Y saliendo Jesús... y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos... Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
–(Mateo 14:14; 15:30,31)
La tradición religiosa dice que Dios es glorificado cuando soportamos abnegadamente el sufrimiento y la enfermedad. Pero eso no es lo que dice la Biblia. Lo que sí dice es que Dios es glorificado cuando los ciegos ven, los cojos andan y los mancos son sanados.
En la India o en África, donde la gente desconoce esas tradiciones religiosas, cuando alguien se pone en pie y dice: "Yo vengo a ustedes como mensajero del Dios Altísimo", la gente lo cree. Cuando ellos oyen decir que Jesús, el Rey de reyes, derramó su sangre por ellos; cuando oyen decir que Dios les ha enviado un mensajero para decirles que Jesús los libertará del pecado, de la enfermedad y de la muerte, se llenan de emoción. No se ponen a discutir con la Palabra de Dios. Entonces, ¿sabe qué sucede? Que la gente empieza a ser sanada, a tirar las muletas y a quitarse los vendajes.
Cuando aprendamos a recibir la Palabra de Dios como lo hace la gente de esos lugares, las mismas cosas sucederán entre nosotros. Dios no hace acepción de personas; su Palabra actúa en todos. La diferencia está en la manera en que la recibamos.
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