Aprendemos a ser obediente por las buenas o por las malas. Los niños aprenden a lavarse los dientes porque obedecen a su mamá o porque deben ir al dentista cuando sufren por las caries. La vida es así, el Señor en Su Palabra nos dice qué debemos evitar y no hacer, pero si desobedecemos, afrontamos las consecuencias y problemas. Todo cae por su propio peso y nos damos cuenta que Dios tenía razón.
Para acelerar el proceso de obtener las promesas debes tomar el hábito de obedecer a la primera. Eres un rebelde convencido si necesitas escuchar cinco o seis versículos para que tu mente se abra. Dios quiere que obedezcas a la primera, no después de varios sermones. Mucha gente está a la espera de una señal para obedecer y no se dan cuenta que con las promesas es tiempo de actuar. Lo que Dios prometió para hoy, es para hoy, no para mañana, deja de esperar más confirmaciones y obedece.
Mateo 7:21advierte: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Ser cristiano es suficiente para ser salvo pero para hacer la voluntad de Dios hay que actuar. Sólo de esa forma demostrarás que eres obediente. Renueva tus hábitos, actitudes y costumbres para tener una reacción inmediata al perdón y la obediencia.
1ra. Reyes 3:14 promete: Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.
Luego de un pensamiento, necesitamos tiempo para ejecutarlo. Tenemos una vida que se acaba por más tratamientos de belleza que hagamos. Solamente la sabiduría e inteligencia del que guarda y cumple Sus mandamientos puede añadir largura de días, riquezas y honra a su vida porque demuestra ser multiplicador de lo que recibe. En una empresa se da más tiempo y aprecio a quien ejecuta más de lo que se le pide, no a quien se le pide algo y dice que lo cumplirá pero nunca lo hace. Es como la parábola de los talentos donde vemos que se recompensa al que entregó más de lo que recibió. Quien más trabaja, más recibe. Cuando eres alguien que trabaja y pone por obra, el Señor dice: “a este siervo amado debo alargarle los días porque sí funciona”. Sin obediencia no podemos “hacer” para alcanzar nuestras promesas.
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