martes, febrero 14, 2006

El día del amor

El día del amor es el que trae a nuestras vidas el deseo de manifestar una muestra de cariño al ser amado, para los que no tienen una pareja, se refugian en un amigo(a), hermano, buscan a quien dar esa manifestación de amor.

Nos preocupamos por tener el regalo ideal, por hacer la reservación en el mejor restaurante, regalar el helado más sabroso. Pero no solo estamos dispuestos a dar, sino que disponemos nuestros corazones para recibir amor de nuestra pareja, compañero de trabajo, familiar o amigo.

Es un día en que todos los ambientes se prestan a sentir, hacer que nuestro corazón palpite de manera diferente. Damos por amor y recibimos por amor.

Eso es nuestro amor, ahora quiero hacerte una pregunta, si hoy esta dispuesto tu corazón a recibir amor, y lo que se hace por amor, ¿estarías dispuesto a recibir a Jesús Cristo?

La Biblia dice en Juan 3; 16-21 que Dios por amor dio a su hijo único para que muriera por nuestros pecados y delitos, no para condenar, sino para el que crea en El no muera, sino que tenga vida eterna. Veamos la cita:

De tal manera amó Dios al mundo

3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 3:19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 3:20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. 3:21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Si hoy tu corazón esta dispuesto a recibir amor, recibí esta gran muestra de amor y entrega tu vida a Jesús Cristo, el dador de la vida. Ora así:

Amado Dios. Sé que soy pecador. Sé que Tú me amas y deseas salvarme. Jesús, creo que Tú eres el Hijo de Dios, quien murió en la cruz para pagar por mis pecados. Creo que resucitaste de entre los muertos. Ahora me alejo de mis pecados y por medio de la fe, te recibo como mi Salvador y Señor personal. Entra en mi corazón, perdona mis pecados y sálvame, Señor Jesús. En tu nombre te lo suplico. Amén".

Amigo, si usted no ha tomado aún la decisión de recibir a Cristo, le ruego que lo haga hoy. ¡Usted estará eternamente agradecido de conocer el amor que vale!

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