Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Filipenses 4:6.
Esta mañana, en el trayecto hacia mi trabajo, y debido a la ineludible intervención de un semáforo, tuve que detener mi vehículo en una de las intersecciones de una de las principales y más concurridas avenidas de la ciudad de Santo Domingo. Al detenerme, pude percatar de que a mi lado izquierdo, en la acera contigua, se encontraba una paloma de color gris y manchas blancas caminando en búsqueda de alimento.
Dando seguimiento a la travesía del noble pichón, de inmediato pude darme cuenta que había un movimiento de su cuerpo muy característico, el cual llamaba mucho mi atención. La pobre paloma cojeaba al caminar. Al principio pensé que sencillamente se trataba de un golpe que pudo haber recibido el ave mientras volaba o al tocar suelo en algún descenso, pero la situación era peor de lo que imaginaba, ya que lo que realmente sucedía era que le faltaba una patita a la altura de lo que en los seres humanos llamamos tobillo.
Lo que más me impresionó fue ver como el dulce pichón lucía calmado, seguro, tranquilo y firme en su jornada diaria de buscar alimentos para su sustento. Era admirable ver como a pesar de las dificultades que representaban para la pobre paloma el contar con una limitación física de tal escala, mostraba las energías de un águila, poniendo el mayor empeño y fuerzas para lograr su propósito.
Dios nos envía mensajes por diversos medios, y uno esos medios es precisamente ponernos en situaciones que nos lleven a reflexionar sobre lo que somos y lo que debemos hacer en nuestra vida. Estoy totalmente convencido de que Dios me envió un mensaje muy significativo con nuestra pequeña amiguita coja. Dios quiere que entendamos, que a pesar de que la vida nos presente situaciones difíciles y dolorosas, Él siempre sabrá darnos las fuerzas para seguir adelante y poder sobrellevar todo lo que parezca insuperable. Dios quiere que comprendamos, que por difíciles e inalcanzables que luzcan nuestros deseos y anhelos, debemos siempre pedirle con la confianza con que pide un hijo a un padre, para poder recibir con seguridad lo que queremos. Dios quiere decirnos que en Él todo lo podemos, porque él es el camino, la verdad y la vida, y que no hay nada imposible para Él, por lo tanto no debemos tener miedo sino confianza en todo lo que nos propongamos.
Dios ha querido también que compartiera este mensaje con todo el mundo, y que me haga eco de su amor inmenso para todos nosotros. Dios quiere que confiemos en Él y lo dejemos entrar en nuestros corazones.
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