martes, febrero 19, 2008

Lo que pasa realmente en la cabeza de los hombres 2ra parte

¿A dónde se han ido los hombres?

David: Como terapeuta, he hablado con muchas mujeres solteras y angustiadas. Ellas se preguntan: ¿Me querrá alguien? ¿Soy digna de que alguien me quiera? ¿Alguna vez tendré una cita? Y éstas son mujeres hermosas, exitosas y claras en sus ideas.

-: ¿Dónde está, entonces, el problema? ¿Qué es lo que les impide a hombres cristianos comprometerse con una mujer?

Stephen: Creo que los hombres, muchas veces, tienen miedo de comprometerse. Los hombres pueden sentirse intimidados por las mujeres comunicativas e independientes. Piensan: Si ella no me necesita para resolverle los problemas, ¿para qué sirvo? Una mujer confiada y segura de sí misma puede ser vista como una verdadera amenaza.

David: Se debe también considerar el nivel de desarrollo de cada uno. Si estamos tratando con un hombre que salió de su adolescencia a los veinticinco años, pero su esposa o su novia dejo de ser adolescente a los dieciocho o diecinueve, su relación sacará a flote esas diferencias. La realidad es que ese hombre no es todavía un adulto. Es como si estuviera buscando a una mamá, más que a una esposa. Por tanto, la joven tendrá que esperar hasta que él crezca.

¿Qué puede, entonces, hacer la Mujer?

-: Si él necesita que ella lo necesite, ¿debe la mujer dejar que le arregle el neumático, a pesar de que ella sabe cómo hacerlo por sí misma?

David: No, si lo está haciendo para que él se sienta seguro de sí mismo.

Stephen: El matrimonio no es un medio para hacernos felices, sino para santificarnos, para que nos revele nuestra pecaminosidad y nuestra dependencia de Dios, no de la otra persona. El hombre que necesita que lo necesiten, nunca será completado por una mujer. Para sentirse realizado, tiene básicamente que tener una reconciliación con Cristo. Cuando la mujer trata de intervenir para que él se sienta seguro, en realidad lo está poniendo en un pedestal. Y las cosas que se ponen en un pedestal son cosas frágiles que no pueden enfrentar las duras realidades de la vida. Por tanto, lo que está haciendo es mantenerlo como un niño, impidiéndole crecer.

-: ¿Y si eso toma de 15 a 20 años?

Stephen: Si es así, la lucha de ella será con Dios. ¿Puedo confiar en un Dios que me ha dado a este hombre? ¿Qué voy a hacer con el Dios que permitió que me casara con esta persona? Tendrá que lidiar con estas difíciles preguntas hasta que llegue el momento de confiar en Dios completamente, sin importar dónde se encuentre su esposo en su propio desarrollo.

¿Qué dice la Biblia en cuanto a esto?

Stephen: Adán y Eva estaban en el huerto del Edén, y fallaron. La serpiente le habló a Eva, poniéndola a prueba: "¿Con que Dios os ha dicho…?" Dios le había dado instrucciones a Adán, no a Eva. Pero él se quedó callado, sin decir una sola palabra. No dijo: "No". Adán debió haber dicho: "Dios dijo esto". No buscaron la ayuda del Señor. Pero Él se presentó, les buscó, y le dijo al hombre: "¿Dónde estás?"

La respuesta de Adán fue: "Fue ella quien lo hizo; tú la pusiste aquí".

Culpó a Eva. Y ésta dijo: "La serpiente lo hizo; la serpiente me obligó a hacerlo". Por supuesto, Dios sabía la verdad: no se estaban responsabilizando de lo hecho.

Muchas personas preguntan: "¿Qué puedo hacer para que la relación funcione bien?" Tenemos que comenzar entendiendo que aquella primera relación no funcionó bien. Entonces comprenderemos que la relación fue hecha para hacernos humildes, quebrantarnos y para que veamos la necesidad que tenemos de depender de Dios.

Adán y Eva fueron expulsados del huerto; salieron de allí solos. Se fueron al desierto y allí tuvieron sus hijos. Entonces Caín mata a Abel, y Dios tiene un diálogo con él, así como lo había hecho con Adán y Eva —pero no se produjo ningún arrepentimiento. Ninguno de ellos lamentó lo sucedido; ninguno confesó su pecado.

Caín fue y construyó una ciudad sobre una montaña; allí se dedicó al comercio y a los artes y oficios, para distraer su corazón de la maldición de ser un errante en el mundo. Después Adán y Eva tuvieron otro hijo, llamado Set. La Biblia dice: "Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová" [Génesis 4:26b]. Esto nos enseña que después de que fuimos quebrantados, Dios siguió fielmente tratando de restaurarnos. Cuando nos volvemos humildes y somos quebrantados, y clamamos a Dios, descubrimos que Él ya está con nosotros.

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