jueves, mayo 31, 2007

Tomar una decisión es las manos de Dios

El diagnóstico era desolador: «cáncer en un ovario». La señora, Érica Williams, de Toronto, Canadá, había perdido un ovario en una operación similar tres años antes. Ahora tenía cuatro meses de embarazo, y el ovario restante estaba canceroso. Sin rodeos, la médica, Linda Morgan, le dio a conocer a la pareja la alternativa: «Podemos operar el cáncer y perder al bebé, o dejar que el embarazo siga su curso normal y poner en peligro la vida de la madre.»

Érica y Robert se pusieron muy pensativos. Se les veía en el rostro la angustia del dilema. Pero se miraron el uno al otro y, dirigiéndose a la médica, le preguntaron:

—¿Cree usted en Cristo?

—Sí, creo —afirmó la doctora.

—Entonces —determinó la pareja— confiemos juntos en Dios y sigamos con el embarazo.

El fin de la historia es emocionante. Madre y bebé corrieron juntos la carrera hasta su feliz término. El bebé nació sano y normal, y el cáncer desapareció.

He aquí otra de esas historias que apenas merecen un rinconcito en la gran prensa, pero que para cuatro personas —Érica, Robert, la doctora Morgan y ese bello y saludable bebé— no fue un simple evento más.

La vida trae por momentos estas disyuntivas quemantes. En este caso tenía que ver con dejar que muriera el bebé a fin de salvar la vida de la madre, o poner en peligro la vida de la madre a fin de dejar que el embarazo continuara. Pero hay otras bifurcaciones en la vida que, así mismo, requieren una decisión traumática y nos hacen reconocer nuestra debilidad y nuestra necesidad de Dios.

¿Qué hacer, por ejemplo, cuando tenemos que decidir entre cometer un desfalco en la empresa donde trabajamos, o perder por completo todos nuestros bienes? ¿O qué hacer cuando después de veinte años de casados, y con familia a nuestro cargo, las bajas pasiones nos dominan y nos enamoramos locamente de quien no es nuestro cónyuge?

Éstas no son condiciones de vida o muerte, cuando menos inmediata, y sin embargo sus consecuencias son devastadoras. Es en tales situaciones que la pregunta de la pareja Williams viene al caso: «¿Cree usted en Cristo?» Porque es para éstas y otras decisiones parecidas que creer en Dios y estar sometido a su divina voluntad traerá victoria. ¿Para qué confrontar las disyuntivas de la vida sin la ayuda de Dios, cuando Él nos está tendiendo la mano para ayudarnos?

miércoles, mayo 30, 2007

Las responsabilidades de los padres

Dios quiere que criemos a nuestros hijos de acuerdo con los preceptos bíblicos. Debemos enseñarles:

Moralidad y ética. Nuestra tarea es enseñar a nuestros hijos que Dios valora la honestidad, la integridad, la lealtad y la pureza. Debemos ser ejemplo de esto en nuestras relaciones con los demás.

Relaciones. Cuando damos abnegadamente, ponemos a los demás primero y mostramos perdón, ayudamos a los niños a desarrollar las aptitudes necesarias para tener relaciones duraderas.

Vocación. Nuestros hijos necesitan comprender la importancia de invertir sus vidas en el plan de Dios para ellos. Podemos ayudarles guiando su educación, siguiendo la voluntad de Dios para nuestras propias vidas.

Finanzas. A los niños y a las niñas se les puede enseñar desde muy corta edad la necesidad de ganar dinero honestamente, de gastarlo cuidadosamente, de ahorrarlo regularmente, de invertirlo sabiamente y de diezmar fielmente. Nuestro manejo del dinero debe reflejar también estos principios. Nuestros hijos deben entender que someterse a Dios es lo correcto, y que serán responsables delante de Él por sus decisiones. Ellos aprenderán lecciones valiosas si nuestras vidas son ejemplo de estas verdades.

Valor personal. El Señor quiere que nuestros hijos y nuestras hijas le pertenezcan a Él, y que comprendan que ellos tienen un propósito y un valor verdaderos. Como padres, debemos hablarles del valor que hemos encontrado al pertenecer a Cristo.

Los hijos escucharán nuestras palabras, pero son las acciones lo que más les impacta.

martes, mayo 29, 2007

No dude

Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna delSeñor.

–(Santiago 1:6-8)


¿Qué sucede cuando usted titubea en hacer algo que Dios le ha dicho que haga? Su adversario, el diablo, dará el primer paso y le asaltará de inmediato.

Si quiere vivir por fe, considere que la duda es uno de los hábitos más peligrosos que pueda tener. Eso proviene de la indecisión. La Biblia dice que un hombre así es "inestable, de poca confianza e indeciso, sobre todo lo que el piensa, siente y decide".

Si usted es de doble ánimo, las decisiones que toma estarán divididas. Usted tratará de vivir por fe y de proteger su temor a la misma vez, hará declaraciones de fe como: "yo creo que Dios me va a sanar". Entonces su temor le habla al oído: "Pero no quisiera decir que estoy sano". Usted está tan ocupado debatiendo entre la fe y el temor que no puede progresar en nada.

Deshágase del hábito de la duda hoy. Tome la decisión definida de confiar en la Palabra de Dios y actuar conforme a lo que ella dice. Decídalo de una vez por todas. Decida que no volverá a darle lugar a la duda. Cuando la duda venga a su mente, échela fuera rápidamente.

Cuando Dios hable, no desperdicie un momento, dé el paso de fe que necesita dar y así siempre irá adelante del enemigo.

miércoles, mayo 23, 2007

No pierda el tiempo

Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

–(Efesios 5:17)


Algunas veces los creyentes se retuercen las manos y se preocupan si están o no orando de acuerdo con la voluntad de Dios. "Qué lástima "dicen-, ciertamente no puedo esperar que Dios haga algo por mí que esté fuera de su voluntad". Y están absolutamente en lo correcto.

Pero no necesitan perder el tiempo andando por ahí perplejos. Necesitan tomar sus Biblias y entender cuál sea la voluntad de Dios.

Dios ha hecho algunas promesas muy claras en su Palabra, y su voluntad es cumplir cada una de ellas en su vida. En efecto, esas promesas están divinamente garantizadas por un contrato que ha sido firmado con la sangre de Jesucristo.

Piénselo de esta manera. Su Biblia es la última voluntad y testamento de Jesucristo. Es un registro de la herencia que le pertenece a usted. Todo lo que es suyo ha sido registrado en ese Libro, y si usted es inteligente, escudriñará lo que hay en ella. No la deje sobre la mesa para que luego no tenga que clamar: "¡Oh, Dios! ¡Oh, Dios! Estoy buscando la verdad".

Tome la Biblia y busque en ella lo que a usted le pertenece. Dese cuenta de lo que necesita hacer para estar en conformidad con la voluntad de Dios.

Algunas personas no hacen eso. Al contrario, tratan de cambiar a Dios. Siguen tratando de convencer a Dios de cuán heridas se sienten o de cuán pobres son. Rogarán, suplicarán y adularán a Dios y actuarán siempre como si tuvieran que cambiar, de algún modo, el parecer de Dios acerca de la situación. Esas personas se van a quedar esperando por mucho tiempo.

Dios nunca va a cambiar. La Biblia dice que Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Su voluntad también lo es. Así que no pierda su tiempo preguntándose si está orando conforme a la voluntad de Dios. Tome el Libro y base sus oraciones en este. Entonces podrá estar seguro de que la respuesta está de camino

martes, mayo 22, 2007

Haga callar a los detractores

Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos.

–(1 Pedro 2:15)


Sé por experiencia personal que cuando la gente comienza a criticar y a perseguirle porque usted vive por fe, su reacción humana y natural es la de querer vengarse. Es fácil el querer comenzar a difundir un poco de la misma crítica de ellos. Usted puede pensar: "Bueno, a lo mejor si prueban un poco de su propia medicina dejarán de estar criticando y hablando de otros".

¿Pero sabe qué? No lo harán. Sus palabras simplemente añadirán combustible al fuego, y le criticarán y alzarán la voz más fuertemente que antes.

Sin embargo, según la Palabra de Dios, hay una manera de callarlos. No hay que discutir con ellos ni defenderse, sino que hay que guardar silencio y seguir haciendo las buenas obras que Dios le ha llamado a hacer.

A Jesús lo criticaron severamente los religiosos de su tiempo. Pero Él nunca se defendió, sino que continuó haciendo el bien, como dice Hechos 10:38.

Cuando la gente comience a ridiculizarlo por vivir la vida de fe, sea como Jesús: siga bendiciendo a la gente, siga orando por personas que son oprimidas por el diablo y libérelas, siga poniendo las manos sobre los enfermos y sánelos, siga haciendo lo que Dios le ha llamado a hacer.

Eso molestará al diablo porque su propósito principal es anular su eficiencia en el reino de Dios. Satanás quiere que usted participe de las críticas. Quiere distraerle para desviar su atención del trabajo que Dios le ha dado. El diablo realmente quiere que usted se rinda.

¡No lo haga! En lugar de eso, siga las instrucciones de 2 Timoteo 3:14: "Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido". Continúe haciendo el bien y viviendo por fe para que haga callar las críticas de las personas ignorantes. Y cuando se hayan desvanecido todas las palabras necias de esas personas, usted todavía estará firme.

lunes, mayo 21, 2007

Una tierra prometida

Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán... y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.

–(Números 33:51-53)


Dios le ha dado a usted una tierra prometida. Es un lugar que fluye leche y miel, donde todo lo que necesita será suplido. Un lugar donde puede mantener al pecado debajo de sus pies mientras gobierna y reina con Cristo. Un lugar donde ninguna arma forjada contra usted prosperará. Un lugar donde usted se sienta con Cristo en los lugares celestiales, sobre principados y potestades, lejos de la opresión.

Al estudiar la Palabra de Dios, hallará que esa es una descripción precisa de la clase de victoria que debería experimentar en Cristo; no en el dulce mañana, sino aquí y ahora mismo.

Quizá usted diga: "Sí, eso parece fabuloso en teoría, pero aquí estoy tratando con la realidad. El pago de la casa está vencido, y todo lo que veo es enfermedad, opresión y temor. Esto no se parece mucho a una tierra prometida."

¿Está usted todavía permitiendo que el diablo viva allí? Sabe, él no va a recoger las cosas e irse sólo porque Dios le ha prometido a usted la victoria. Usted tiene que echarlo fuera.

Pero no permita que eso lo atemorice. Dios le ha dado el poder para hacerlo. ¿Recuerda lo que Jesús dijo?: "He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará". (Lucas 10:19)

Es más, el diablo ha sido totalmente desarmado. Colosenses 2:15 dice: "Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal""(NVI). Usted no tiene razón alguna para sentirse intimidado por el diablo. Jesús lo derrotó y lo desarmó mediante su muerte y resurrección. El diablo no puede derrotarle a menos que usted se lo permita. Todo lo que puede hacer es lanzarle amenazas vacías.

Pero, ¡tenga cuidado! Las amenazas vacías pueden detenerle bruscamente si las cree. Así que no lo haga. En lugar de eso, crea en la Palabra de Dios. Use la Palabra y el Nombre de Jesús para echar fuera al diablo hasta de las cosas más pequeñas de su vida. No le permita quedarse en el territorio suyo. Oblíguelo a empacar y a largarse. Es hora de que posea su tierra prometida.

viernes, mayo 18, 2007

No menosprecies

1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.

2 Si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y ropa espléndida,y también entra un pobre con vestido andrajoso,

3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: «Siéntate tú aquí, en buen lugar», y decís al pobre: «Quédate tú allí de pie», o «Siéntate aquí en el suelo»,

4 ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos y venís a ser jueces con malos pensamientos?

5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que lo aman?

6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

8 Si en verdad cumplís la Ley suprema, conforme a la Escritura: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», bien hacéis;

9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado y quedáis convictos por la Ley como transgresores,

10 porque cualquiera que guarde toda la Ley, pero ofenda en un punto, se hace culpable de todos,

11 pues el que dijo: «No cometerás adulterio», también ha dicho: «No matarás». Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la Ley.

12 Así hablad y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad,

13 porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no haga misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

jueves, mayo 17, 2007

Nuestro fundamento

Ha visto usted alguna vez un castillo de arena hecho con esmero? Es una de las experiencias más placenteras de un viaje a la playa, porque uno ve una hermosa obra de arte poco común. Todos los detalles son perfectos: las torres son rectas; las ventanas, iguales… y a veces se puede ver el contorno de los ladrillos de cada pared. El resultado final es admirable, rivalizando con la elegancia de las casas de los vecindarios más ricos del mundo.

Sin embargo, hay un problema que no se ve. A pesar de todo su esplendor, las horas de un castillo de arena están contadas. Desde el momento en que se coloca el primer grano de arena, usted puede tener la seguridad de que esa construcción en miniatura ha comenzado a quedar en el olvido. En cuestión de horas, los detalles serán destruidos. El viento, la lluvia, la marea y unos espectadores demasiado ávidos pueden destruir en segundos lo que llevó horas crear. Simplemente, una casa de arena no tiene ningún futuro.

A veces, la fe de un creyente es como un castillo de arena. Aunque todo se ve perfecto por fuera, la más leve presión de los elementos puede echarlo abajo. Un tropiezo inesperado, una palabra poco amable de una persona, un problema de salud o dinero… y la fe se vuelve escombros. ¿Cómo pudo ser posible eso?

Es que los fundamentos débiles producen una fe débil. Si su fe está centrada alrededor de su asistencia a la iglesia, su trabajo en el ministerio, a los programas de discipulado y en otras cosas al parecer “buenas”, entonces su castillo de arena se vendrá abajo. Sólo una fe construida sobre el sólido fundamento de Jesucristo, y sólo en Cristo, puede soportar los vientos de la adversidad.

Nuestro fundamento

Ha visto usted alguna vez un castillo de arena hecho con esmero? Es una de las experiencias más placenteras de un viaje a la playa, porque uno ve una hermosa obra de arte poco común. Todos los detalles son perfectos: las torres son rectas; las ventanas, iguales… y a veces se puede ver el contorno de los ladrillos de cada pared. El resultado final es admirable, rivalizando con la elegancia de las casas de los vecindarios más ricos del mundo.

Sin embargo, hay un problema que no se ve. A pesar de todo su esplendor, las horas de un castillo de arena están contadas. Desde el momento en que se coloca el primer grano de arena, usted puede tener la seguridad de que esa construcción en miniatura ha comenzado a quedar en el olvido. En cuestión de horas, los detalles serán destruidos. El viento, la lluvia, la marea y unos espectadores demasiado ávidos pueden destruir en segundos lo que llevó horas crear. Simplemente, una casa de arena no tiene ningún futuro.

A veces, la fe de un creyente es como un castillo de arena. Aunque todo se ve perfecto por fuera, la más leve presión de los elementos puede echarlo abajo. Un tropiezo inesperado, una palabra poco amable de una persona, un problema de salud o dinero… y la fe se vuelve escombros. ¿Cómo pudo ser posible eso?

Es que los fundamentos débiles producen una fe débil. Si su fe está centrada alrededor de su asistencia a la iglesia, su trabajo en el ministerio, a los programas de discipulado y en otras cosas al parecer “buenas”, entonces su castillo de arena se vendrá abajo. Sólo una fe construida sobre el sólido fundamento de Jesucristo, y sólo en Cristo, puede soportar los vientos de la adversidad.

miércoles, mayo 16, 2007

No limites tu mirada en lo exterior

“Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensara en publico”
Mateo 6; 4



Casi todos nosotros vivimos dos vidas: la que ve desde afuera y la que se desarrolla en nuestro interior. En el trabajo aprendemos a poner buena cara cuando el jefe pasa a nuestro lado. Al escuchar nos de tras de cámaras, con el pasar del tiempo aprendemos a esconder a esconder problemas verdaderamente serios.

La gente tiende a juzgar las cosas por su apariencia exterior y por eso no se dan la oportunidad de disfrutar de la verdad del ser, personas que por las situaciones que se les han presentado en la vida, andan con cara dura, escuchamos decir “Ese, es difícil” esto solo por que estamos viendo en lo exterior la persona, pero en realidad es solo alguien falta de amor.

Nuestro verdadero trabajo es dar amor, hacer al prójimo, lo que queremos que nos hagan a nosotros, Dios sabe que aun los mejores de nosotros tenemos oscuros pensamientos de odio, orgullo y lujurias Problemas internos que solo El puede tratar.

Dejemos de juzgar a los demás por lo que vemos en sus vidas, y pidele a Dios que te permita tratar con la verdadera necesidad de esa persona, ese jefe difícil, el hermano, el vecino, la amiga que se vuelto insoportable, ellos tienen una necesidad de algo que usted puede les puede dar, y en la mayoría de los casos es simplemente Amor.

Las preguntas vitales son:

¿Ve otra gente como es usted en su interior?
¿Cómo tratan sus amigos de impresionarse unos a otros?

martes, mayo 15, 2007

Dispóngase a ser feliz

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!

–(Filipenses 4:4)


Hace años decidí que iba a andar en la Palabra de Dios. Le dije a Dios que en cuanto a mí se refería, su Palabra era la que mandaba y la confesaría el resto de mi vida sin importar lo que costara. Esa ha sido la decisión más importante que he tomado.

No mucho después de eso, decidí que no importaba lo que pasara, ya sea que lo sintiera o no, andaría en amor. Porque la Biblia claramente dice que "la fe obra por el amor", y no obra de ninguna otra manera.

Esas dos decisiones: andar por fe en la Palabra de Dios y andar en amor, son las dos decisiones más importantes que yo haya tomado en la vida.

Sin embargo, hace poco, Dios me indicó que había algo que estaba dejando fuera: la fortaleza del gozo. Me dijo que no tenía el derecho de andar por fe y en amor y si estaba dejando que el gozo se adormeciera en mi espíritu. Es demasiado importante. Cuando Él me mostró esto, entendí de inmediato que el gozo es una parte esencial de la vida victoriosa. Sin el gozo, puedo vencer de vez en cuando, pero no podré vencer siempre. Se esfumaría rápidamente.

El gozo es lo que le da la fortaleza (Nehemías 8:10) para estar firme cuando se presentan tormentas y dificultades. El gozo le da la confianza de reírse del diablo cuando este comienza a tratar de destruir su fe. El gozo le da la perseverancia que lo hará vencedor una y otra vez.

Así que, tome la decisión ante Dios de que va a andar no solo por la fe y en amor, sino también en gozo. Regocíjese en el Señor siempre, y no habrá nada que el diablo pueda hacer o decir para robarle su victoria.

lunes, mayo 14, 2007

Define el Camino a Seguir

Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. Nopodéis servir a Dios y a las riquezas.

–(Mateo 6:24)


Dios no se opone a que usted tenga dinero, sino a que el dinero lo tenga a usted. Dios está en contra de que le dé prioridad al dinero y ponga su confianza en este.

¿Por qué? Porque Dios sabe que el dinero es un dios pésimo que tiene poder limitado, que no es mucho lo que puede comprar ni puede durar mucho.

Si usted necesita ser sanado de una enfermedad incurable, el dinero no lo ayudará. Si su familia se desintegra, el dinero no la restaurará. Pero si usted busca primero a Dios, Él le hará prosperar en todo aspecto de su vida.

Dios es tan generoso que desea que usted tenga lo mejor en este mundo, así como usted desea lo mejor para sus hijos. El plan de Dios es suplir todo lo que usted necesita conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Ponga en orden sus cosas y adopte el plan de Dios: busque primeramente el reino de Dios y su justicia.

Que el querer agradar a Dios sea la prioridad de su vida. Ponga sus ojos en Él por encima de todo lo demás, y todas estas cosas le serán añadidas.

viernes, mayo 11, 2007

Asi esta escrito

1 Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.[a]

2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.

3 Los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno y serás alabado por ella,

4 porque está al servicio de Dios para tu bien.[b] Pero si haces lo malo, teme, porque no en vano lleva la espada,[c] pues está al servicio de Dios para hacer justicia y para castigar al que hace lo malo.

5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia,

6 pues por esto pagáis también los tributos, porque las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas continuamente a este oficio.

7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.[d]

8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros, pues el que ama al prójimo ha cumplido la Ley,[e]

9 porque: «No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio,[f] no codiciarás»,[g] y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».[h]

10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la Ley es el amor.

11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño, porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.

12 La noche está avanzada y se acerca el día.[i] Desechemos,[j] pues, las obras de las tinieblas y vistámonos las armas de la luz.[k] [l]

13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y libertinaje, no en contiendas y envidia.[m]

14 Al contrario, vestíos del Señor Jesucristo[n] y no satisfagáis los deseos de la carne.

jueves, mayo 10, 2007

Dirija su atencion

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

–(2 Pedro 1:19)


Algunas veces cuando necesitamos discernimiento para un problema, tratamos de conseguirlo enfocando nuestra atención en el problema. Lo estudiamos, lo analizamos y lo examinamos desde todo ángulo. Pero el apóstol Pedro nos da un enfoque diferente. El dice que debemos concentrar nuestra atención en la Palabra escrita de Dios hasta que la respuesta nos llega por la luz de la revelación.

Usamos el término "recibir iluminación" en las cosas naturales todo el tiempo. Decimos: "¿Ha sido ya iluminado en eso?" Y lo que queremos decir es: "¿Tiene usted discernimiento de esa situación?" Bueno, la entrada de la Palabra de Dios en nuestro corazón trae la luz espiritual (Salmo 119:130). Trae la revelación que necesitamos.

¿Alguna vez ha estado en una sala oscura y ha tratado de hallar la salida? ¿O ha estado perdido afuera en la noche? ¿Cuál es la primera cosa que busca en estas situaciones? ¡La luz!

Esta podrá venir del umbral de la puerta o del resplandor de una lámpara en una casa lejana. Pero de cualquier manera, usted se dirige hacia ella, no pierde su tiempo estudiando la oscuridad, no se concentra en eso. Sino que fija los ojos en la luz porque sabe que el resplandor desvanecerá la oscuridad y le orientará.

Si necesita discernimiento para algún problema o situación de su vida, preste atención a la Palabra, diríjase a la Luz y encontrará la respuesta que necesita.

miércoles, mayo 09, 2007

Las bienaventuranzas

«Bienaventurados los pobres en espíritu,
porque de ellos es el reino de los celos.

4 Bienaventurados los que lloran,
porque recibirán consolación.


5 Bienaventurados los mansos,
porque recibirán la tierra por heredad.


6 Bienaventurados los que tienen hambrey sed de justicia,
porque serán saciados.


7 Bienaventurados los misericordiosos,
porque alcanzarán misericordia.


8 Bienaventurados los de limpio corazón,
porque verán a Dios.


9 Bienaventurados los pacificadores,
porque serán llamados hijos de Dios.


10 Bienaventurados los que padecenpersecución por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.


11 Bienaventurados seréis cuando por micausa os insulten, os persigan y digantoda clase de mal contra vosotros,mintiendo.

12 »Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa[p] es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes de vosotros.

lunes, mayo 07, 2007

Estad quieto y conoce que Yo Soy Jehova

El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega.

–(Proverbios 29:11)


Una de las cosas que usted y yo debemos aprender como creyentes, si queremos ser siervos fieles del reino de Dios, es cómo mantener nuestra boca cerrada. Cuando nos enojamos por algo, pensamos que tenemos que anunciarlo a todo el mundo. "Les voy a decir las cosas tal y como son", decimos.

No cometa ese error. Nadie quiere o necesita que le canten las verdades, y si usted lo hace, terminará aislando a la gente y perjudicándose. En cambio, aprenda a guardar silencio.

Esto se aplica especialmente en el conocimiento espiritual. Cuando el Espíritu Santo le da discernimiento acerca de una situación, no lo divulgue por toda la ciudad. Si lo hace, llegará al punto donde el Señor no podrá confiarle la revelación y el conocimiento de asuntos y situaciones.

Yo lo he visto con mis propios ojos. He conocido intercesores que han recibido revelaciones acerca de las debilidades o necesidades de alguien. Les ha sido dado el conocimiento del problema en la vida de alguien, para que puedan orar por esa persona. Pero en lugar de guardar esa información entre ellos y Dios en oración, se la han contado a otros. Como resultado, han perdido su eficacia como intercesores.

No deje que eso le suceda. Cultive el arte del silencio del hombre sabio, y al diablo se le hará cada vez más difícil dañar su vida de oración y su ministerio.

viernes, mayo 04, 2007

Por qué tenemos dudas para confiar

El mejor momento para pescar en el mar de Galilea había pasado horas antes, y por eso los pescadores decidieron ponerse a limpiar sus redes. Pero uno de ellos echó las suyas al agua por petición de un predicador itinerante. La recompensa de la confianza de Pedro fue una pesca que rompía las redes.

Como creyentes, queremos tener el mismo éxito en cuanto a vencer las dudas, para poder obedecer valientemente al Señor. Pero a veces confiamos en nuestras propias capacidades para decidir si vamos o no a confiar en Él, porque talvez lo que nos está pidiendo no parezca razonable. Por ejemplo, el principio de diezmar está en contra de la sensatez humana, pero cuando damos a Dios la décima parte de nuestros ingresos, el 90restante rinde más que el 100retenido en su totalidad.

En otras situaciones, tenemos dudas para confiar en el Señor porque nuestro conocimiento o nuestras experiencias contradicen Su plan. La veteranía de Pedro le decía que pescar a esa hora sería inútil. Dios a veces desafía a los creyentes a actuar, aun cuando no crean que tendrán éxito.

Otro impedimento para tener una fe firme es la opinión de los demás. Hay ocasiones en que se debe buscar el buen consejo espiritual, pero cuando el Señor hace clara Su voluntad tenemos que actuar. No debemos tomar el teléfono para preguntar a algunos amigos lo que ellos piensan. La única opinión que importa es la de Jehová, quien no se equivoca cuando presenta Su plan.

La próxima vez que tenga dudas, piense en qué cosa le hace vacilar. Después, ore específicamente para vencer ese estorbo a su fe, y siga adelante para recibir su recompensa.

jueves, mayo 03, 2007

Se prospero, asi como prospera tu alma

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.

–(3 Juan 2)


Una vez que usted empiece a creer que la voluntad de Dios es prosperarle, se preguntará: ¿Cómo va a hacerlo? ¿Me enviará un cheque por correo? ¿Empezarán a caer billetes de 20 dólares de los árboles?

Claro que no. Él primero prosperará su alma. Él sembrará semillas de prosperidad en su mente, en su voluntad y en sus sentimientos, y cuando crezcan, producirán una gran cosecha material. Vaya al libro de Génesis y lea la vida de José; es un ejemplo perfecto de lo que estoy hablando.

Cuando José fue vendido como esclavo a los egipcios, no tenía ni un solo centavo, ni siquiera tenía su libertad. Había sido vendido como esclavo. Pero en medio de su esclavitud Dios le dio a José tal sabiduría y capacidad, que José hizo posible que su amo prosperara. Como resultado, el amo puso a José a cargo de todas sus posesiones.

Más tarde, José fue puesto en prisión. En realidad en la prisión no hay mucha oportunidad para ascender, ¿cierto? Pero Dios le dio entendimiento como a ningún otro hombre en Egipto. Ese entendimiento le abrió las puertas para un puesto en la corte de faraón, no como esclavo, sino como el hombre más reconocido en todo el país, junto al mismo faraón.

José se paseaba en un carruaje y la gente se inclinaba, literalmente, ante él. Durante un hambre mundial, José estuvo a cargo de todo el alimento: eso es prosperidad.

¿Cómo hizo Dios todo eso? Lo hizo al prosperar el alma de José. Por más que su situación llegó a ser sombría, por más que sus problemas se hicieron imposibles, Dios pudo revelar los secretos espirituales que abrirían la puerta del éxito para él.

Eso es lo que hace emocionante el método de Dios para prosperar. Da resultado en cualquier lugar y en todas partes. Da resultado en los países más pobres del mundo así como da resultado en los Estados Unidos. Y puede estar seguro de que dará resultado en su vida.

miércoles, mayo 02, 2007

Entrene su Espiritu

la gracia de Dios se ha manifestado, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente.

–(Tito 2:11,12)


Los atletas se entrenan constantemente para perfeccionarse en sus respectivos campos. Repiten los mismos movimientos un sin número de veces hasta que puedan hacerlos con toda naturalidad.

La mayoría sabemos que esa clase de entrenamiento físico es sumamente importante para poder triunfar en lo que se esté compitiendo. ¿Pero sabía usted que podemos entrenarnos de esa misma forma en lo que respecta a las cosas espirituales?

¡Así es! Hebreos 5:14 dice que podemos ejercitar nuestros sentidos en el discernimiento del bien y del mal. Cuando usted se entrena o ensaya para algo, se está exponiendo diariamente a lo que quiere llegar a ser. Lo ensaya y lo practica una y otra vez hasta que pueda hacerlo con toda naturalidad. Las personas perezosas se han entrenado para ser perezosas. Las personas disciplinadas se han entrenado para ser disciplinadas.

Pasar tiempo con Dios es un entrenamiento espiritual. Cuando se hace con diligencia, el espíritu se fortalecerá y empezará a superar los malos hábitos de la carne.

Por ejemplo, si a usted le cuesta mucho levantarse por la mañana para pasar tiempo con Dios antes de que empiece el trajín del día, si se rinde a la carne y se queda en la cama, entonces, es necesario que comience a practicar el hábito de levantarse. Cuanto más lo practique, más fácil le será.

No espere hacerlo perfectamente al principio. No se desanime cuando falle. Lo que usted necesita es entrenamiento. Levántese y vuelva a la práctica.

Sea un atleta espiritual. Sométase al entrenamiento y practique las cosas de Dios. Fortalezca sus músculos espirituales en la comunión con Dios. Se sorprenderá al darse cuenta de que puede llegar a ser un gran vencedor.

martes, mayo 01, 2007

Alcanzando la Meta

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

–(Filipenses 4:13)


Usted está corriendo la carrera que tiene por delante, moviéndose a toda velocidad con la bendición de Dios. De repente, ¡zas! Se estrella contra una pared. Puede ser una pared de enfermedad o de dificultad económica, de fracaso espiritual o de problemas familiares. Pero no importa el tipo de pared, el efecto es siempre el mismo. Lo detiene por completo.

La pregunta es: ¿qué hará cuando se estrelle contra una pared? Usted se sentirá tentado a retroceder y renuciar, pero no lo haga. Dios lo capacitará para atravesar esa pared y proseguir a la meta. No estoy diciendo que es fácil. En realidad es muy difícil. Pero tendrá que perseverar en los tiempos difíciles si quiere progresar en la vida.

Pregúntele a cualquier atleta. Le dirá eso mismo. Si el atleta ha triunfado, sabra de qué se trata. Él ha tenido que entrenarse y prepararse al máximo. Ha sentido que le duele el costado y también los pulmones. Ha tenido calambres en las piernas y muslos. Cuando sintió que ya no podía más, escuchó el grito del entrenador: "¡Vamos! ¡Muévete!"

Los atletas le dicen a eso "estrellarse contra la pared". Es un tiempo cuando el cuerpo dice: "No más, es todo lo que puedo hacer. No puedo seguir. No puedo ir más rápido, me rindo". Pero el atleta experimentado sabe que "la pared" no es el fin, sino una señal de que está a punto de hacer un nuevo progreso. Si se esfuerza un poco más, volverá a recobrar las energías. De repente, irá más rápido que antes, alcanzará un nivel de excelencia que no hubiera podido alcanzar de ninguna otra manera.

Cuando usted se sienta en la peor condición y el fracaso esté tocando a su puerta, métase en la Palabra de Dios. Quizá medite en un pasaje en particular por días o semanas, esperando recibir una revelación, al parecer sin éxito. Pero de pronto, como la aurora de la mañana, la luz irá en aumento hasta que el día sea perfecto. Usted verá la manera de avanzar. Lo único que tiene que hacer es abrir un agujero en esa pared de problemas, hacer en ella un hoyito con su fe y con la Palabra de Dios. Luego continúe perforando ese hoyo. ¡No se detenga! ¡Y, en breve, las fuerzas de Dios vendrán irrumpiendo con violencia y demoliendo todo obstáculo a su paso! Una vez que eso suceda, usted dejará de ser el mismo. Quedará totalmente convencido. Sólo toma una interrupción como esa para convertirle en un campeón que nunca se rinde y nunca muere.