Aunque muchos padres hacen un trabajo excelente en cuanto a proveer materialmente y enseñar valores familiares, todavía no saben cómo comunicar amor incondicional y seguridad a sus hijos.
¿Cuándo fue la última vez que usted llevó a su hijo a tomar un café para saber cómo le está yendo en su vida? Una adolescente dijo lo siguiente: "Los padres están muy ocupados actualmente y no tienen tiempo para estar en casa. Cuando necesitamos que ellos se interesen por lo que estamos sintiendo, nuestros padres no lo hacen porque están ocupados. Ellos piensan: Se ven bien, por tanto tienen que estar bien. Pero muchas veces no lo estamos".
Si su hijo compartió hace poco algo personal con usted, ¿cuál fue su reacción? Descubrimos que los chicos quieren abrirse y ser sinceros con nosotros, pero muchas veces no lo hacen porque perciben que no los estamos escuchando en realidad.
¿Le ha dicho usted alguna vez a su hijo: "Perdóname, por favor; estaba equivocado"? Si pretendemos ser perfectos, nuestros hijos tendrán un concepto distorsionado del mundo, y se sentirán frustrados por su incapacidad de manejar de manera perfecta los problemas y las tentaciones de la vida. Un muchacho lo resumió así: "Cuando mi papá dice: ‘Hijo, no debí haber manejado el asunto de esa manera’, puedo respetarlo como persona, porque nuestra conexión es real".
Una chica dijo lo siguiente: "Desearía saber que, no importa lo estúpidamente que haya actuado, podré contar con que mis padres me oirán y me apoyarán. Yo, definitivamente, no tengo esto con mi madre. Es como si no hubiera espacio para las equivocaciones o para la realidad. Su aprobación está basada solamente en lo bien que yo esté haciendo las cosas".
Nosotros no quisiera jamás que ésta sea la percepción de nuestros hijos, pero muchos sienten que si nos cuentan lo que está pasando en sus vidas, perderían nuestro amor y respeto.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Muchas veces erramos en uno u otro lado de la balanza de "permisividad vs. autoridad". Algunos padres, empeñados en ser los mejores amigos de sus hijos, son negligentes en cuanto a reglas, tareas o en saber quiénes son los amigos de sus hijos o cuáles son sus actividades. Mientras tanto, otros pueden ser demasiado exigentes en las normas de la casa, que siempre están repitiendo. Ambos extremos pueden ser desastrosos.
Una chica nos habló de su momento de la verdad: "Un día, papá y yo estábamos nadando juntos, y me dijo unas palabras que nunca olvidaré: ‘Preferiría que no te metieras en problemas, pero si alguna vez lo haces, puedes contar conmigo’. Eso fue todo lo que dijo, y lo dijo sólo una vez. Si alguna vez me meto en problemas, puede usted tener la seguridad que voy a acudir a mi padre".
Sea parte de las necesidades de sus hijos, no para que sientan que tienen un juez que le condenara en cualquier momento, sino un amigo que le ayudara a sobre pasar lo que esta acosando su vida. Recuerda que instruir a tu hijo es un legado de Dios.
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