Deuteronomio 24:16 menciona que una persona será castigada por sus propios pecados. Sin embargo, Números 14:18, sugiere que los niños serán castigados por los pecados de los padres. ¿Se contradicen estos dos versículos?
Dios es muy claro en cuanto a pedir cuentas a cada persona por lo que hizo. Romanos 14:12 nos recuerda "que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí". Nuestra responsabilidad individual de dar cuentas es precisamente la razón por la cual Dios envío a Cristo, para que Él pudiese pagar la multa de nuestros pecados (Isaías 53:6).
El tema de la responsabilidad de dar cuentas individualmente es consistente a través de la Escritura, y el pecado conlleva dos resultados: Las consecuencias terrenales del pecado, las cuales frecuentemente se extienden a los hijos hasta la tercera y cuarta generación; y juicio eterno por el pecado, que se aplica exclusivamente a la persona que comete el pecado. Los pasajes que menciona en ninguna forma se contradicen, ni crean conflicto con estos principios.
Pecados tales como el divorcio, el alcoholismo, el abuso sexual, entre otros, poseen repercusión que pasa a muchas generaciones. El pasaje de números es una advertencia que lo que hacemos ahora continua impactando mucho después de nuestra partida.
A su vez, lea el pasaje cuidadosamente y observe que la Biblia no dice que los hijos son castigados por los pecados de los padres, sino por pecados que los padres cometieron, los cuales ellos repitieron. Tristemente, los hábitos tienden a pasar de generación a generación. De Hecho, el castigo de Dios es una acción amorosa para ayudar a parar la reacción en cadena de sufrimiento que produce el pecado.
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