jueves, septiembre 25, 2008

Los milagros se adquieren, luego se tienen.

Debemos aprender a usar nuestra boca, la Biblia dice que la lengua tiene el poder de la vida y de la muerte. Hay un milagro en nuestra boca, si no cambiamos nuestra manera de hablar, tampoco van a cambiar muchas cosas en nuestra vida.

La Biblia en Marcos 11: 20-24 nos dice: “Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. Respondiendo Jesús les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: quítate y échate en el mar, y no dudaré en su corazón, sino que creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”.

Hay dos maneras de confesar, cuando tú hablas porque creíste, y cuando lo que hablas lo crees. Debes de aprender a declarar que lo que digas te será hecho si te mantienes creyendo. Debes creer que lo que digas empezará a ser. Lo que digas vendrá a existir, lo que digas vendrá a suceder, lo que digas aparecerá en la historia, lo que digas existirá, lo que digas será terminado, lo que digas subirá, aparecerá en el escenario.

Dios no se mueve al ver la necesidad en la gente, Dios se mueve al ver nuestra fe. Todas aquellas personas que están esperando que alguien haga algo por ellas, es obvio que no tienen fe. La gente que tiene fe sabe provocar cosas en su vida, sabe que Dios los va a bendecir. Los milagros se adquieren, luego se tienen. Adquiere tu milagro, luego lo tendrás contigo. Declara siempre, “hay muchas cosas en las que he creído, que sé que me vendrán”.

Toda declaración o confesión de fe que has hecho requiere de oración, sino estarías declarando las cosas sin tener una relación con Dios. Hay que mantenernos en relación con Dios a través de la oración y no ser como los que se mantienen alejados y vuelven a Él porque necesitan otro milagro. La palabra de Dios en Marcos 11: 24 dice: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”.

Debes pedirlo todo orando, creyendo que lo recibirás. La Biblia en su versión griega original dice: “que todo lo que deseen orando, lo obtendrán si lo hicieren creyendo”. Cuando oras al Señor, allí se revela el corazón que tú tienes, allí Dios trata con tu corazón, Dios conoce lo que estás pidiendo, si lo haces con una intención pura.

Tu deseo debe ser congruente con tu confesión, Dios no concede tus deseos si no cambias tu actitud. Debes arreglar tu corazón y, por lo tanto, arreglar tu confesión, debemos alinear nuestro corazón con nuestra boca.

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