Dios nunca trata de confundirnos. Por el contrario, Él se expresa con precisión porque desea que entendamos de verdad Sus enseñanzas, y cómo se aplican ellas a nuestras vidas. En palabras sencillas, el Señor quiere que tengamos absoluta confianza en Él.
Pero, tenemos un Enemigo que intenta debilitar esa confianza constantemente. Un día tenemos mucho gozo en la vida, estamos seguros de nuestra salvación, y luego, ¡bam! Pecamos, y nuestros sentimientos nos controlan. El diablo utiliza nuestros remordimientos y nuestras emociones encontradas para destruir nuestra confianza. Pensamos: No es posible que yo sea salvo/a. Si realmente lo fuera, nunca habría hecho tal cosa. Abrumados por sentimientos de remordimiento y vergüenza, vemos que nuestra fe es puesta a prueba.
Es increíble lo efectivas que pueden ser nuestras fugaces emociones humanas para debilitar nuestra seguridad en las promesas de Dios. Sin embargo, eso no debe sorprendernos porque, después de todo, hombres y mujeres han sido acondicionados para ser dirigidos por sus sentimientos a lo largo de sus vidas. “Si te hace sentir bien, hazlo” es un lema muy común en el mundo de hoy.
Pero, el Señor no habla con sentimientos, sino con la verdad. Para un creyente, “sentirse salvo” es como para un esposo o una esposa “sentirse casado/a”. O lo está, o no lo está; los sentimientos no determinan esa realidad.
¿Sus sentimientos de remordimiento le han robado su confianza en la salvación eterna de Dios? Ponga sus sentimientos delante del Señor hoy, y acepte la seguridad que da sólo Su verdad.
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