Pero en una casa grande, no solamente hay utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos honrosos, y otros para usos viles.
–(2 Timoteo 2:20)
¿Está usted destinado para cosas grandes en el reino de Dios? Hágales esta pregunta a varias personas, y con humildad le asegurarán que no lo están: "Usted sabe que no todos somos vasos de oro - le dirán - . La Biblia dice que algunos somos llamados a ser pequeños vasos de barro".
¡Bendito sea Dios! La Biblia no dice tal cosa. Ciertamente, habrá vasos de oro y vasos de barro en el reino, pero somos nosotros, no Dios, los que determinamos la clase de vaso que lleguemos a ser. Segunda de Timoteo 2:21 dice: "Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra".
Utensilio de oro o vaso de barro: la decisión es suya.
Entonces ¿por qué tantos creyentes escogen un trabajo insignificante en el reino de Dios? ¿Por qué se contentan con ser vasos de barro?
Porque les falta una cosa que todo utencilio de oro debe tener: les falta dedicación. No han tomado la decisión firme de separarse de las influencias que los contaminan y no han estado dispuestos a dejar los caminos del mundo y seguir al Señor sin mirar atrás.
Amigo mío, Dios está haciendo cosas grandes en el mundo. Está haciendo señales y maravillas para preparar el camino para la venida de Jesucristo. Estamos en tiempos emocionantes, pero la verdad es que no hay tiempo para vasos de barro. Por eso, si aún no ha tomado la decisión que lo convertirá en utensilio de oro, reconózcalo. Luego, dedique el tiempo necesario para estar en comunión con Dios y estudiar su Palabra y someter su voluntad a la voluntad de Dios. Pídale al Espíritu Santo que actúe en su vida hasta que usted esté dispuesto a dejar los caminos del mundo por caminos más excelentes: los de Dios.
Hágalo ahora mismo. La hora es avanzada. La gloria de Dios se está derramando en el mundo como una gran ola final. No está goteando de vasos de barro, sino que está siendo derramada por medio de vasos de oro, y eso es exactamente lo que Dios quiere que usted sea.
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