La humildad se caracteriza por una actitud que no busca exaltarse o justificarse a sí misma. En nuestro mundo, ésta no es una cualidad de carácter deseable. Pero en el reino de Dios, la humildad es un atributo esencial que deben tener los seguidores de Cristo.
La vida de Jesús se caracterizó por la humildad. Para hacerse hombre, se despojó de la gloria, majestad y poder que tenía en el cielo. El Señor se entregó voluntariamente, y con el propósito de servirnos renunció a todo lo que compartía con Su Padre. Pero no fue sólo eso, sino que Jesús, como hombre, tomó el papel de un humilde siervo. Amorosamente se sometió al plan de Su Padre, y renunció aun a sus derechos terrenales para rescatarnos del pecado. Soportó críticas, el ridículo, la incredulidad y, finalmente, la crucifixión para salvarnos. Su humildad no tuvo límites. Se humilló delante del Padre para ser el Cordero de Dios, y lo hizo a plena vista de la humanidad, siendo calificado como criminal y condenado injustamente. La vida de Jesús demuestra la importancia de ser humildes, y nos da un claro ejemplo para nosotros seguir.
Los discípulos no entendieron esto sino después, porque no esperaban un Mesías en la forma de un siervo. Los líderes se sintieron amenazados, porque el llamado de Jesús a seguir Su estilo de vida no les daría la importancia que ellos deseaban. Las multitudes estaban perplejas porque no comprendían el peligro del orgullo. Pero el Padre vio la mansedumbre de Jesús y se agradó. ¿Qué actitud ve Dios cuando nos observa a usted y a mí?
5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 5:4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. 5:5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. 5:6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 5:7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 5:9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 5:10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 5:11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 5:12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Lucas 5;312
No hay comentarios:
Publicar un comentario