La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Colosenses 3:16-17
La mente es la torre de control de la vida. Las decisiones determinan acciones, las que, a su vez, influyen en el futuro inmediato y lejano. La persona que cada uno de nosotros será de aquí a 20 años, será el resultado de cómo pensemos hoy. Si queremos que nuestra identidad futura sea agradable al Señor, tenemos que comenzar ya a programar nuestra mente con pensamientos rectos.
En dos de sus epístolas, el apóstol Pablo escribe sobre la necesidad del creyente de desechar el pensamiento mundano y de renovar su mente (Ro. 12:2; Ef. 4:23). Se nos ha dado la capacidad de pensar como Jesús si nos sometemos a la obra transformadora del Espíritu Santo. El primer acto de sometimiento es buscar las cosas de Dios. Esto significa abrir intencionalmente nuestra mente sólo a actitudes y filosofías que sean bíblicamente sanas. Debemos protegernos de la mentalidad narcisista del mundo, porque estamos llamados a ser siervos de Dios.
La segunda manera de someternos, es examinando cuidadosamente nuestros pensamientos con la Palabra y la voluntad de Dios. Debemos fijarnos en si una actitud o línea de pensamiento es agradable al Señor y útil para convertirnos en la persona que Él nos ha llamado a ser. Entonces, si un pensamiento no es bíblico, podemos elegir rechazarlo (2 Co. 10:5).
Desde luego, la única manera de saber si un pensamiento es agradable al Señor, es leyendo y meditando la Biblia. En Su Palabra, Él nos da ejemplos de vida y pensamientos rectos, y nos ofrece dirección para elegir esos modelos. La Escritura es el manual de instrucción para nuestra torre de control.
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