Dios no nos salva por lo que lleguemos a lograr, sino porque nos ama. En realidad, la verdadera razón por lo cual nos creó, es para que pudiéramos ser amados por Él. La mayoría de nosotros podemos recordar los momentos en que experimentamos abundantes bendiciones y nos maravillábamos de que el Dios todopoderoso quisiera, tan amorosamente, hacernos partícipes de Su maravillosa bondad.
Pero, ¿qué pasa cuando la vida se nos vuelve tormentosa de repente? Una enfermedad inesperada o un desengaño nos toma desprevenidos, despertando dudas en nosotros. Entonces clamamos: "Señor, ¿por qué me permitiste nacer?" En esos momentos podremos sentirnos solos, pero en realidad no lo estamos. Recordemos que los perversos planes de Satanás son infructuosos en la presencia de Dios, porque Él es soberano sobre todas las cosas.
Lo único que se necesita es una oración, un grito de ayuda, y el omnipotente Dios del universo dirigirá Su atención a nosotros. Las acciones de nuestro Padre celestial son motivadas por una sola cosa: Su amor. A pesar de que no entendamos el porqué ha permitido Él que nos sintamos ignorados, abandonados y olvidados, Su amor está en actividad. El sufrimiento podrá llevarnos a pensar equivocadamente que nunca llegaremos a ser las personas que Él se propuso que fuéramos, pero esto no cambia la verdad de Dios: las dificultades nos preparan para la bendición futura, y las penalidades redirigen nuestros pensamientos para que podamos enfocarnos solamente en Cristo.
Dios sabía todo acerca de usted antes de crearle; vio cada victoria, pero también cada fracaso y cada sufrimiento. Sin embargo, le escogió a usted para que recibiera Su amor. Él sabía cuándo se sentiría desanimado(a), cuando cedería al pecado y cuándo le desobedecería. Pero también cuándo le adoraría y glorificaría. Usted fue creado(a), no para vivir de acuerdo a como le plazca, sino para conocer a Dios y experimentar Su amor y compasión sin ninguna vergüenza o temor. Él nos acepta, no por lo que hayamos hecho o lo que haremos en el futuro, sino sólo por lo que Su Hijo hizo por nosotros en el Calvario.
Dios desea tener compañerismo con usted. El Señor llamó a Abraham "mi amigo" (Is. 41:8), y Él desea decirle lo mismo a usted. Él le creó para que usted experimentara la plenitud de Su eterno amor cada día (Jer. 31:3). La pregunta es: ¿Lo ama usted a Él?
No hay comentarios:
Publicar un comentario