Uno de los ejemplos más hermosos de un espíritu de perdón se encuentra en el libro de Génesis. A pesar de haber sido víctima de envidias, malas intenciones, y confabulaciones perversas, José tuvo una actitud de perdón sin igual. Él fue, un varón de Dios que supo cómo lidiar con el resentimiento, porque lo vemos respondiendo de la manera correcta a los maltratos recibidos.
Si nos negamos a perdonar, experimentamos una serie de pasos dolorosos. Primero, tendremos dificultades para manejar el daño que nos han hecho. Al perdonar en este momento, podemos saltar muchos de los pasos restantes. Pero si nos aferramos al resentimiento, la amargura echará raíces y experimentáramos la derrota en las relaciones, emociones, e incluso en la salud física. La derrota lleva al desánimo. Es posible que el mundo nos vea como triunfadores, pero no tendremos gozo. El amar a los demás y ser a la vez amados, obstaculizado. Al final, sobrevendrá la desesperación, la que genera una inquietud tan grande, que algunos recurren a las drogas, al alcohol, a los enredos amorosos, al placer, o al exceso en el trabajo, en un esfuerzo por encontrar alivio. Lamentablemente, ciertas personas toman medidas aun más desesperadas.
Pero hay esperanza para quienes son suficientemente sabios para buscar una salida espiritual a su desesperación. Un consejero cristiano o un pastor pueden ser capaces de ayudar a detectar lo que anda mal por dentro. Muchas veces las personas descubren una raíz de amargura que se desarrolló a partir de un espíritu falto de perdón. Pero cuando abrimos nuestro corazón y aceptamos ayuda, podemos encontrar libertad.
tambien puedes hablan en tu intimidad con Jesus y pedirle que quite de ti esa raiz de amargura y falta de perdon, te aseguro que el te escuchara y libertara.
1 comentario:
Muy bueno tu blog. Me gustó el escrito sobre la amargura.
Saludos
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