Muchas cosas había escuchado de David, otras tantas la había
leído, sobre todo aquellos salmos que impactan nuestras vidas, sobre todo en
los momentos de angustia y desesperación, pero algo bien interesante para mí,
fue escuchar en un retiro sobre la cueva de adulam.
Dice la palabra en 1
de Samuel 22: 1-2 que David huyo a la
cueva, y junto a él 400 hombre, en el peor estado o condición personal, dice al
final del versículo 2 que se hizo jefe de ellos.
Un hombre huyendo de la mano de amenazadora de muerte de Saúl,
el cual bajo esta condición, en algún momento no se sintió la mejor persona, vemos
en los salmo que muchas veces tuvo que hablarle a su alma apara que le ayudara
a seguir, entonces se hace Jefe de otros en peor condición que él, porque al
menos el conocía una verdad que le permitía no sucumbir ante su situación.
Lo que más me impresiona, es que buscando conocer más sobre
la cueva de adulam, en vez de leer el capítulo 22 de 1 de Samuel, leo el capítulo 21:16-25 de 2 de Sanuel algo que allí me
dejo sorprendido y me habla de un lego, dice que David después de enterrar a Saúl
y su hijo, los filisteos se levantaron en querrá y que David se cansó de
luchar, un gigante vino contra David y uno de los siervos de David, lo hirió y
luego lo mato.
Veo en esto versículos de 2 de Samuel 22, como un hombre
marco con un legado de matar los gigantes, a los que una vez estuvieron en
cuevas siendo amargados de espíritu, afligidos y endeudados.
Vieron en David un hombre que le creía a Dios, que no hacía
nada sin consultar a Dios, que creía que si Dios le dijo que si alcanzaría la
victoria, aun cuando la batalla se veía perdida.
Dejar un legado no es fácil, esto incluye tratar con
personas con diferentes estados psicológicos y diversas situaciones
espirituales, pero siempre habrá alguien por quien valió la pena, el
sometimiento y la obediencia a Dios.
Los hechos hablan más que las palabras, y David fue un hombre
de hechos, por eso tuvo a su lado hombres fieles, que pusieron por obra lo
aprendido.
Cito el salmo 133 porque encuentro en el, cómo se da el buen
legado y que al final trae la bendición de Dios, no importando las vivencias del
camino, dice: Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los
hermanos habiten juntos en armonía.
Es como el óleo precioso sobre la cabeza, el cual desciende sobre la
barba, la barba de Aarón, que desciende hasta el borde de sus vestiduras. Es como el rocío de Hermón, que desciende
sobre los montes de Sion; porque allí
mandó el SEÑOR la bendición, la vida para siempre.
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