La palabra nos insta a gozarnos con el que esta alegre, a doler nos con el que se duele.
Pero que valor tendrá para el que esta alegre que nos gozemos con el, pero que incalculable es para aquel que esta pasando por un momento tan difícil como la pérdida de un ser querido.
En el rostro de las personas ves como reciben esa palabra que tu le das, ves como los que dan el apoyo sienten la situación por la que esta pasando la persona.
Existe una compenetración profunda, a pesar, aunque nadie lo exprese, de la confrontación sicológica que tenemos en ese instante, toda expresión es real.
Jehova es nuestra fortaleza y nuestro amparo, no se nos olvide que somos un solo cuerpo, nos necesitamos unos a otro, en todo momento.
Como cordón de tres dobleces
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