lunes, abril 10, 2006

Dónde ir en nuestra necesidad

Cuando nos atacan la tristeza, la depresión o la soledad, nos sentimos sin dirección. Pero Dios nos dice dónde ir cuando tenemos una necesidad: directamente a Su trono de gracia.

La visión del profeta Isaías de este lugar fue tan impresionante, que clamó diciendo: “¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” (Isaías 6:5). Esta sala del trono es un lugar de gloria, poder y majestad radiante desde la cual Dios gobierna todo el universo. Nosotros podemos sentirnos indignos como Isaías, pero Dios nos extiende Su gran amor y misericordia desde Su trono, quitando nuestro pecado.

Tenemos acceso al trono de la gracia de Dios cuando damos nuestra vida a Él por medio de Cristo. Cuando clamamos a Jesús que nos salve, porque nosotros no podemos salvarnos a nosotros mismos, las puertas del cielo se abren y somos llevados a la sala del trono. Somos bienvenidos, porque Jesús es nuestro intercesor; Él nos da acceso al Dios de toda la creación. Por cuanto Él experimentó todo lo que nosotros experimentamos, el Señor simpatiza con nuestras debilidades. Jesús fue tentado al igual que nosotros, pero se mantuvo sin pecado y siendo uno con el Padre. Él nos invita a seguir en Sus pasos. Su muerte y resurrección han hecho posible que recibamos gracia y misericordia en todo momento. En vez de quedarnos solos con nuestro dolor, fuera de ese maravilloso lugar donde somos aceptados, debemos correr a través de las puertas abiertas, a la presencia de nuestro Padre.

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