A los suyos vino, y los suyos no le recibieron. Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser llamados hijos de Dios. Juan 1:11-12
Todos alguna vez fuimos niños. Pero a medida que transcurrieron los años, nos fuimos convirtiendo en lo que somos ahora. En la vida del espíritu también acontecen cambios. A medida que los años pasan en el evangelio, a medida que las decisiones se toman, a medida que nos apartamos o nos alejamos de la voluntad de Dios, nos vamos transformando, nos vamos convirtiendo en algo, en alguien. En el verso 12 miramos que “vamos a ser llamados hijos de Dios”.
Es necesario que estudiemos nuestro caminar en Cristo y distingamos en que nos estamos convirtiendo, hacia donde están dirigidos nuestros pasos, que nos depara el futuro de continuar como vamos, y que medidas debemos tomar para enmendarlo. En este estudio vamos a observar a distintos personajes que se iniciaron de tal o cual manera, y que terminaron convirtiéndose en algo que a lo mejor no esperaban. Algunos para bien como la diminuta semilla de mostaza, y otros que acabaron en desastre, como Judas.
Este versículo 11, nos dice que les dio el derecho de ser llamados hijos de Dios, note que es un proceso.
Este es un texto que descalifica a unos y habilita a otros para que empiecen algo hermoso en Dios, pues había barrera entre Judíos y gentiles, pero cuando Jesús desarrolla su sacerdocio EL derrumba la pared intermedia y la puerta queda abierta para todo aquel que quiera cercarse y dice que…… a los suyos vino y no le recibieron pero a todos los que le recibieron les da un privilegio de llegar a ser hechos HIJOS SUYOS.….Llegar a ser…..es un proceso, primero nos da la salvación y comienza el proyecto del Espíritu Santo para reprogramar el alma y los que no teníamos derecho a nada, ahora podemos tener derecho a todo, es un proceso hermoso y llegamos a ser HIJOS DE DIOS, ahora solo hay que CREER.
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