Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
–(Juan 6:63b)
Nosotros hemos visto algunos adelantos médicos sorprendentes en nuestra generación, como algunas "drogas milagrosas" que pueden conquistar muchas clases de enfermedades y dolencias.
Pero, sabe, en el tiempo que he sido creyente, he parpado otra clase de medicina mucho más eficaz: la Palabra de Dios. Nunca ha habido una droga tan milagrosa que la pueda igualar. La medicina de Dios es la respuesta a toda necesidad. Es vida. Es salud. Es el poder de Dios. Y si la pone en su corazón y la pone en práctica, usted se sanará.
A veces la gente pregunta: "Si la medicina de Dios da resultado siempre, ¿por qué hay tantos creyentes que están todavía enfermos?" Hay dos razones. Número uno, porque no toman el tiempo para sembrar la Palabra profundamente en su corazón en lo que respecta a la sanidad. Número dos, porque no hacen lo que la Palabra les dice que hagan.
Véalo así: Si un médico le receta una medicina para que se la tome diariamente y usted decide en cambio frotársela en el pecho, esa medicina no va a servirle de nada. Tiene que seguir las instrucciones y tomarla como se le diga si espera mejorarse, ¿no es cierto? Del mismo modo, si lee la receta de Dios para la salud y no la pone en práctica, usted no cosechará ninguno de sus beneficios.
En Proverbios 4:22 dice que las Palabras de Dios son vida y salud para usted. Por lo tanto no espere hasta que se enferme para comenzar a usarlas. Empiece hoy mismo a poner la Palabra de Dios en su corazón en abundancia y será difícil que usted se enferme. Esa Palabra constantemente dentro de usted va a mantener el poder sanador de Dios en acción.
No se preocupe. No hay límite a la cantidad de la medicina de Dios que usted se puede tomar. No puede tomarse una sobredosis. Entre más la tome, más fuerte será. Empiece a fortalecerse hoy.
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