Habían estado separados ocho semanas. Eso no es mucho tiempo para personas que tienen poco interés la una en la otra. Pero para quienes se aman como Sarah Copley y Michael Blakesly, de Londres, Inglaterra, era un plazo excesivamente largo.
Al regresar Michael de su viaje por Yugoslavia, su novia Sarah, de floridos dieciocho años, lo estaba esperando en el aeropuerto. Fue tan grande la emoción del encuentro, que Sarah sufrió un agudo ataque de asma que le rompió las arterias. Murió ahí mismo, en los brazos de su amado. La emoción y el asma la mataron. «Esta joven de veras murió de amor», fue el dictamen del médico.
Esta noticia es triste pero romántica; penosa y sin embargo reconfortante. Deprime el espíritu, pero también infunde esperanza. En estos tiempos cuando el amor ha perdido casi por completo su valor, levanta el ánimo oír que una joven muera de amor.
La juventud de hoy ha cambiado el amor por la pasión sexual, rebajando así lo que Dios estableció como el valor más alto de la existencia. Pero esto no es problema sólo de los jóvenes. El amor a la familia que los padres deberían valorar mucho más que una montaña de oro, se ha venido también al suelo.
«Ya nadie hace nada por amor —comenta un periodista argentino—. Todo se hace por el más sórdido interés. El sexo, la lujuria y la concupiscencia ensombrecen la relación entre el hombre y la mujer.... Cuando el precio del amor cae tan bajo en la Bolsa de Valores, lo único que queda es la desesperación.»
Sin embargo, en medio de ese cuadro sombrío hay luces de esperanza. Todavía hay gente que sacrifica todo por amor. Todavía hay parejas que pueden repetir las palabras del Cantar de los Cantares: «Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte» (Cantares 8:6).
Cuando Cristo es nuestro primer amor, toda nuestra vida se llena de su amor, que es como una fuente pura y cristalina que se derrama en el alma, bañando y purificando hasta lo más recóndito de nuestro ser. Sólo Cristo limpia el corazón para que podamos de veras amar.
por el hermano pablo.
MATEO 28;19-20: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
lunes, marzo 31, 2008
viernes, marzo 28, 2008
Jehová, único Redentor
Isaías 43: 1-7
1 Ahora, así dice Jehová,Creador tuyo, Jacob,
y Formador tuyo, Israel:
«No temas, porque yo te redimí;
te puse nombre, mío eres tú.
2 Cuando pases por las aguas,yo estaré contigo;
y si por los ríos, no te anegarán.
Cuando pases por el fuego,no te quemarás
ni la llama arderá en ti.[a]
3 Porque yo, Jehová, Dios tuyo,
el Santo de Israel, soy tu Salvador;
a Egipto he dado por tu rescate,
a Etiopía y a Seba a cambio de ti.[b]
4 Porque a mis ojos eres de gran estima,
eres honorable y yo te he amado;
daré, pues, hombres a cambio de ti
y naciones a cambio de tu vida.
5 No temas, porque yo estoy contigo;[c]
del oriente traeré tu descendencia
y del occidente te recogeré.
6 Diré al norte: "¡Da acá!",
y al sur: "¡No los retengas;
trae de lejos a mis hijos,
y a mis hijas de los confines de la tierra,
7 a todos los llamados de mi nombre,
que para gloria mía los he creado,
los formé y los hice!"»
1 Ahora, así dice Jehová,Creador tuyo, Jacob,
y Formador tuyo, Israel:
«No temas, porque yo te redimí;
te puse nombre, mío eres tú.
2 Cuando pases por las aguas,yo estaré contigo;
y si por los ríos, no te anegarán.
Cuando pases por el fuego,no te quemarás
ni la llama arderá en ti.[a]
3 Porque yo, Jehová, Dios tuyo,
el Santo de Israel, soy tu Salvador;
a Egipto he dado por tu rescate,
a Etiopía y a Seba a cambio de ti.[b]
4 Porque a mis ojos eres de gran estima,
eres honorable y yo te he amado;
daré, pues, hombres a cambio de ti
y naciones a cambio de tu vida.
5 No temas, porque yo estoy contigo;[c]
del oriente traeré tu descendencia
y del occidente te recogeré.
6 Diré al norte: "¡Da acá!",
y al sur: "¡No los retengas;
trae de lejos a mis hijos,
y a mis hijas de los confines de la tierra,
7 a todos los llamados de mi nombre,
que para gloria mía los he creado,
los formé y los hice!"»
miércoles, marzo 26, 2008
Déjese guiar y alcanzara la meta
Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; no la dejes, y ella te guaradará; ámala, y te conservará.
–(Proverbios 4:5-6)
Recientemente, Dios ha estado llamando a un grupo cada vez más grande de personas que tienen sed espiritual. Están sedientos de conocer de una manera más íntima y personal a su Señor; sedientos de ser sus siervos en púlpitos, campos misioneros, hogares, oficinas de trabajo y en cualquier otro lugar al que Él los llame.
Son personas que no están satisfechos con encontrar el camino más fácil para avanzar sin esfuerzo en su peregrinaje al cielo. No, son aquellos que están decididos a correr la carrera, como el apóstol Pablo dijo, a correr para obtener el premio. Hablando espiritualmente, están en el camino a la excelencia. ¿Está usted entre ellos?
Si es así, quiero hablar de cuatro cosas que debe hacer para correr la carrera como campeón.
Dele prioridad a la Palabra. Si su meta es ser un evangelista excelente o un ingeniero de primera clase al servicio del Señor, la sabiduría que proviene de la Palabra de Dios es la que le ayudará a lograrlo. Jesús lo dijo de la manera siguiente: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33).
Por eso, propóngase ahora a hacer lo que sea necesario para empaparse de la Palabra de Dios. Dedique todo momento disponible a leer, estudiar y oír la Palabra y a meditar en ella.
Sé que no va a ser fácil, pero si usted ha tomado la decisión de hacer algo en el ministerio de Jesucristo y cumplir con la gran comisión, deberá ser diligente. Dele prioridad a la Palabra en su vida y con seguridad tendrá victorias gloriosas por delante.
–(Proverbios 4:5-6)
Recientemente, Dios ha estado llamando a un grupo cada vez más grande de personas que tienen sed espiritual. Están sedientos de conocer de una manera más íntima y personal a su Señor; sedientos de ser sus siervos en púlpitos, campos misioneros, hogares, oficinas de trabajo y en cualquier otro lugar al que Él los llame.
Son personas que no están satisfechos con encontrar el camino más fácil para avanzar sin esfuerzo en su peregrinaje al cielo. No, son aquellos que están decididos a correr la carrera, como el apóstol Pablo dijo, a correr para obtener el premio. Hablando espiritualmente, están en el camino a la excelencia. ¿Está usted entre ellos?
Si es así, quiero hablar de cuatro cosas que debe hacer para correr la carrera como campeón.
Dele prioridad a la Palabra. Si su meta es ser un evangelista excelente o un ingeniero de primera clase al servicio del Señor, la sabiduría que proviene de la Palabra de Dios es la que le ayudará a lograrlo. Jesús lo dijo de la manera siguiente: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33).
Por eso, propóngase ahora a hacer lo que sea necesario para empaparse de la Palabra de Dios. Dedique todo momento disponible a leer, estudiar y oír la Palabra y a meditar en ella.
Sé que no va a ser fácil, pero si usted ha tomado la decisión de hacer algo en el ministerio de Jesucristo y cumplir con la gran comisión, deberá ser diligente. Dele prioridad a la Palabra en su vida y con seguridad tendrá victorias gloriosas por delante.
martes, marzo 25, 2008
El desea librarnos de nuestros problemas
Por el Hermano Pablo
La lluvia había caído a torrentes, y la carretera estaba lisa. Era además una carretera que ondulaba sobre la cima de una montaña, con hondos barrancos a cada lado. En la profundidad, pasaba un arroyo.
El vehículo de Manuel Antonio, en una de las curvas de esa carretera en España, se deslizó sin control y se despeñó dando vueltas mientras caía a lo profundo del despeñadero. Manuel, herido de gravedad, quedó aprisionado debajo del auto, semisumergido en el arroyuelo. Dos cosas pasaron por su mente: cómo ser rescatado, y cómo no morir de sed.
Tenía puesta una camiseta de algodón. Era una camiseta barata, pero de tela absorbente. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, Manuel logró quitarse la camiseta, hacer una especie de rollo con ella, e introducir una punta en el agua.
Así, mojando la camiseta una y otra vez y sorbiendo el líquido cristalino, pudo pasar los peores tres días de su vida. Cuando fue rescatado, tuvo apenas aliento para decir: «Dios y mi camiseta me salvaron la vida.»
Esta es una descripción perfecta de los azares de la vida. En cualquier momento, ocurre la desgracia. Los accidentes se hallan a la vuelta de la esquina. Nadie está libre de ellos.
Sin embargo, de igual manera nadie está libre de cualquier tragedia emocional o familiar. La existencia humana es efímera, inestable, impredecible, y cuando menos pensamos, el golpe sobreviene. Es para esos momentos que necesitamos encontrar agua fresca, porque sin agua no sobrevivimos.
¿De dónde sacar agua fresca espiritual para saciar la sed, reavivar la fe, fortalecer el ánimo y alentar la esperanza? Hay una sola fuente, que es Jesucristo. Él dijo: «El que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna» (Juan 4:14).
Aunque tengamos sólo un hilito de fe, aunque nuestra mente esté abrumada de dudas, aunque pensemos que no le importamos a Dios, de todos modos Dios quiere ayudarnos. De Él podemos recibir el agua de vida que salva nuestra alma.
La camiseta de Manuel Antonio fue el hilito con que logró sacar agua del arroyo, que a la postre lo salvó. En cambio, nuestro clamor a Cristo es el hilito que hará que Él nos socorra. Cristo desea librarnos de nuestros problemas. No perdamos la fe. Él está a nuestro lado, dispuesto a darnos el auxilio que necesitamos.
La lluvia había caído a torrentes, y la carretera estaba lisa. Era además una carretera que ondulaba sobre la cima de una montaña, con hondos barrancos a cada lado. En la profundidad, pasaba un arroyo.
El vehículo de Manuel Antonio, en una de las curvas de esa carretera en España, se deslizó sin control y se despeñó dando vueltas mientras caía a lo profundo del despeñadero. Manuel, herido de gravedad, quedó aprisionado debajo del auto, semisumergido en el arroyuelo. Dos cosas pasaron por su mente: cómo ser rescatado, y cómo no morir de sed.
Tenía puesta una camiseta de algodón. Era una camiseta barata, pero de tela absorbente. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, Manuel logró quitarse la camiseta, hacer una especie de rollo con ella, e introducir una punta en el agua.
Así, mojando la camiseta una y otra vez y sorbiendo el líquido cristalino, pudo pasar los peores tres días de su vida. Cuando fue rescatado, tuvo apenas aliento para decir: «Dios y mi camiseta me salvaron la vida.»
Esta es una descripción perfecta de los azares de la vida. En cualquier momento, ocurre la desgracia. Los accidentes se hallan a la vuelta de la esquina. Nadie está libre de ellos.
Sin embargo, de igual manera nadie está libre de cualquier tragedia emocional o familiar. La existencia humana es efímera, inestable, impredecible, y cuando menos pensamos, el golpe sobreviene. Es para esos momentos que necesitamos encontrar agua fresca, porque sin agua no sobrevivimos.
¿De dónde sacar agua fresca espiritual para saciar la sed, reavivar la fe, fortalecer el ánimo y alentar la esperanza? Hay una sola fuente, que es Jesucristo. Él dijo: «El que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna» (Juan 4:14).
Aunque tengamos sólo un hilito de fe, aunque nuestra mente esté abrumada de dudas, aunque pensemos que no le importamos a Dios, de todos modos Dios quiere ayudarnos. De Él podemos recibir el agua de vida que salva nuestra alma.
La camiseta de Manuel Antonio fue el hilito con que logró sacar agua del arroyo, que a la postre lo salvó. En cambio, nuestro clamor a Cristo es el hilito que hará que Él nos socorra. Cristo desea librarnos de nuestros problemas. No perdamos la fe. Él está a nuestro lado, dispuesto a darnos el auxilio que necesitamos.
domingo, marzo 23, 2008
Volando por encima de la tormenta
Pero los que esperan en el señor tendrán fuerzas; levantaran alas como las águilas, correrán, y no se cansaran; caminaron, y no se fatigaron.
Isaías 40:31
¿Sabias que el águila sabe cuando una tormenta se acerca mucho antes de que empiece?
El águila colara a un sitio alto para esperar los vientos que vendrán. Cuando pega la tormenta, coloca sus alas para que el viento las agarre y lleve por encima de la tormenta. Mientras la tormenta este destrozando abajo, el águila vuela por encima de ella.
Según la palabra de Dios nuestras alas con la adoración y alabanza y oración que alzamos al El.
El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente usa la tormenta para levantarse mas alto. Se levanta por los vientos que trae la tormenta. Cuando las tormentas de la vida nos vienen -Escrito esta, en el mundo tendréis aflicciones- podemos levantarnos por encima poniendo nuestra oración, alabando y adorando a Dios, dando gracias a Dios por todo. Poniendo nuestra fe hacia El.
Las tormentas no tienen que pasar sobre nosotros. Podemos dejar que el poder de Dios nos levante por encima de ellas. Dios nos permite ir con el viento de la tormenta, muchos de nosotros solo conocemos y reconocemos a Dios en medio de la las tormentas.
Por nada estéis afanosos sin que antes sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios con toda oración ruego y suplica.
Si tu estas en mi barca no importa la tormenta.
Isaías 40:31
¿Sabias que el águila sabe cuando una tormenta se acerca mucho antes de que empiece?
El águila colara a un sitio alto para esperar los vientos que vendrán. Cuando pega la tormenta, coloca sus alas para que el viento las agarre y lleve por encima de la tormenta. Mientras la tormenta este destrozando abajo, el águila vuela por encima de ella.
Según la palabra de Dios nuestras alas con la adoración y alabanza y oración que alzamos al El.
El águila no se escapa de la tormenta. Simplemente usa la tormenta para levantarse mas alto. Se levanta por los vientos que trae la tormenta. Cuando las tormentas de la vida nos vienen -Escrito esta, en el mundo tendréis aflicciones- podemos levantarnos por encima poniendo nuestra oración, alabando y adorando a Dios, dando gracias a Dios por todo. Poniendo nuestra fe hacia El.
Las tormentas no tienen que pasar sobre nosotros. Podemos dejar que el poder de Dios nos levante por encima de ellas. Dios nos permite ir con el viento de la tormenta, muchos de nosotros solo conocemos y reconocemos a Dios en medio de la las tormentas.
Por nada estéis afanosos sin que antes sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios con toda oración ruego y suplica.
Si tu estas en mi barca no importa la tormenta.
sábado, marzo 22, 2008
No busquemos un culpable
Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, Estad. en paz con todos los hombres.
(Ro 12:18) ...
Dos muy graves errores que puede cometer una persona que aspire a realizarse y lograr algo importante en la vida, y los cuales son las principales razones de fracaso, amargura, depresiones, relaciones deterioradas y muchas otras calamidades que nos llevan a la tristeza y la desesperanza, son:
1- El vicio de buscar siempre a quien culpar de todo lo que son pasa, en lugar de mirar nuestras responsabilidades en el hecho.
2- La mala costumbre de estar criticando y quejándose de todo, en lugar de buscar el lado positivo de cada experiencia.
Cuando entendamos que nuestras decisiones influyen en las vidas de otros y que de nada sirve buscar un culpable sino buscar la solución, habremos aprendido a convertir este en un mundo mejor. Recuerda que señalando culpables, criticando y quejándose ningún problema se soluciona.
(Ro 12:18) ...
Dos muy graves errores que puede cometer una persona que aspire a realizarse y lograr algo importante en la vida, y los cuales son las principales razones de fracaso, amargura, depresiones, relaciones deterioradas y muchas otras calamidades que nos llevan a la tristeza y la desesperanza, son:
1- El vicio de buscar siempre a quien culpar de todo lo que son pasa, en lugar de mirar nuestras responsabilidades en el hecho.
2- La mala costumbre de estar criticando y quejándose de todo, en lugar de buscar el lado positivo de cada experiencia.
Cuando entendamos que nuestras decisiones influyen en las vidas de otros y que de nada sirve buscar un culpable sino buscar la solución, habremos aprendido a convertir este en un mundo mejor. Recuerda que señalando culpables, criticando y quejándose ningún problema se soluciona.
jueves, marzo 20, 2008
Cómo se revela Dios a Sí mismo
Observe los delicados nervios de la hoja de un roble, y verá la hermosura de Dios. Mire las olas azotadas por la tormenta contra una playa, y será testigo de Su poder. El sentido de orden del Señor se revela en la secuencia de las estaciones, en la inclinación del eje y en el movimiento de rotación de la tierra. No hay que mirar más allá de la naturaleza para saber que Dios es real.
Romanos nos dice que la revelación del Señor en la naturaleza es suficiente para declarar sin excusa a quienes nieguen Su existencia. No hay ninguna explicación razonable para la creación del universo material aparte de que un Dios omnipotente lo hizo todo. La materia y la energía para un “big bang” tuvieron que venir de Alguien.
Pero la naturaleza no puede darnos una revelación total; la creación no muestra la santidad ni la eternidad de Dios. He ahí la razón por la cual Dios nos dio Su Palabra. La Biblia revela el carácter de Dios, contiene Sus leyes y dice lo que Él espera de los fieles. En sus páginas podemos saber quién es nuestro Padre y qué clase de vida espera que tengamos. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Ti. 3:16).
La Biblia nos enseña la Palabra viva, quien es la revelación perfecta de Dios. El Padre celestial quiso asegurarse de que la humanidad pudiera conocerle íntimamente, y por eso envió a Su Hijo en carne humana para darse a conocer. Jesús dijo: “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.” (Jn. 14:7). Dedique tiempo al estudio de la Biblia y a la oración, y conozca mejor al Padre.
Romanos nos dice que la revelación del Señor en la naturaleza es suficiente para declarar sin excusa a quienes nieguen Su existencia. No hay ninguna explicación razonable para la creación del universo material aparte de que un Dios omnipotente lo hizo todo. La materia y la energía para un “big bang” tuvieron que venir de Alguien.
Pero la naturaleza no puede darnos una revelación total; la creación no muestra la santidad ni la eternidad de Dios. He ahí la razón por la cual Dios nos dio Su Palabra. La Biblia revela el carácter de Dios, contiene Sus leyes y dice lo que Él espera de los fieles. En sus páginas podemos saber quién es nuestro Padre y qué clase de vida espera que tengamos. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Ti. 3:16).
La Biblia nos enseña la Palabra viva, quien es la revelación perfecta de Dios. El Padre celestial quiso asegurarse de que la humanidad pudiera conocerle íntimamente, y por eso envió a Su Hijo en carne humana para darse a conocer. Jesús dijo: “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.” (Jn. 14:7). Dedique tiempo al estudio de la Biblia y a la oración, y conozca mejor al Padre.
miércoles, marzo 19, 2008
Consagrado para El
Leer Mateo 26:26-30
La última comida de Jesús con sus discípulos fue durante la celebración de la Pascua. Al darles el pan, Él dijo: “Tomad, comed; esto es mi cuerpo”. Luego, al ofrecerles el vino de una copa común, les dijo: “Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mt. 26:26-28). Los creyentes observan hoy la Cena del Señor para simbolizar limpieza, consagración y comunión.
La sangre de Jesús nos limpia del pecado. Desde Adán y Eva, Dios ha exigido un sacrificio de sangre para cubrir las transgresiones (Gn. 3:21; Lv. 17:11). Pero esto era sólo una solución temporal, ya que el siguiente pecado requería un sacrificio más. Jesús fue la respuesta permanente de Dios al problema. Él tomó sobre Sí mismo todos los pecados (pasados, presentes y futuros), y murió para pagar la totalidad de nuestra deuda.
Cuando un creyente recibe la salvación, es consagrado (o apartado) para el Señor. Su pecado es perdonado, recibe la vida eterna y el Espíritu Santo viene a morar en él. Pero si algunas veces olvida que le pertenece al Señor, podrá ceder a la tentación. El pan y la copa dan la oportunidad de recordar lo que el Padre celestial espera de Sus hijos, y de renovar la promesa de obedecer.
La Cena del Señor es también un momento para estar en comunión. Nos conectamos con el Señor que nos salvó, y también con los creyentes de ayer y de hoy. Dentro de la familia de Dios encontramos consuelo y ayuda, al igual que los discípulos y la iglesia primitiva.
La Cena del Señor es un buen momento para hacer una pausa y recordar lo que Jesús nos ha dado. Participe de ella con solemnidad y gratitud.
La última comida de Jesús con sus discípulos fue durante la celebración de la Pascua. Al darles el pan, Él dijo: “Tomad, comed; esto es mi cuerpo”. Luego, al ofrecerles el vino de una copa común, les dijo: “Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mt. 26:26-28). Los creyentes observan hoy la Cena del Señor para simbolizar limpieza, consagración y comunión.
La sangre de Jesús nos limpia del pecado. Desde Adán y Eva, Dios ha exigido un sacrificio de sangre para cubrir las transgresiones (Gn. 3:21; Lv. 17:11). Pero esto era sólo una solución temporal, ya que el siguiente pecado requería un sacrificio más. Jesús fue la respuesta permanente de Dios al problema. Él tomó sobre Sí mismo todos los pecados (pasados, presentes y futuros), y murió para pagar la totalidad de nuestra deuda.
Cuando un creyente recibe la salvación, es consagrado (o apartado) para el Señor. Su pecado es perdonado, recibe la vida eterna y el Espíritu Santo viene a morar en él. Pero si algunas veces olvida que le pertenece al Señor, podrá ceder a la tentación. El pan y la copa dan la oportunidad de recordar lo que el Padre celestial espera de Sus hijos, y de renovar la promesa de obedecer.
La Cena del Señor es también un momento para estar en comunión. Nos conectamos con el Señor que nos salvó, y también con los creyentes de ayer y de hoy. Dentro de la familia de Dios encontramos consuelo y ayuda, al igual que los discípulos y la iglesia primitiva.
La Cena del Señor es un buen momento para hacer una pausa y recordar lo que Jesús nos ha dado. Participe de ella con solemnidad y gratitud.
viernes, marzo 14, 2008
La felicidad no esta en la otra orilla, está en ti
Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová, tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y cumples
Deuteronomio 28;13
¿Porqué miras siempre hacia el otro lado?
¿Porqué piensas siempre que los otros, amigos, conocidos y vecinos, son mas dichosos?, y dices con ligereza:
- "A los otros les va mucho mejor, y yo doy lo mejor de mi y no llego a nada"
La otra orilla siempre es más bella. Yace muy lejos.
Como petrificado, miras fijamente hacia la bella claridad.
Jamás tuviste en cuenta que también los de la otra orilla te observan y piensan que posees mucha mas felicidad, pues ellos solo ven tu parte agradable.
Tus pequeñas y grandes preocupaciones no las conocen.
Vivir feliz es un arte, para ello conviene sentirse satisfecho...
"La felicidad no esta en la otra orilla, está en ti".
Solo depende de tu obediencia a Dios.
Deuteronomio 28;13
¿Porqué miras siempre hacia el otro lado?
¿Porqué piensas siempre que los otros, amigos, conocidos y vecinos, son mas dichosos?, y dices con ligereza:
- "A los otros les va mucho mejor, y yo doy lo mejor de mi y no llego a nada"
La otra orilla siempre es más bella. Yace muy lejos.
Como petrificado, miras fijamente hacia la bella claridad.
Jamás tuviste en cuenta que también los de la otra orilla te observan y piensan que posees mucha mas felicidad, pues ellos solo ven tu parte agradable.
Tus pequeñas y grandes preocupaciones no las conocen.
Vivir feliz es un arte, para ello conviene sentirse satisfecho...
"La felicidad no esta en la otra orilla, está en ti".
Solo depende de tu obediencia a Dios.
miércoles, marzo 12, 2008
Dios es amor
Tenemos la necesidad constante de ser amados, de una mustra de cariño, pero al parecer esto solo seque da hay, ya que cuando nos dan una verdadea muestra de amor no la aceptamos.
Por ejemplo, tenemos a alguien que por amor vino a cumplir una misión, con algo muy suyo comprar nuestra salvación y redención, este hombre tuvo que sufrir, lo persiguieron, le clavaron una lanza en su costado, lo escupieron, le dieron muerte y muerte de maldición. Todo lo soporto con un propósito, entregarse en maldición para que fuéramos bendición.
Ahora te hago una pregunta, ¿todavía te atreves a decir que nadie te ama, que necesitar afecto? Cuando el único que puede llenar el vacío profundo en ti tu no lo aceptas, no le reconoces.
Ahora si deseas saber cuanto te ama, solo entrégale tu vida y te ara vivir. Te esta llamando desde hace mucho tiempo y caso no le has hecho, pero el te sigue esperando, quiere ser tu mejor y verdadero amigo, por ti pago el mas alto precio, por favor ya no lo hieras mas con tu desprecio, el es el caballero de la cruz y nunca te obligara a que le aceptes, eh aquí el esta a la perta y te llama si tu le abres el entrara y estará contigo por siempre.
Su nombre es JESUS…
Por ejemplo, tenemos a alguien que por amor vino a cumplir una misión, con algo muy suyo comprar nuestra salvación y redención, este hombre tuvo que sufrir, lo persiguieron, le clavaron una lanza en su costado, lo escupieron, le dieron muerte y muerte de maldición. Todo lo soporto con un propósito, entregarse en maldición para que fuéramos bendición.
Ahora te hago una pregunta, ¿todavía te atreves a decir que nadie te ama, que necesitar afecto? Cuando el único que puede llenar el vacío profundo en ti tu no lo aceptas, no le reconoces.
Ahora si deseas saber cuanto te ama, solo entrégale tu vida y te ara vivir. Te esta llamando desde hace mucho tiempo y caso no le has hecho, pero el te sigue esperando, quiere ser tu mejor y verdadero amigo, por ti pago el mas alto precio, por favor ya no lo hieras mas con tu desprecio, el es el caballero de la cruz y nunca te obligara a que le aceptes, eh aquí el esta a la perta y te llama si tu le abres el entrara y estará contigo por siempre.
Su nombre es JESUS…
lunes, marzo 10, 2008
Apartir de hoy puede ser diferente
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente: no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios será contigo en donde quiera que fueres.
Josue 1:9
Tu vida puede tomar uno de dos rumbos.
La unica manera de salir adelante en la vida es no culpar a los demas de lo que te sucede. Tu eres el arquitecto de tu vida.
Y si la vida no te ha sido muy favorable hasta ahora, el futuro puede cambiar y depende especialmente de ti. Si has tenido muchos fracasos, estas en una excelente posicion para comenzar una nueva vida, pues eres experto en conocer como no deben hacerse las cosas.
Cuando tu sabes que es lo errado, no lo repetiras en el futuro y te acercara cada vez mas al exito. A partir de hoy tu vida puede tomar uno de dos rumbos. El exito o el fracaso. La felicidad o la infelicidad.
Es tu decision cual camino tomar y tienes igual oportunidad de seguir uno u otro sendero. Tienes las mismas posibilidades para cualquiera de los dos.
La forma de tomar el sendero del triunfo es... ¡dejar de culpar a los demas!
Asumir tu propia responsabilidad y virar hacia una actitud mental positiva y constructiva. Elimina los "si no fuera por...". "Si no fuera por mis padres yo habría hecho...", "si no fuera por este gobierno, yo estaría...", "si hubiera tenido dinero...", "si me consideraran en la oficina...",
Nada soluciona el culpar a los demas.
Si las cosas te sucedieron, es en gran parte tu responsabilidad.
Asumela y tu vida cambiara.
Josue 1:9
Tu vida puede tomar uno de dos rumbos.
La unica manera de salir adelante en la vida es no culpar a los demas de lo que te sucede. Tu eres el arquitecto de tu vida.
Y si la vida no te ha sido muy favorable hasta ahora, el futuro puede cambiar y depende especialmente de ti. Si has tenido muchos fracasos, estas en una excelente posicion para comenzar una nueva vida, pues eres experto en conocer como no deben hacerse las cosas.
Cuando tu sabes que es lo errado, no lo repetiras en el futuro y te acercara cada vez mas al exito. A partir de hoy tu vida puede tomar uno de dos rumbos. El exito o el fracaso. La felicidad o la infelicidad.
Es tu decision cual camino tomar y tienes igual oportunidad de seguir uno u otro sendero. Tienes las mismas posibilidades para cualquiera de los dos.
La forma de tomar el sendero del triunfo es... ¡dejar de culpar a los demas!
Asumir tu propia responsabilidad y virar hacia una actitud mental positiva y constructiva. Elimina los "si no fuera por...". "Si no fuera por mis padres yo habría hecho...", "si no fuera por este gobierno, yo estaría...", "si hubiera tenido dinero...", "si me consideraran en la oficina...",
Nada soluciona el culpar a los demas.
Si las cosas te sucedieron, es en gran parte tu responsabilidad.
Asumela y tu vida cambiara.
domingo, marzo 09, 2008
Se el mejor amigo de tus Hijos
Aunque muchos padres hacen un trabajo excelente en cuanto a proveer materialmente y enseñar valores familiares, todavía no saben cómo comunicar amor incondicional y seguridad a sus hijos.
¿Cuándo fue la última vez que usted llevó a su hijo a tomar un café para saber cómo le está yendo en su vida? Una adolescente dijo lo siguiente: "Los padres están muy ocupados actualmente y no tienen tiempo para estar en casa. Cuando necesitamos que ellos se interesen por lo que estamos sintiendo, nuestros padres no lo hacen porque están ocupados. Ellos piensan: Se ven bien, por tanto tienen que estar bien. Pero muchas veces no lo estamos".
Si su hijo compartió hace poco algo personal con usted, ¿cuál fue su reacción? Descubrimos que los chicos quieren abrirse y ser sinceros con nosotros, pero muchas veces no lo hacen porque perciben que no los estamos escuchando en realidad.
¿Le ha dicho usted alguna vez a su hijo: "Perdóname, por favor; estaba equivocado"? Si pretendemos ser perfectos, nuestros hijos tendrán un concepto distorsionado del mundo, y se sentirán frustrados por su incapacidad de manejar de manera perfecta los problemas y las tentaciones de la vida. Un muchacho lo resumió así: "Cuando mi papá dice: ‘Hijo, no debí haber manejado el asunto de esa manera’, puedo respetarlo como persona, porque nuestra conexión es real".
Una chica dijo lo siguiente: "Desearía saber que, no importa lo estúpidamente que haya actuado, podré contar con que mis padres me oirán y me apoyarán. Yo, definitivamente, no tengo esto con mi madre. Es como si no hubiera espacio para las equivocaciones o para la realidad. Su aprobación está basada solamente en lo bien que yo esté haciendo las cosas".
Nosotros no quisiera jamás que ésta sea la percepción de nuestros hijos, pero muchos sienten que si nos cuentan lo que está pasando en sus vidas, perderían nuestro amor y respeto.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Muchas veces erramos en uno u otro lado de la balanza de "permisividad vs. autoridad". Algunos padres, empeñados en ser los mejores amigos de sus hijos, son negligentes en cuanto a reglas, tareas o en saber quiénes son los amigos de sus hijos o cuáles son sus actividades. Mientras tanto, otros pueden ser demasiado exigentes en las normas de la casa, que siempre están repitiendo. Ambos extremos pueden ser desastrosos.
Una chica nos habló de su momento de la verdad: "Un día, papá y yo estábamos nadando juntos, y me dijo unas palabras que nunca olvidaré: ‘Preferiría que no te metieras en problemas, pero si alguna vez lo haces, puedes contar conmigo’. Eso fue todo lo que dijo, y lo dijo sólo una vez. Si alguna vez me meto en problemas, puede usted tener la seguridad que voy a acudir a mi padre".
Sea parte de las necesidades de sus hijos, no para que sientan que tienen un juez que le condenara en cualquier momento, sino un amigo que le ayudara a sobre pasar lo que esta acosando su vida. Recuerda que instruir a tu hijo es un legado de Dios.
¿Cuándo fue la última vez que usted llevó a su hijo a tomar un café para saber cómo le está yendo en su vida? Una adolescente dijo lo siguiente: "Los padres están muy ocupados actualmente y no tienen tiempo para estar en casa. Cuando necesitamos que ellos se interesen por lo que estamos sintiendo, nuestros padres no lo hacen porque están ocupados. Ellos piensan: Se ven bien, por tanto tienen que estar bien. Pero muchas veces no lo estamos".
Si su hijo compartió hace poco algo personal con usted, ¿cuál fue su reacción? Descubrimos que los chicos quieren abrirse y ser sinceros con nosotros, pero muchas veces no lo hacen porque perciben que no los estamos escuchando en realidad.
¿Le ha dicho usted alguna vez a su hijo: "Perdóname, por favor; estaba equivocado"? Si pretendemos ser perfectos, nuestros hijos tendrán un concepto distorsionado del mundo, y se sentirán frustrados por su incapacidad de manejar de manera perfecta los problemas y las tentaciones de la vida. Un muchacho lo resumió así: "Cuando mi papá dice: ‘Hijo, no debí haber manejado el asunto de esa manera’, puedo respetarlo como persona, porque nuestra conexión es real".
Una chica dijo lo siguiente: "Desearía saber que, no importa lo estúpidamente que haya actuado, podré contar con que mis padres me oirán y me apoyarán. Yo, definitivamente, no tengo esto con mi madre. Es como si no hubiera espacio para las equivocaciones o para la realidad. Su aprobación está basada solamente en lo bien que yo esté haciendo las cosas".
Nosotros no quisiera jamás que ésta sea la percepción de nuestros hijos, pero muchos sienten que si nos cuentan lo que está pasando en sus vidas, perderían nuestro amor y respeto.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Muchas veces erramos en uno u otro lado de la balanza de "permisividad vs. autoridad". Algunos padres, empeñados en ser los mejores amigos de sus hijos, son negligentes en cuanto a reglas, tareas o en saber quiénes son los amigos de sus hijos o cuáles son sus actividades. Mientras tanto, otros pueden ser demasiado exigentes en las normas de la casa, que siempre están repitiendo. Ambos extremos pueden ser desastrosos.
Una chica nos habló de su momento de la verdad: "Un día, papá y yo estábamos nadando juntos, y me dijo unas palabras que nunca olvidaré: ‘Preferiría que no te metieras en problemas, pero si alguna vez lo haces, puedes contar conmigo’. Eso fue todo lo que dijo, y lo dijo sólo una vez. Si alguna vez me meto en problemas, puede usted tener la seguridad que voy a acudir a mi padre".
Sea parte de las necesidades de sus hijos, no para que sientan que tienen un juez que le condenara en cualquier momento, sino un amigo que le ayudara a sobre pasar lo que esta acosando su vida. Recuerda que instruir a tu hijo es un legado de Dios.
viernes, marzo 07, 2008
Ella, la llamada Mujer
Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella.
Efesios 5; 1-2,25
Ella no quiere que la llenen de regalos, ella prefiere una caricia con amor,
Frente a quien sea, a plena luz del dia, porque le encanta que la mimen sin temor
Ella no quiere una noche facinante, en compañia de un hombre que huele a amante
Lo que ella quiere, es diferente, quiere un amor que la enamore para siempre.
Y por ser ella lo mas tierno de la vida, te pido amigo que la trates con ternura,
Con toda el alma, puesta en su vida, porque sin ella amigo tu, no existirias.
Ella pefiere un hombre atento, que sea solo suyo ciento por ciento,
Un hombre entero que tenga eso, que hoy en dia esta escaso; "un caballero,"
Ella fue siempre una soñadora y escribe versos solo por placer,
Ella no es una, ella es millones, su nombre es bello le dicen: "mujer."
Frente a quien sea, a plena luz del dia, porque le encanta que la mimen sin temor
Ella no quiere una noche facinante, en compañia de un hombre que huele a amante
Lo que ella quiere, es diferente, quiere un amor que la enamore para siempre.
Y por ser ella lo mas tierno de la vida, te pido amigo que la trates con ternura,
Con toda el alma, puesta en su vida, porque sin ella amigo tu, no existirias.
Ella pefiere un hombre atento, que sea solo suyo ciento por ciento,
Un hombre entero que tenga eso, que hoy en dia esta escaso; "un caballero,"
Ella fue siempre una soñadora y escribe versos solo por placer,
Ella no es una, ella es millones, su nombre es bello le dicen: "mujer."
jueves, marzo 06, 2008
Él nos hará brillar con sus rayos divinos.
La familia había estado ausente de la casa por algún tiempo. Al volver, hallaron polvo acumulado por todos lados. La señora de la casa, furiosa, no hacía más que barrer, sacudir y pasar el trapo. El polvo la tenía tan aturdida que no sabía qué hacer.
Por fin, en una explosión de rabia, la señora dijo: «¡Maldito polvo! ¿Por qué tiene que meterse por todos lados?» Y con gran furia levantó nubes de las microscópicas partículas que ella decía que no servían para nada.
Ese mismo día hubo un atardecer maravilloso, un atardecer con todos los matices de rojo, naranja, amarillo y violeta que a veces acompañan la puesta de sol. ¿De dónde sacaba la naturaleza esos brillantes colores con que cerraba el día? Los sacaba de ese humilde polvo atmosférico que, según la señora, no servía para nada.
He aquí una parábola que nos enseña una gran lección. El polvo atmosférico es responsable de esos atardeceres rojizos que son un verdadero paisaje celestial pintado por la maravillosa paleta del Creador. Nunca se podría ver esa maravilla de luz y color si no fuera por el polvo. Ese polvo que en las casas es una basura molesta, levantado al cielo y filtrado a través de esos maravillosos rayos produce la gama de colores que hacen los atardeceres tan ricos e incomparables.
¡Qué interesante que a los marginados del mundo, a los pobres, a los impedidos, a los pordioseros y a los enfermos mentales, hay quien ha tenido la osadía de llamarlos «el polvo de la tierra»! Estos, que se encuentran por todos lados, son, para algunos, una molestia. Los barren y los corren de aquí para allá. Los insultan, los desprecian y los maldicen. Nadie los quiere, y todos dicen que son unos inútiles. Pero vale notarse que cuando encuentran a Cristo, esos mismos pobres pintan uno de los cuadros más maravillosos de todo el universo: el cuadro de paz y armonía que produce el Evangelio de salvación.
En el sentido espiritual todos somos pobres, enfermos, inútiles y débiles. El que no conoce a Dios es pobre, por más que tenga. El que no conoce a Dios es iletrado, por más que sepa. Ante la gracia de Dios todos somos pobres y necesitados. Rindámosle nuestra vida a Jesucristo. Él le dará color y emoción a nuestra existencia. Él nos hará brillar con sus rayos divinos.
Por fin, en una explosión de rabia, la señora dijo: «¡Maldito polvo! ¿Por qué tiene que meterse por todos lados?» Y con gran furia levantó nubes de las microscópicas partículas que ella decía que no servían para nada.
Ese mismo día hubo un atardecer maravilloso, un atardecer con todos los matices de rojo, naranja, amarillo y violeta que a veces acompañan la puesta de sol. ¿De dónde sacaba la naturaleza esos brillantes colores con que cerraba el día? Los sacaba de ese humilde polvo atmosférico que, según la señora, no servía para nada.
He aquí una parábola que nos enseña una gran lección. El polvo atmosférico es responsable de esos atardeceres rojizos que son un verdadero paisaje celestial pintado por la maravillosa paleta del Creador. Nunca se podría ver esa maravilla de luz y color si no fuera por el polvo. Ese polvo que en las casas es una basura molesta, levantado al cielo y filtrado a través de esos maravillosos rayos produce la gama de colores que hacen los atardeceres tan ricos e incomparables.
¡Qué interesante que a los marginados del mundo, a los pobres, a los impedidos, a los pordioseros y a los enfermos mentales, hay quien ha tenido la osadía de llamarlos «el polvo de la tierra»! Estos, que se encuentran por todos lados, son, para algunos, una molestia. Los barren y los corren de aquí para allá. Los insultan, los desprecian y los maldicen. Nadie los quiere, y todos dicen que son unos inútiles. Pero vale notarse que cuando encuentran a Cristo, esos mismos pobres pintan uno de los cuadros más maravillosos de todo el universo: el cuadro de paz y armonía que produce el Evangelio de salvación.
En el sentido espiritual todos somos pobres, enfermos, inútiles y débiles. El que no conoce a Dios es pobre, por más que tenga. El que no conoce a Dios es iletrado, por más que sepa. Ante la gracia de Dios todos somos pobres y necesitados. Rindámosle nuestra vida a Jesucristo. Él le dará color y emoción a nuestra existencia. Él nos hará brillar con sus rayos divinos.
miércoles, marzo 05, 2008
Guardados por su Justicia
1 de Pedro 3; 8-18
8 En fin, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables.
9 No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición,
10 porque:
«El que quiere amar la vida y ver días buenos,
refrene su lengua de mal
y sus labios no hablen engaño;
11 apártese del mal y haga el bien;
busque la paz y sígala,
12 porque los ojos del Señor están sobre los justos,
y sus oídos atentos a sus oraciones;
pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal».
13 ¿Quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?
14 Pero también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os inquietéis.
15 Al contrario, santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.
16 Tened buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
17 Mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.
18 Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
8 En fin, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables.
9 No devolváis mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición,
10 porque:
«El que quiere amar la vida y ver días buenos,
refrene su lengua de mal
y sus labios no hablen engaño;
11 apártese del mal y haga el bien;
busque la paz y sígala,
12 porque los ojos del Señor están sobre los justos,
y sus oídos atentos a sus oraciones;
pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal».
13 ¿Quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?
14 Pero también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os inquietéis.
15 Al contrario, santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.
16 Tened buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.
17 Mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.
18 Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
lunes, marzo 03, 2008
Tres pasos para fortalecer los vinculos familiares
El primer vínculo familiar que debemos fortalecer es horizontal: el del matri-monio. De él depende toda la familia. Debemos, pues, acercarnos a nuestro cónyuge, manifestándole amor y comprensión. El esposo debe amar y cuidar a su esposa, y la esposa debe aceptar al esposo como cabeza del hogar (Efesios 5:33; Colosenses 3:18-19). La armonía conyugal es algo que obtenemos con esfuerzo. Viene cuando determinamos hacer a un lado el egoísmo.
El segundo vínculo que hay que fortalecer es vertical: el de los hijos. Tenemos que aprender a mostrarles amor y a imponerles disciplina de una manera equilibrada. Nuestros hijos necesitan saber que no los amamos por lo que hacen sino porque son nuestros hijos. Y necesitan aprender que hay que respetar ciertas leyes, y que mamá y papá tienen la responsabilidad de imponer la disciplina, por amor y con amor, cuando lo consideran necesario.
El tercer y último vínculo que nos urge fortalecer por ser el más importante es vertical al igual que el segundo. Se trata del vínculo espiritual, el que establece que en nuestro hogar Dios ocupa el primer lugar. Si fortalecemos este vínculo, nos ayuda a mantener fuertes los otros dos. En cambio, si lo descuidamos, corremos el riesgo de que se debiliten.
Recordemos que fue Dios quien estableció la magna institución que conocemos como la familia. Si no lo hemos hecho, entreguémosle nuestra vida y nuestro hogar a Él para que nos ayude a contrarrestar la desintegración familiar que está plagando todas las sociedades del mundo. Cristo no sólo quiere ser el Señor y Salvador de nuestra vida, sino que desea posesionarse como Señor y Salvador de nuestra familia y de nuestro hogar (Hechos 16:31). Basta con que le pidamos que lo haga para que suceda, y así reine en nuestro hogar en pro de una familia íntegra.
El segundo vínculo que hay que fortalecer es vertical: el de los hijos. Tenemos que aprender a mostrarles amor y a imponerles disciplina de una manera equilibrada. Nuestros hijos necesitan saber que no los amamos por lo que hacen sino porque son nuestros hijos. Y necesitan aprender que hay que respetar ciertas leyes, y que mamá y papá tienen la responsabilidad de imponer la disciplina, por amor y con amor, cuando lo consideran necesario.
El tercer y último vínculo que nos urge fortalecer por ser el más importante es vertical al igual que el segundo. Se trata del vínculo espiritual, el que establece que en nuestro hogar Dios ocupa el primer lugar. Si fortalecemos este vínculo, nos ayuda a mantener fuertes los otros dos. En cambio, si lo descuidamos, corremos el riesgo de que se debiliten.
Recordemos que fue Dios quien estableció la magna institución que conocemos como la familia. Si no lo hemos hecho, entreguémosle nuestra vida y nuestro hogar a Él para que nos ayude a contrarrestar la desintegración familiar que está plagando todas las sociedades del mundo. Cristo no sólo quiere ser el Señor y Salvador de nuestra vida, sino que desea posesionarse como Señor y Salvador de nuestra familia y de nuestro hogar (Hechos 16:31). Basta con que le pidamos que lo haga para que suceda, y así reine en nuestro hogar en pro de una familia íntegra.
domingo, marzo 02, 2008
Tenemos que rescatar la familia
La causa mayor de la desintegración social en el mundo es la desintegración de la familia. Lamentablemente se ha hecho más énfasis en el problema y en los culpables que en hallar la respuesta y ayudar a restaurar los hogares quebrantados. Sin embargo, aunque no lo parezca, hay esperanza. La respuesta la tiene Dios nuestro Creador. Como buen Creador que es, Él se encargó de que se produjera un libro en el que incluiría el equivalente a un manual de mantenimiento del ser humano. Ese libro es la Biblia. Dios se empeñó en que ese Manual estuviera al alcance de todos para que cada uno de nosotros, fuera cual fuera nuestra condición en la vida, pudiera acudir a él y encontrar allí la solución. Al consultar el consejo divino sobre la familia —esa institución sagrada que Dios mismo estableció y a la que le da tanta importancia en la Biblia— encontramos algunos factores clave que están causando la desintegración familiar.
Uno de los problemas más grandes en la familia de hoy es la falta de respeto y de comunicación que son elementos básicos en cualquier relación exitosa. San Pablo nos aconseja: «Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. "Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra." Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor» (Efesios 6:1-4).
En realidad, tanto los padres como los hijos tienen responsabilidades y deberes que deben cumplir para lograr una buena relación y por lo tanto un ambiente agradable en el hogar. Desde luego, la responsabilidad de los padres es mucho más grande cuando los hijos son pequeños. Pero la responsabilidad de los hijos aumenta a medida que se desa-rrollan física, intelectual y emocionalmente. Si bien es cierto que la adolescencia presenta un gran reto tanto para los hijos como para los padres, las siguientes normas podrían ayudar a mejorar esa relación tan especial e importante para todos los involucrados:
Respete. El respeto, que no se demanda sino que se gana, necesita ser mutuo. Los hijos respetarán a los padres que les muestren respeto. Obedecer es reconocer la autoridad. La obediencia conduce directamente al amor y al respeto. A los padres que deseen mejorar la relación que tienen con sus hijos, en vez de señalar constantemente sus errores, faltas e ineptitudes, les conviene estudiar sus dones, talentos, habilidades e intereses a fin de ayudarles a realizar sus sueños.
Escuche. El elemento clave de la buena comunicación es saber escuchar y así ganarse el privilegio de ser escuchado. No es simplemente oír lo que la otra persona dice, sino prestar atención con el deseo de comprenderla.
Diga siempre la verdad, pero con amor, para que sea edificante y no destructiva. Así inspirará confianza que no puede faltar en una buena relación.
Reconozca cuando ha cometido un error, una falta o una ofensa, y pida perdón.
Cuando se trate de buscar un acercamiento, no espere a que la otra persona tome la iniciativa; tómela usted más bien. Lo más probable es que la otra persona no sólo esté esperando sino deseando de todo corazón que usted la busque.
Debido a que el sacrificarnos por los demás no está en nuestra naturaleza, las relaciones humanas se nos hacen difíciles, sobre todo en el hogar. Sin embargo, Dios nos ofrece una respuesta por medio de su Hijo Jesucristo. Él puede y quiere traer la sanidad que nuestra vida y nuestro hogar tanto necesitan. ¡Cristo es la respuesta!
Uno de los problemas más grandes en la familia de hoy es la falta de respeto y de comunicación que son elementos básicos en cualquier relación exitosa. San Pablo nos aconseja: «Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. "Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra." Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor» (Efesios 6:1-4).
En realidad, tanto los padres como los hijos tienen responsabilidades y deberes que deben cumplir para lograr una buena relación y por lo tanto un ambiente agradable en el hogar. Desde luego, la responsabilidad de los padres es mucho más grande cuando los hijos son pequeños. Pero la responsabilidad de los hijos aumenta a medida que se desa-rrollan física, intelectual y emocionalmente. Si bien es cierto que la adolescencia presenta un gran reto tanto para los hijos como para los padres, las siguientes normas podrían ayudar a mejorar esa relación tan especial e importante para todos los involucrados:
Respete. El respeto, que no se demanda sino que se gana, necesita ser mutuo. Los hijos respetarán a los padres que les muestren respeto. Obedecer es reconocer la autoridad. La obediencia conduce directamente al amor y al respeto. A los padres que deseen mejorar la relación que tienen con sus hijos, en vez de señalar constantemente sus errores, faltas e ineptitudes, les conviene estudiar sus dones, talentos, habilidades e intereses a fin de ayudarles a realizar sus sueños.
Escuche. El elemento clave de la buena comunicación es saber escuchar y así ganarse el privilegio de ser escuchado. No es simplemente oír lo que la otra persona dice, sino prestar atención con el deseo de comprenderla.
Diga siempre la verdad, pero con amor, para que sea edificante y no destructiva. Así inspirará confianza que no puede faltar en una buena relación.
Reconozca cuando ha cometido un error, una falta o una ofensa, y pida perdón.
Cuando se trate de buscar un acercamiento, no espere a que la otra persona tome la iniciativa; tómela usted más bien. Lo más probable es que la otra persona no sólo esté esperando sino deseando de todo corazón que usted la busque.
Debido a que el sacrificarnos por los demás no está en nuestra naturaleza, las relaciones humanas se nos hacen difíciles, sobre todo en el hogar. Sin embargo, Dios nos ofrece una respuesta por medio de su Hijo Jesucristo. Él puede y quiere traer la sanidad que nuestra vida y nuestro hogar tanto necesitan. ¡Cristo es la respuesta!
sábado, marzo 01, 2008
Desactivemos las bombas que traen amargura
La bomba estaba allí a la vista, un negro cilindro de plástico: fatídica, silenciosa, ominosa. Quieta como una serpiente, sólo esperaba el momento de morder. Era una poderosa bomba que habían dejado en ese edificio unos narcotraficantes.
Les tocó a tres policías, veteranos en el oficio, realizar la peligrosa tarea de desactivarla. Los tres oficiales comenzaron con sumo cuidado, pero algo falló. La bomba estalló. En la fracción de un segundo los tres policías quedaron destrozados.
La crónica policial no dio los nombres de los agentes, pero alguien publicó fotografías. Éstas mostraban a los hombres unos momentos antes de la explosión y un momento después. En la segunda toma se veían los restos sanguinolentos de tres hombres jóvenes, servidores públicos, casados y con hijos, que murieron cumpliendo con su deber. Y todo fue el resultado de una bomba.
Ante esto no podemos menos que preguntarnos: ¿Qué tipo de persona, qué clase de hombre, qué inclinación, qué carácter, qué personalidad, podría darse a una actividad tan infame como la de fabricar instrumentos de muerte?
¿Cómo puede un hombre tramar cualquier clase de destrucción contra un semejante? ¿Dónde está la conciencia? ¿Dónde está el corazón? ¿Y dónde está el presentimiento de consecuencias? ¿Será que hoy en día se hace caso omiso de ellas?
Estas mismas preguntas podrían aplicarse a la persona que ofende. Decirle a alguien, especialmente a nuestro cónyuge o a un hijo nuestro: «estúpido» o «idiota» o «imbécil» o «tonto», es peor que poner una bomba debajo de sus pies.
Herir los sentimientos, especialmente entre familia, es destruir lo más precioso que tenemos. Insultar a la esposa de nuestra juventud, o peor todavía, golpearla físicamente, es lo más repugnante que pudiéramos hacer como maridos. Esa es la bomba que destruye matrimonio, hogar, esposo, esposa, hijos y todo.
Es posible que allá adentro, en lo más profundo de nuestro ser, lamentemos haber puesto alguna bomba simbólica, pero que igual destruye, en el seno de nuestro hogar. Sólo puede desactivarla el que la pone. Y la palabra clave para esa desactivación es: «¡Perdóname!» Pedir de la esposa perdón, pedir de los hijos perdón, es desactivar la bomba que de seguro estallará si no se neutraliza.
Comencemos esa desactivación pidiéndole perdón a Dios por nuestras ofensas. Luego pidámosle perdón a nuestra familia. Neutralicemos esa bomba antes de que estalle. No destruyamos lo que más valor tiene en nuestra vida: el cónyuge, los hijos, la paz y la fe.
Les tocó a tres policías, veteranos en el oficio, realizar la peligrosa tarea de desactivarla. Los tres oficiales comenzaron con sumo cuidado, pero algo falló. La bomba estalló. En la fracción de un segundo los tres policías quedaron destrozados.
La crónica policial no dio los nombres de los agentes, pero alguien publicó fotografías. Éstas mostraban a los hombres unos momentos antes de la explosión y un momento después. En la segunda toma se veían los restos sanguinolentos de tres hombres jóvenes, servidores públicos, casados y con hijos, que murieron cumpliendo con su deber. Y todo fue el resultado de una bomba.
Ante esto no podemos menos que preguntarnos: ¿Qué tipo de persona, qué clase de hombre, qué inclinación, qué carácter, qué personalidad, podría darse a una actividad tan infame como la de fabricar instrumentos de muerte?
¿Cómo puede un hombre tramar cualquier clase de destrucción contra un semejante? ¿Dónde está la conciencia? ¿Dónde está el corazón? ¿Y dónde está el presentimiento de consecuencias? ¿Será que hoy en día se hace caso omiso de ellas?
Estas mismas preguntas podrían aplicarse a la persona que ofende. Decirle a alguien, especialmente a nuestro cónyuge o a un hijo nuestro: «estúpido» o «idiota» o «imbécil» o «tonto», es peor que poner una bomba debajo de sus pies.
Herir los sentimientos, especialmente entre familia, es destruir lo más precioso que tenemos. Insultar a la esposa de nuestra juventud, o peor todavía, golpearla físicamente, es lo más repugnante que pudiéramos hacer como maridos. Esa es la bomba que destruye matrimonio, hogar, esposo, esposa, hijos y todo.
Es posible que allá adentro, en lo más profundo de nuestro ser, lamentemos haber puesto alguna bomba simbólica, pero que igual destruye, en el seno de nuestro hogar. Sólo puede desactivarla el que la pone. Y la palabra clave para esa desactivación es: «¡Perdóname!» Pedir de la esposa perdón, pedir de los hijos perdón, es desactivar la bomba que de seguro estallará si no se neutraliza.
Comencemos esa desactivación pidiéndole perdón a Dios por nuestras ofensas. Luego pidámosle perdón a nuestra familia. Neutralicemos esa bomba antes de que estalle. No destruyamos lo que más valor tiene en nuestra vida: el cónyuge, los hijos, la paz y la fe.
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