Nos quejamos del jefe, del profesor, de la madre, de
diversas personas que a nuestro parecer son piedras en nuestros zapatos,
decimos que desearíamos otra persona para que sea esa que tenemos, a expensa de
que el que venga sea peor.
Se nos ha olvidado que toda autoridad es puesta por Dios, en
el caso de los padres no es la excepción, no lo elegimos, y ellos no nos
eligieron a nosotros.
Perdemos nuestra mirada en la situación, que si nos ponemos
a sacar cuentas, es una situación permitida por Dios, para lograr algo en tu
vida, o acaso no está escrito que todo obra para bien para los que aman a Dios,
al final la obra es para bien, pero en el camino, debemos recordar que el que
se levanta contra mí, sin Dios se levanta, que aunque por un camino venga en mi
contra, por siete caminos huira de mí, que el aderezará mesa delante de tus
angustiadores.
Creo que necesitamos un alumbramiento de nuestro
entendimiento para poner por obra la palabra de Efesios 6; 10-18, cuando se quieren
levantar alguien contra nuestra, así vemos a lo que está verdaderamente obrando,
esto nos ayuda que enfocar nuestra mirada en Dios, y descansar en El.
Dejemos de mirar al hombre, que es carne y sangre, y miremos
a Dios, porque cuando miramos a Dios y presentamos lo que está pasando, llega
paz a nuestras vidas, de seguro se verá el cambio en la situación y en la
persona que la provoca.
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