¿Qué le está diciendo el Espíritu de Dios hoy? ¿Qué le está diciendo acerca de su desarrollo espiritual, de su familia y de sus finanzas? Si usted está pasando por alguna dificultad, ¿le ha Él hablado alguna palabra de victoria?
Como hijo de Dios nacido de nuevo usted debería saber la respuesta a esas preguntas.
Considere por un momento lo que sería su vida si usted fuera lleno del amor de Dios. ¿Qué pasaría si usted estuviera rebosando de la presencia de Jesucristo todos los días cuando sale de su casa? ¿Qué pasaría si pudiera vivir en la plenitud del amor, de la sabiduría y del poder de Dios?
Si usted se encuentra en esa situación, voy a ser franco con usted. Es mejor que busque a Dios y le pregunte lo que usted debe hacer. Es mejor que guarde silencio y ponga atención a lo que Él tenga que decirle. Es mejore que se despoje del temor y empiece a confiar en Dios, porque si no, el diablo se va a aprovechar al máximo de usted.
Sin duda, su vida sería asombrosa.
Sin embargo, esa clase de vida sobrepasa las aspiraciones que la mayoría de los creyentes tienen. Muchos hasta pondrían en tela de juicio que tal vida sea posible. No creen que nadie en esta vida pueda alcanzar tal nivel espiritual.
Sin embargo, de acuerdo al Nuevo Testamento, están equivocados. En sus páginas vemos que esa es exactamente la clase de vida que los creyentes están llamados a vivir. Es la clase de vida que el apóstol Pablo tenía presente cuando, por inspiración del Espíritu Santo, escribió la oración de Efesios 3:14-21:
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo (de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra), para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
No hay duda de que Pablo creyó que era posible para los hijos de Dios pueden ser llenos de su plenitud. Él confiaba en que el poder de Dios podía hacer (por el gran poder del Espíritu Santo que habita en nosotros) más de lo que nuestro pequeño cerebro pudiera imaginarse.
Pablo sabía, por revelación divina, que Dios puede glorificarse por medio de nosotros.
Todo es posible si puedes creer
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