Muchas veces nos afanamos con las cosas del mundo, nos afligimos pensando:
¿Que será de mi mañana?
¿Que comeré, como haré pues no me ajusta el sueldo?
¿Donde viviré, será que tendré mi propia casa?
¿Será que tendré salud en el futuro?
¿Si me despiden será que conseguiré trabajo?
Las ocupaciones de este mundo nos afligen, por eso el Señor Jesus dijo a sus discípulos:
Juan 14
1 No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. 2 En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros. 3 Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros. 4 Y conocéis el camino adonde voy.
27 La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. 28 Oísteis que yo os dije: “Me voy, y vendré a vosotros.” Si me amarais, os regocijaríais porque voy al Padre, ya que el Padre es mayor que yo.
Lo que el Señor Jesus quería decirles era: “Hey, No Olviden que Volveré por Ustedes, No Olviden que ustedes no son de este mundo, Yo tengo un lugar para ustedes conmigo en el Cielo, Aquí va ha estar para prepararse”. Nos afligimos y nos turbamos porque olvidamos a que hemos sido llamados.
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