viernes, agosto 04, 2006

Enfrentando las puertas cerradas

Dios tiene el poder de abrir cualquier puerta cerrada, porque no hay ninguna dificultad que Él no pueda vencer. Pero también puede decidir que sigan bloqueadas las cosas que nos parecen importantes. ¿Por qué permite Él que algunas puertas permanezcan cerradas? Puede ser por:

Protección. Quizás está tratando de evitarnos cometer un error, porque sin Su ayuda es posible que no tengamos el conocimiento necesario para hacer las decisiones correctas.

Redirección. Dios puede estar enviándonos por un nuevo camino. Su plan puede incluir mayores oportunidades, mayor satisfacción, un área de servicio más amplia, un tiempo de sufrimiento, o una oportunidad para glorificar Su nombre. Dios cerró las puertas de Asia para que el apóstol Pablo predicara en Europa. Su obediencia llevó a un fruto mayor, pues se formaron iglesias en Filipos, Tesalónica y Corinto, y las epístolas que escribió para ellas han enriquecido nuestros conocimientos. Aunque Pablo tuvo muchos sufrimientos, también conoció el gozo de participar en la obra de Dios.

Prueba. Cuando Dios dice “no”, nuestra fe es probada, y descubrimos lo que en verdad creemos en cuanto a Él y Sus planes.

Perseverancia. Con estos impedimentos, desarrollamos constancia, una cualidad vital para los creyentes (Romanos 5:3-5).

Oportunidad. Nuestro Padre celestial pone señales de alto en nuestro camino, para que Su voluntad se cumpla en el momento preciso.

Desobediencia. Las desobediencias del pasado pueden afectar las experiencias y las bendiciones futuras.

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