justicia
Mateo 6:25
Por tanto, os digo no os afanéis por vuestra vida qué habéis de comer o vestir.
Habla acerca del afán y Jesús enseña acerca de confiar en El, de confiar en sus promesas y su Palabra.
33 Mas buscad primeramente l reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas.
Quiere decir que Dios tiene un reino, pero dentro de ese reino, opera un principio muy valioso llamado justicia. Una cosa es que usted diga: “Voy a hacer que el reino me bendiga”, y otra es poner a funcionar la justicia del reino de Dios. El es justo, ¿usted confía en la justicia de Dios? ¿Cómo es la justicia de Dios? ¿La conoce? ¿Cómo opera? Dios es bueno, pero ¿cómo es El? Le da a cada quien de acuerdo a lo que le toca, pero eso es muy general. Tarde o temprano usted va a necesitar que Dios haga justicia en su vida a favor suyo. Dios me comenzó a revelar la segunda parte, que es la justicia que Dios hace, la justicia en las manos de Dios y hay una justicia que está en sus manos.
Buscad primeramente el reino… Sea un buscador del reino. En lugar de estar buscando cosas raras en Internet, busque el reino. En lugar de estar buscando novia, busque el reino. Haga que el reino lo siga, que se establezca. Jesús les enseñó: “pidan”. Venga a nosotros tu reino. Esto se pide. ¿Cuántas veces ha pedido: “Señor, establece tu reino en mi vida?”.
Busque la justicia. Le voy a hablar ahora de justicia, y cómo opera. ¿Sabe que tiene que ver con usted y con sus hijos? ¿Sabe que tiene el poder de pagarle de acuerdo a sus actos? ¿Que tiene su propia luz, que resplandece de tal manera que la verdad se evidencie?
Salmo 103:6
Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia.
¿Qué tal esto para cuando las cosas están duras? Dios dice que Él hace justicia y derecho para todos los que padecen violencia. ¿Cuántos han sido víctima de la violencia? Debemos decirle al Señor que haga justicia, que creemos en su justicia.
Lucas 18:1
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.
Debemos ser insistentes. En el reino de Dios, el insistente es el que logra mucho, pero el débil, el que se rinde, el derrotado ese no va a lograr nada. El que dice: “Ahorita me respondes”, no puede llegar con Dios así. El principio es el siguiente: no desfallecer. El problema es cuando lo hacemos, cuando dejamos de creer insistentemente acerca de algo. La justicia de Dios tiene que ver con nuestra fe, con ver realizado lo que esperamos.
Por tanto, os digo no os afanéis por vuestra vida qué habéis de comer o vestir.
Habla acerca del afán y Jesús enseña acerca de confiar en El, de confiar en sus promesas y su Palabra.
33 Mas buscad primeramente l reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas.
Quiere decir que Dios tiene un reino, pero dentro de ese reino, opera un principio muy valioso llamado justicia. Una cosa es que usted diga: “Voy a hacer que el reino me bendiga”, y otra es poner a funcionar la justicia del reino de Dios. El es justo, ¿usted confía en la justicia de Dios? ¿Cómo es la justicia de Dios? ¿La conoce? ¿Cómo opera? Dios es bueno, pero ¿cómo es El? Le da a cada quien de acuerdo a lo que le toca, pero eso es muy general. Tarde o temprano usted va a necesitar que Dios haga justicia en su vida a favor suyo. Dios me comenzó a revelar la segunda parte, que es la justicia que Dios hace, la justicia en las manos de Dios y hay una justicia que está en sus manos.
Buscad primeramente el reino… Sea un buscador del reino. En lugar de estar buscando cosas raras en Internet, busque el reino. En lugar de estar buscando novia, busque el reino. Haga que el reino lo siga, que se establezca. Jesús les enseñó: “pidan”. Venga a nosotros tu reino. Esto se pide. ¿Cuántas veces ha pedido: “Señor, establece tu reino en mi vida?”.
Busque la justicia. Le voy a hablar ahora de justicia, y cómo opera. ¿Sabe que tiene que ver con usted y con sus hijos? ¿Sabe que tiene el poder de pagarle de acuerdo a sus actos? ¿Que tiene su propia luz, que resplandece de tal manera que la verdad se evidencie?
Salmo 103:6
Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia.
¿Qué tal esto para cuando las cosas están duras? Dios dice que Él hace justicia y derecho para todos los que padecen violencia. ¿Cuántos han sido víctima de la violencia? Debemos decirle al Señor que haga justicia, que creemos en su justicia.
Lucas 18:1
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar.
Debemos ser insistentes. En el reino de Dios, el insistente es el que logra mucho, pero el débil, el que se rinde, el derrotado ese no va a lograr nada. El que dice: “Ahorita me respondes”, no puede llegar con Dios así. El principio es el siguiente: no desfallecer. El problema es cuando lo hacemos, cuando dejamos de creer insistentemente acerca de algo. La justicia de Dios tiene que ver con nuestra fe, con ver realizado lo que esperamos.
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