Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán... y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.
–(Números 33:51-53)
Dios le ha dado a usted una tierra prometida. Es un lugar que fluye leche y miel, donde todo lo que necesita será suplido. Un lugar donde puede mantener al pecado debajo de sus pies mientras gobierna y reina con Cristo. Un lugar donde ninguna arma forjada contra usted prosperará. Un lugar donde usted se sienta con Cristo en los lugares celestiales, sobre principados y potestades, lejos de la opresión.
Al estudiar la Palabra de Dios, hallará que esa es una descripción precisa de la clase de victoria que debería experimentar en Cristo; no en el dulce mañana, sino aquí y ahora mismo.
Quizá usted diga: "Sí, eso parece fabuloso en teoría, pero aquí estoy tratando con la realidad. El pago de la casa está vencido, y todo lo que veo es enfermedad, opresión y temor. Esto no se parece mucho a una tierra prometida."
¿Está usted todavía permitiendo que el diablo viva allí? Sabe, él no va a recoger las cosas e irse sólo porque Dios le ha prometido a usted la victoria. Usted tiene que echarlo fuera.
Pero no permita que eso lo atemorice. Dios le ha dado el poder para hacerlo. ¿Recuerda lo que Jesús dijo?: "He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará". (Lucas 10:19)
Es más, el diablo ha sido totalmente desarmado. Colosenses 2:15 dice: "Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal""(NVI). Usted no tiene razón alguna para sentirse intimidado por el diablo. Jesús lo derrotó y lo desarmó mediante su muerte y resurrección. El diablo no puede derrotarle a menos que usted se lo permita. Todo lo que puede hacer es lanzarle amenazas vacías.
Pero, ¡tenga cuidado! Las amenazas vacías pueden detenerle bruscamente si las cree. Así que no lo haga. En lugar de eso, crea en la Palabra de Dios. Use la Palabra y el Nombre de Jesús para echar fuera al diablo hasta de las cosas más pequeñas de su vida. No le permita quedarse en el territorio suyo. Oblíguelo a empacar y a largarse. Es hora de que posea su tierra prometida.
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