Cuentan de un rey que deseaba tener sabiduría, para ello
necesitaba, según él, al más sabio de la región para que le enseñara, los súbditos
conociendo el deseo de su señor, salieron por la región a buscar a un hombre sabio,
el más sabio de todos los sabios.
Lo llevaron ante el rey para que le enseñara, entonces el
rey le preguntaba y el sabio le explicaba, al final el sabio le preguntaba – entendió
mi señor – el rey respondía - entendió
usted gran sabio.
Esto pasaba cada día de enseñanza, algo que molestaba al
sabio, pero un día, el rey solo recibió del sabio una carta que decía: oh gran
rey, señor mío, hoy entiendo, y por eso he decidido aprender, le doy las
gracias por sus enseñanzas, que aunque fue difícil, me ayudaron mucho, el sabio
no es sabio simplemente por lo que lee y por lo que cree, sino por lo que vive
y aplica.
Esto me hace pensar cuanto de nosotros estamos hablando lo
que no hacemos, claro a diferencia del común, sabemos que somos vasos, que Dios
lo llena según lo que él quiere dar, pero si no tenemos una experiencia con
Dios, un vivencia de su verdad como podemos impactar las vidas de los
necesitados, con lo que se supone que
tenemos, Cristo Jesús.
Dios nos llama a
conocerlo, a dejarnos moldear por él y a llegar a otros con su verdad, no con
nuestra verdad, la palabra dice en Mateo 11: 29-30 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Mientras más fuerte
sea nuestra relación con Dios, mayor será el impacto de Dios en las vidas de
los demás, no debemos de ser huecos, cristianos sin fundamentos, debemos ser
comprometidos con la verdad, y la verdad es Jesús, no hablamos de nuestras
vivencias, sino de nuestra vida, y nuestra vida es Jesús, no mostramos nuestro
caminar, sino nuestro camino, y nuestro camino es Jesus.
La biblia
dice en Juan 14: 6-7: Jesús le dijo: Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre, sino por
mí. Si me conocieseis, también a mi
Padre conoceríais; y desde ahora le
conocéis, y le habéis visto.
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