lunes, enero 14, 2008

¡El plan para triunfar! (3ra parte)

El plan de Dios en cuanto a la fijación de metas

Las personas se pregunta muchas veces: "¿Me producirán satisfacción los planes que Dios tiene para mí?" Yo les digo: "¡Por supuesto que sí! Los planes de Dios son maravillosos, mucho más de lo que ustedes puedan imaginar, siempre rebosantes de bendiciones y de esperanza" (Ef. 3:20). Si nos conectamos a los sueños que Él tiene para nuestras vidas, no sólo aprenderemos cómo fijarnos prioridades que agraden al Señor; tendremos también una sensación de realización y un regocijo verdaderos. Para la fijación de metas, se deben considerar varias cosas. Son las siguientes:

Una idea clara de lo que usted desea lograr. David sabía lo que él quería: destruir al enemigo. Si usted permite que el temor y los pensamientos de incompetencia invadan su corazón, no logrará sus metas. Pero en el mismo momento que usted comience a creer que Dios le dará la victoria, sentirá un cambio de actitud. La fe en un Dios soberano que le ama incondicionalmente, avivará su esperanza. En vez de sentir que no puede hacer algo, usted comenzará a decir, como el apóstol: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil. 4:13, cursivas añadidas).

Un deseo ardiente. Las personas que dicen: "Espero poder hacer esto algún día", pueden olvidarse de lograr sus metas. La pasión y el deseo profundo de agradar y honrar a Dios, son los requisitos fundamentales para lograr cualquier meta, no importa lo enorme que pueda ser ésta.

La confianza. Me sorprende escuchar a algunas personas hablar de sus capacidades, de sus títulos y de su confianza, sin duda, en sí mismas antes que en Cristo. Ahora bien, pensemos en el historial profesional del apóstol Pablo, que era todo un informe de su calidad teológica. Era el maestro "perfecto" por su formación, su labor y su actitud. Sin embargo, él escribe: "Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él" (Fil. 3:8, 9).

Una línea de acción. Independientemente de que su meta sea espiritual (como el tener más intimidad con Dios) o personal (como ahorrar para unas vacaciones), pídale al Señor que le ayude a desarrollar un plan. En cualquier caso, hay que poner por escrito los objetivos y encomendarlos a Él. Pero la rendición es esencial; si usted no le da a Cristo cada una de las áreas de su vida, nunca experimentará el verdadero éxito que Dios quiere que usted tenga.

Un diario. Las metas tienen que ser definibles y medibles. Llevar un diario de sus avances y marcar los acontecimientos importantes le ayudarán a mantenerse enfocado en el objetivo, vigorizado y dirigiéndose en la dirección correcta. Lo más probable es que si usted no tiene una fecha límite para ver realizada su meta, nunca lo logrará.

Perseverancia. Lo peor que usted puede hacer es comenzar algo y nunca terminarlo. Si se rinde, el recuerdo del fracaso le quedará grabado en la mente. Por tanto, sea perseverante. Fije sus ojos en la meta, y no se desvíe hacia ningún lado. Recuerde que el desánimo es una de las herramientas favoritas de Satanás, y que él incluso tentará a otros creyentes para que lancen dudas sobre lo que Dios le ha pedido a usted que haga.

Control de las emociones. El enojo, el temor, la inseguridad, la desilusión y muchas otras emociones pueden impedir que logremos nuestro objetivo. El corazón de David estaba puesto en la victoria y en la honra de Dios, y por eso no titubeó. Si bien Goliat se burló de él, su trampa no le funcionó.

Valentía para actuar. David le dijo a Saúl: "No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo" (1 S. 17:32). Si usted deja que el temor se apodere de su corazón, nunca tendrá la valentía que necesitará para acabar la tarea. Es bíblico tomarse el tiempo para evaluar el costo de alcanzar la meta (Lc. 14:28-32), pero cuando lo haga, que su evaluación sea de acuerdo con los deseos, las normas y el deseo del Señor para su vida, no conforme a su limitado entendimiento. Dios ve todo el panorama. Sabe lo que habrá más adelante, y reconoce cuán importante es que usted desarrolle confianza en Él.

Una dependencia consciente de Dios. Muchas veces, las grandes victorias están constituidas por pequeños logros. David le dijo a Goliat: "Jehová te entregará hoy en mi mano". No dijo: "Por mis grandes capacidades voy a alcanzar este objetivo, ganar esta batalla y vencer a este enemigo". El corazón de David estaba dispuesto a exaltar y honrar a Dios con su vida. Cuando ésa sea la motivación de sus acciones, usted no sólo alcanzará sus metas personales, sino que también podrá lograr cosas para Dios.

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