Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia. Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado. Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te entregará.
–(Proverbios 4:7-9)
Si usted de veras quiere recibir sabiduría de Dios, tendrá que leer las Escrituras de una forma menos superficial. Será necesario que se alimente de ellas noche y día. Tendrá que renovar su mente con la Palabra de Dios para deshacerse de la basura con la que ha estado alimentándola.
"Ah, hermano "quizá diga usted-, Eso es poco razonable".
Pues, así es. Considere lo siguiente. El estudiante de música en la universidad ensaya varias horas todos los días. Los atletas olímpicos se entrenan de seis a ocho horas al día para perfeccionar su técnica. Lo hacen porque su dedicación para lograr sus metas es "poco razonable".
Lo mismo se aplica en su vida. Si quiere lograr la clase de excelencia espiritual a la que está aspirando, tendrá que dedicarse de una manera poco razonable a la Palabra de Dios. Eso quizá signifique tener que llevar una grabadora a todo lugar que vaya. O quizá signifique tener la afeitadora en una mano y la grabadora en la otra, o la grabadora en una mano y el tenedor en la otra.
Haga lo que sea necesario para saturarse totalmente de la Palabra de Dios. Yo no le hablaría a usted de forma diferente si fuera su jefe de comando, y estaría a punto de enviarle al frente de batalla contra las tropas bien entrenadas de un enemigo cruel.
Usted forma parte de las tropas de asalto de Dios. Tiene un enemigo que está empeñado en destruirle a como dé lugar. En este ataque a todo dar y sin tregua contra usted, Satanás despachará el personal infernal mejor entrenado para derribarle. Y si usted quiere obtener la victoria, tendrá que someterse al entrenamiento.
Para obtener sabiduría ante todo, tendrá que tener una dedicación poco razonable.
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