Aprende a orar, pensar y hacer todo lo bueno para mejorar tu vida y alcanzar tus sueños.
Todos queremos vivir mejor y sólo se logra superando malos momentos. No puede irte bien siempre porque no serías formado. Vivir es un aprendizaje. En el mundo religioso se enseñan muchos ritos y costumbres, aprendemos a ir al culto, servicio religioso u homilía, pero no se enseña a vivir. Jesucristo dijo “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. No es lo mismo tener vida que saber vivirla.
Estamos vivos, existimos pero también pensamos y convivimos con otros, tenemos que lograr objetivos. Vivir no es mecánico e inconsciente como respirar. Tomamos aire sin pensarlo, es un acto reflejo. Para aprender a vivir recomiendo leer los libros de Proverbios y Eclesiastés. Ambos son directos y nos ofrecen consejos para tener y desarrollar una mejor vida.
No es posible llegar a los 50 años sin saber cómo hablar con tus hijos. Tampoco es razonable llegar a la tercera edad con la misma debilidad de carácter de un adolescente y sin manejar el afán que te atormenta desde joven. Un hombre de 90 años dijo que su secreto para llegar a esa edad fue descubrir que tarde o temprano, todos los problemas se superan, sólo hay que tener paciencia. A vivir no se aprende escuchando una cátedra. Muchos podemos aconsejarte y darte información, la propia vida y Dios pueden tratar con algunas áreas, pero al final, sólo tú puedes aprender y trabajar en cambiar tu actitud.
Pablo con su experiencia en diferentes circunstancias nos da palabras claves para aprender a vivir: “He aprendido”, “sé vivir”, “estoy enseñado”. El mensaje es: “A vivir se aprende, siempre hay algo y alguien que me enseña”. Si eres buen alumno, el maestro aparecerá. Cierta vez, como hombre casado, intenté aconsejar a un joven soltero sobre su noviazgo pero comenzó a rebatirme. Entonces desistí porque cuando el alumno no quiere aprender, no hay maestro que pueda enseñarle. Es como si Cristiano Ronaldo quisiera enseñarme a jugar fútbol y yo intente darle consejos. Algunos somos mejores para aprender que otros, pero al final todos terminamos aprendiendo a la buena o a la mala. Mi madre me enseñó de las dos formas, para ella lo importante era que no olvidara la lección, fuera con palabras o a “chancletazos”.
Lo mejor es que te dejes guiar y aconsejar para afrontar las dificultades que sean necesarias y no las que pudiste evitarte. Todos debemos madurar, nadie puede vivir sin crecer emocional y espiritualmente. No puedes morir sin aprender a vivir. Es cierto que después de la vida hay algo más, la eternidad, pero el Señor nos dio esta vida para que la aprovechemos. Dios tiene que ver con ambas vidas, Su plan se cumplirá acá en la tierra.
Que esta impidiendo mi crecimiento en la vida?
Yo, no me gusta ser guiado por nadie.
Estoy escuchando los consejos de las personas con malas experiencias de la vida.
No se que me pasa, me hablan pero no escucho, no entiendo nada.
Todo lo antes mencionado.
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