De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son echas nuevas.
– 2 Corintios 5:17
La resurrección: ¿en qué piensa cuando oye esa palabra? La mayoría de la gente piensa en el pasado: en una tumba vacía y en el Señor resucitado.
¡Gloria a Dios! ¡Jesucristo vive hoy!
Lo que no entendemos bien es que Él no es el único que resucitó. Nosotros también hemos resucitado. Resucitamos espiritualmente el día en que recibimos al Señor Jesucristo como el Señor de nuestra vida. Ese día pasamos de muerte a vida. La parte más importante de nuestra resurrección ya ocurrió.
Medite en eso. Cuando usted hizo a Jesucristo el Señor de su vida, el Espíritu de Dios vino sobre usted y la gloria del Señor invadió su ser. Esa gloria consumió al viejo hombre y al pecador que usted antes era. Ese hombre viejo murió, y en su lugar nació una criatura nueva.
Sí, habrá un día cuando el cuerpo terrenal en que vive será levantado y glorificado, pero usted no tiene que esperar hasta entonces para ser libre del pecado, de la enfermedad, de la pobreza y del fracaso que acompañan a este mundo natural. Usted ya es libre de todo eso.
Quizá esté preguntándose: "Bueno, si soy tan libre, ¿por qué no puedo dejar de fumar? ¿Por qué no puedo rebajar de peso? ¿Por qué estoy siempre enfermo?" Pues, porque ha dejado que Satanás lo convenza de que usted todavía está bajo su poder y de que aún está espiritualmente muerto.
Por eso, le pido que a partir de hoy comience a considerarse vivo, a pensar de sí mismo como alguien que ya tiene la vida de Dios y no como un ser terrenal que está esperando por la resurrección. Considérese muerto al pecado y vivo por el poder de Jesucristo, y podrá empezar a vivir una vida nueva hoy.
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