La libertad en Cristo es una elección. A menudo tenemos viejos sentimientos de insuficiencia e inferioridad, que siguen existiendo en nuestra relación con Dios. Él quiere que nos liberemos del yugo creado por el sentimiento de que no merecemos las bendiciones. Sin embargo, debemos elegir la libertad, así como elegimos recibir a Cristo.
Al ser liberados de la esclavitud satánica se da un inicio a un proceso que cambia nuestra manera de pensar a la manera de pensar de Dios. Y tenga esto por seguro: aceptar la libertad le acarreará la presión del Enemigo. Aunque él no puede robarnos nuestra salvación, sí quiere arruinar nuestro testimonio creando en nosotros sentimientos de insuficiencia.
El primer paso, después de optar por la libertad, es arraigarnos en la Biblia. Meditamos en la Palabra de Dios para entender lo que Dios dice, y para practicar lo que aprendemos. Esto exige más que una lectura rápida durante un día. Luego, debemos confiar en la verdad bíblica, lo que define nuestra posición como hijos de Dios. Cuando eso llena nuestros pensamientos, las mentiras de Satanás acerca de nuestra inferioridad serán destruidas. Finalmente, podemos reclamar la verdad que hemos aprendido. Cuando somos confrontados por situaciones que sacuden nuestra confianza, podemos confiar en nuevos esquemas de pensamiento basados en las verdades bíblicas.
Dios desea que rechacemos los pensamientos de inferioridad, y que los sustituyamos por una autoimagen correcta, ¡como Sus siervos y embajadores que somos! Esto exige creer la Verdad, y elegir vivir por ella.
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