No trate de olvidar la situación: el problema de la infidelidad no desaparecerá si usted lo ignora.
No trate de enfrentar el problema de la infidelidad a solas. Esto sólo le hará cargarse aún más. Comparta su problema con una persona de mucha confianza o a un profesional de consejería matrimonial.
En estos momentos no deje de buscar a Dios por medio de la oración y lectura de la Biblia, para que Dios le traiga paz y sabiduría en cómo proceder.
Ahora que sabe lo que no debe hacer cuando hay infidelidad en el hogar, le aconsejamos como confronte al cónyuge infiel por medio de los siguientes puntos:
Reconozca que la infidelidad es egoísmo de parte del cónyuge infiel y es un pecado delante de Dios. Usted debe confrontar la infidelidad de su cónyuge con firmeza. No acepte las excusas ni permita que justifique la infidelidad echándole la culpa a usted. La persona infiel debe asumir su responsabilidad por su decisión de ser infiel.
Exija con firmeza que la relación extramarital debe terminar en cuanto antes.
Proteja a sus hijos de los gritos o heridas emocionales cuando confronte al cónyuge infiel. Cuando hable con su pareja, busque algún lugar que no esté a oídos de sus hijos.
Si no se da el cambio en su cónyuge, entonces considere una separación para que reflexionar sobre sus malos pasos. Tiene que darse cuanta de que usted está firme en que el matrimonio no puede seguir si hay infidelidad.
Un tiempo prudencial de separación también le puede ayudar a usted para pacificar el dolor y enojo que le ha causado la infidelidad.
No es fácil sacar adelante un matrimonio que ha pasado por la infidelidad. Por lo cual busquen ayuda con expertos en consejería matrimonial. Pero no reciban consejería a la fuerza. Si usted o su cónyuge van a consejería bajo presión y no por voluntad propia, es más probable que la consejería no logre su propósito.
Si su cónyuge admite su error, se arrepiente de sus acciones y le pide perdón; aun así puede ser difícil perdonar. Por lo cual ore a Dios para que le ayude a perdonar y que con el tiempo usted pueda volver a sentir amor y confianza en su matrimonio. Trate en lo posible de no reprocharle la infidelidad.
Sobre todo busquen a Dios, juntos en pareja, y permitan que el Espíritu Santo traiga sanidad y restauración a su hogar.
MATEO 28;19-20: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
martes, septiembre 26, 2006
lunes, septiembre 25, 2006
Confrontando a un cónyuge infiel
5:21 Someteos unos a otros en el temor de Dios.
Efesios 5:21
En estos días es triste saber que muchas parejas sufren por la infidelidad matrimonial. La mayoría de personas que están involucradas en una relación extramarital tratan de esconder la infidelidad a su cónyuge. Hay veces cuando la persona en la relación no se da cuenta de la infidelidad de su cónyuge hasta que ha pasado mucho tiempo.
¿Cómo podemos saber si el cónyuge nos es infiel o si solamente estamos sufriendo de celos incontrolados? Aquí hay algunas señales de una posible infidelidad en su relación matrimonial.
Cambio de actitud hacia el cónyuge: menos cariño, menos cumplidos y menos paciencia. Más criticas, más regaños y más enojo.
Su pareja parece estar aburrido de usted y no quiere hacer nada en pareja.
Hay menos intimidad en el matrimonio al punto de que ya casi no existe la intimidad.
Hay gastos irregulares en las tarjetas de crédito o cuentas bancarias.
Extendidas horas de trabajo.
Se aumentan las reuniones de trabajo fuera de la oficina o lugar de empleo.
Viajes de trabajo constantes.
Cambio de perfume, vestuario o ropa interior.
Preocupación excesiva en mantener un físico más joven por medio de ejercicio, dietas, cremas, etc.
Su cónyuge se rehúsa a comunicarse con usted, sobre todo en cuanto a los cambios que están pasando en el matrimonio.
Falta de interés por las cosas de Dios como el asistir a la iglesia, leer la Biblia u orar.
Si usted sospecha que existe una infidelidad, posiblemente se está preguntado cuál es la mejor manera de confrontar esta situación. Sentimientos de dolor, rechazo, enojo, frustración, miedo y tristeza se mezclan con la pregunta: ¿Y ahora qué hago?
Antes de actuar, debe tomar en cuenta lo siguiente:
No justifique el comportamiento de su cónyuge haciendo excusas por la infidelidad de su pareja.
Al fin de cuentas la infidelidad es la culpa de la persona que decide ser infiel.
No piense que usted se merece la infidelidad ni que esto es el castigo que tiene que sufrir por alguna insuficiencia personal de su parte.
No le grite a la pareja infiel, ya que gritos no cambiarán el comportamiento de la personal infiel.
No se deje llevar por sentimientos de venganza, como por ejemplo el deseo serle infiel a su cónyuge para que sienta el mismo dolor que usted está sintiendo. Esto no le ayudará a sanar las heridas y sólo servirá para causar más dolor a su autoestima y emociones.
CONTINUARA
Efesios 5:21
En estos días es triste saber que muchas parejas sufren por la infidelidad matrimonial. La mayoría de personas que están involucradas en una relación extramarital tratan de esconder la infidelidad a su cónyuge. Hay veces cuando la persona en la relación no se da cuenta de la infidelidad de su cónyuge hasta que ha pasado mucho tiempo.
¿Cómo podemos saber si el cónyuge nos es infiel o si solamente estamos sufriendo de celos incontrolados? Aquí hay algunas señales de una posible infidelidad en su relación matrimonial.
Cambio de actitud hacia el cónyuge: menos cariño, menos cumplidos y menos paciencia. Más criticas, más regaños y más enojo.
Su pareja parece estar aburrido de usted y no quiere hacer nada en pareja.
Hay menos intimidad en el matrimonio al punto de que ya casi no existe la intimidad.
Hay gastos irregulares en las tarjetas de crédito o cuentas bancarias.
Extendidas horas de trabajo.
Se aumentan las reuniones de trabajo fuera de la oficina o lugar de empleo.
Viajes de trabajo constantes.
Cambio de perfume, vestuario o ropa interior.
Preocupación excesiva en mantener un físico más joven por medio de ejercicio, dietas, cremas, etc.
Su cónyuge se rehúsa a comunicarse con usted, sobre todo en cuanto a los cambios que están pasando en el matrimonio.
Falta de interés por las cosas de Dios como el asistir a la iglesia, leer la Biblia u orar.
Si usted sospecha que existe una infidelidad, posiblemente se está preguntado cuál es la mejor manera de confrontar esta situación. Sentimientos de dolor, rechazo, enojo, frustración, miedo y tristeza se mezclan con la pregunta: ¿Y ahora qué hago?
Antes de actuar, debe tomar en cuenta lo siguiente:
No justifique el comportamiento de su cónyuge haciendo excusas por la infidelidad de su pareja.
Al fin de cuentas la infidelidad es la culpa de la persona que decide ser infiel.
No piense que usted se merece la infidelidad ni que esto es el castigo que tiene que sufrir por alguna insuficiencia personal de su parte.
No le grite a la pareja infiel, ya que gritos no cambiarán el comportamiento de la personal infiel.
No se deje llevar por sentimientos de venganza, como por ejemplo el deseo serle infiel a su cónyuge para que sienta el mismo dolor que usted está sintiendo. Esto no le ayudará a sanar las heridas y sólo servirá para causar más dolor a su autoestima y emociones.
CONTINUARA
jueves, septiembre 21, 2006
Actitud ante la dificultad
Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.
–(Marcos 4:16-17)
Parece que hay muchos cristianos sembrados en "pedregales" en estos días. Cuando empiezan en la vida cristiana, se emocionan con la Palabra de Dios. Por ejemplo, oyen un mensaje sobre la prosperidad y vuelven a sus hogares diciendo: "¡Aleluya! Voy a prosperar, en el nombre de Jesús". Pero luego, por alguna razón las cosas no marchan como ellos esperaban: su cuenta bancaria no se duplica de la noche a la mañana, se decepcionan de algo, reciben algunas críticas. En poco tiempo, su fe se ha marchitado.
Si no quiere que eso le suceda a usted, decídase ahora mismo que no se dejará derrotar por esos momentos difíciles. Decida ahora que se mantendrá en la Palabra aun en medio de la persecución y la aflicción, porque puedo garantizarle que vendrán a su vida. Cuando uno se decide a vivir por la fe, las pruebas no desaparecen, hay que aprender a vencerlas.
Cuando usted empieza a sembrar la Palabra de Dios en su corazón, vera al enemigo hacer lo posible para que la Palabra sea infructuosa en usted. Tratará de crear confusión toda vez que pueda. Usted tendrá problemas, pero la diferencia es que ahora tiene la respuesta: la Palabra de Dios.
Sin embargo, gracias a Dios que por medio de Cristo Jesús usted tiene el poder para derrotar a Satanás. Cuando este le lance problemas y desilusiones a su paso, no tiene que postrarse y dejar que lo arrollen, sino siga peleando la buena batalla de la fe hasta que venza.Si llega a ser derribado, levántese y diga: "Fíjate bien, diablo, no voy a permitir que me quites la Palabra de mi corazón. Está ahí, y estoy meditando en ella. La confieso con mi boca y actúo sobre ella hasta que las bendiciones de Dios me envuelvan. Te reprendo en el nombre de Jesus.
–(Marcos 4:16-17)
Parece que hay muchos cristianos sembrados en "pedregales" en estos días. Cuando empiezan en la vida cristiana, se emocionan con la Palabra de Dios. Por ejemplo, oyen un mensaje sobre la prosperidad y vuelven a sus hogares diciendo: "¡Aleluya! Voy a prosperar, en el nombre de Jesús". Pero luego, por alguna razón las cosas no marchan como ellos esperaban: su cuenta bancaria no se duplica de la noche a la mañana, se decepcionan de algo, reciben algunas críticas. En poco tiempo, su fe se ha marchitado.
Si no quiere que eso le suceda a usted, decídase ahora mismo que no se dejará derrotar por esos momentos difíciles. Decida ahora que se mantendrá en la Palabra aun en medio de la persecución y la aflicción, porque puedo garantizarle que vendrán a su vida. Cuando uno se decide a vivir por la fe, las pruebas no desaparecen, hay que aprender a vencerlas.
Cuando usted empieza a sembrar la Palabra de Dios en su corazón, vera al enemigo hacer lo posible para que la Palabra sea infructuosa en usted. Tratará de crear confusión toda vez que pueda. Usted tendrá problemas, pero la diferencia es que ahora tiene la respuesta: la Palabra de Dios.
Sin embargo, gracias a Dios que por medio de Cristo Jesús usted tiene el poder para derrotar a Satanás. Cuando este le lance problemas y desilusiones a su paso, no tiene que postrarse y dejar que lo arrollen, sino siga peleando la buena batalla de la fe hasta que venza.Si llega a ser derribado, levántese y diga: "Fíjate bien, diablo, no voy a permitir que me quites la Palabra de mi corazón. Está ahí, y estoy meditando en ella. La confieso con mi boca y actúo sobre ella hasta que las bendiciones de Dios me envuelvan. Te reprendo en el nombre de Jesus.
miércoles, septiembre 20, 2006
CAMPAÑA CONTRA EL DENQUE
Transcurren siete días desde que el virus pasa del intestino del insecto hasta sus glándulas salivares por donde lo expulsa.
Cómo actuar ante el dengue
El dengue es producido por un virus de la misma familia 'Flaviviridae'. A la misma familia pertenecen también el virus del Nilo, el patógeno responsable de la encefalitis japonesa y el de la fiebre amarilla. Sin embargo, es el mosquito 'Aedes aegypti' el que transmite la enfermedad.
Con los envases de almacenamiento de agua Mojar un paño o esponja de cloro sin. diluir, y pasarlo por todo el borde del recipiente de almacenamiento de agua, por encima del nivel del líquido que es donde el mosquito deposita los huevos. Dejar reposar el cloro por unos 15 minutos antes de completar el envase con más agua. Repetir la acción una o dos veces por semana.
En el patio Eliminar todos los objetos que puedan acumular agua. Mantener patios y jardines limpios.
En caso de que se presente la enfermedad Visitar al médico inmediatamente se presente fiebre. Si el paciente no es internado, se debe estar vigilante y volver al médico en caso de que presente síntomas como somnolencia, intranquilidad, dolor abdominal persistente, vómitos continuos, cambios de temperatura bruscos, disminución de la presión arterial etc.
“intégrate en la lucha contra el dengue, es una cuestión de todos, evita ser el próximo”.
martes, septiembre 19, 2006
Cambia tu imagen
Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
–(Romanos 8:24,25)
De acuerdo a Romanos, la esperanza es ver algo que no se puede ver. ¿Cómo se hace eso? Se hace mirando con los ojos espirituales las promesas de Dios contenidas en su Palabra hasta formar la imagen que queremos.
Por ejemplo, una de las cosas más difíciles que tuve que hacer fue encarar el hecho de que la imagen que tenía de mí mismo era la de una persona gorda. No importaba cuánto yo trataba de cambiar, la imagen seguía en mi mente. Siempre estaba siguiendo dietas especiales. Debí de haber perdido (y recobrado) cientos de libras a través de los años.
Por último, tuve que admitir que mientras siguiera viéndome a mí mismo como alguien gordo, mi figura externa seguiría siendo igual a mi imagen interna. Recuerde que la fe es la que cambia las cosas, pero si no hay una imagen interna de esperanza, la fe no puede hacer nada.
Esto no es algo que usted podrá hacer de la noche a la mañana, sino que lleva tiempo, especialmente si ha tenido por muchos años la imagen interna que está tratando de cambiar. Pero usted podrá hacerlo. Vaya a la Palabra de Dios y empiece hoy mismo a cambiar la imagen que tiene de sí mismo, transformándola en una imagen de esperan¬za. Dibuje el plano en su corazón para que su fe se edifique sobre ese plano
–(Romanos 8:24,25)
De acuerdo a Romanos, la esperanza es ver algo que no se puede ver. ¿Cómo se hace eso? Se hace mirando con los ojos espirituales las promesas de Dios contenidas en su Palabra hasta formar la imagen que queremos.
Por ejemplo, una de las cosas más difíciles que tuve que hacer fue encarar el hecho de que la imagen que tenía de mí mismo era la de una persona gorda. No importaba cuánto yo trataba de cambiar, la imagen seguía en mi mente. Siempre estaba siguiendo dietas especiales. Debí de haber perdido (y recobrado) cientos de libras a través de los años.
Por último, tuve que admitir que mientras siguiera viéndome a mí mismo como alguien gordo, mi figura externa seguiría siendo igual a mi imagen interna. Recuerde que la fe es la que cambia las cosas, pero si no hay una imagen interna de esperanza, la fe no puede hacer nada.
Esto no es algo que usted podrá hacer de la noche a la mañana, sino que lleva tiempo, especialmente si ha tenido por muchos años la imagen interna que está tratando de cambiar. Pero usted podrá hacerlo. Vaya a la Palabra de Dios y empiece hoy mismo a cambiar la imagen que tiene de sí mismo, transformándola en una imagen de esperan¬za. Dibuje el plano en su corazón para que su fe se edifique sobre ese plano
lunes, septiembre 18, 2006
EL RESULTADO
El sabio Salomón escribe: «Al malvado lo atrapan sus malas obras; las cuerdas de su pecado lo aprisionan» (Proverbios 5:22).
Nosotros somos víctimas de nosotros mismos. Somos hoy el resultado de todo lo que hicimos ayer. El mundo que se nos viene encima es el gran monto de todo lo que nosotros mismos hemos creado. ¿Cuándo caeremos en cuenta? ¿Cuándo reconoceremos que nuestra vida presente es la cosecha de la semilla que nosotros mismos hemos sembrado?
De igual manera, el que goza de bien no es porque sea dichoso, o suertero o afortunado. La dicha consiste en saber sembrar la buena semilla. El apóstol Pablo lo expresó con sabiduría: «Cada uno cosecha lo que siembra» (Gálatas 6:7).
Aprendamos del gran sabio por excelencia, del Señor Jesucristo, Dios hecho hombre. Él tiene un plan para nuestra vida, un plan para nuestro bien. Pero Él no le impone su voluntad a nadie. El plan de Dios para el hombre siempre queda a opción del hombre mismo. Digámosle a Cristo, en oración sincera:
«Señor, mi vida es tuya. Haz conmigo lo que quieras. Yo me rindo a tu voluntad.»
Nosotros somos víctimas de nosotros mismos. Somos hoy el resultado de todo lo que hicimos ayer. El mundo que se nos viene encima es el gran monto de todo lo que nosotros mismos hemos creado. ¿Cuándo caeremos en cuenta? ¿Cuándo reconoceremos que nuestra vida presente es la cosecha de la semilla que nosotros mismos hemos sembrado?
De igual manera, el que goza de bien no es porque sea dichoso, o suertero o afortunado. La dicha consiste en saber sembrar la buena semilla. El apóstol Pablo lo expresó con sabiduría: «Cada uno cosecha lo que siembra» (Gálatas 6:7).
Aprendamos del gran sabio por excelencia, del Señor Jesucristo, Dios hecho hombre. Él tiene un plan para nuestra vida, un plan para nuestro bien. Pero Él no le impone su voluntad a nadie. El plan de Dios para el hombre siempre queda a opción del hombre mismo. Digámosle a Cristo, en oración sincera:
«Señor, mi vida es tuya. Haz conmigo lo que quieras. Yo me rindo a tu voluntad.»
jueves, septiembre 14, 2006
Dios corrige al que ama
No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca; corrige al sabio, y te amará. Da al sabio, y será más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber.
–(Proverbios 9:8,9)
Hay algo que usted puede hacer que acelerará su crecimiento espiritual más que cualquier otra cosa: aprenda a recibir la corrección que viene del Espíritu de Dios y de otros creyentes.
Son muy pocos los creyentes que puede recibir eso. Cuando el pastor habla sobre algo que ellos ya saben o habla de algún aspecto de sus vidas que ya han sometido al Señor, creen que él es una gran persona. Él les cae bien porque los hace sentirse bien. Pero en el momento que el pastor empieza a hablar de algo que ellos no están cumpliendo, entonces se ofenden.
Dios dice que eso es necedad. En Proverbios 1:7 Él dice que solamente los insensatos rec¬hazan o desprecian la corrección.
Así que, no sea como ellos. Cuando el pastor o cualquier otra persona del Cuerpo de Cristo tenga una palabra de corrección para usted, recíbala con agradecimiento. Aprecie a los que comparten la sabiduría de Dios con usted. Cuando alguien le haga ver que usted está errado en algo, en lugar de reaccionar contra esa persona, examínese y diga: "¿Es eso cierto? ¿Está eso de acuerdo con la Palabra? ¿Necesito hacer un cambio?" Si la respuesta a esas preguntas es sí, entonces haga los cambios que deba hacer para enderezar su vida.
Sé que eso no es fácil. A ninguno le gusta ser corregido. Pero aún así, si usted decide que va a recibir la corrección y que está dispuesto a aprender, podrá seguir adelante y crecer más rápidamente en las cosas espirituales.
Alguien dijo: "Si usted cree que ya ha llegado, en realidad no va para ninguna parte". Recuerde eso la próxima vez que alguien lo corrija. Ame a esa persona y agradézcale por acelerar su pro¬greso espiritual. Si hace eso, saldrá siempre adelante.
–(Proverbios 9:8,9)
Hay algo que usted puede hacer que acelerará su crecimiento espiritual más que cualquier otra cosa: aprenda a recibir la corrección que viene del Espíritu de Dios y de otros creyentes.
Son muy pocos los creyentes que puede recibir eso. Cuando el pastor habla sobre algo que ellos ya saben o habla de algún aspecto de sus vidas que ya han sometido al Señor, creen que él es una gran persona. Él les cae bien porque los hace sentirse bien. Pero en el momento que el pastor empieza a hablar de algo que ellos no están cumpliendo, entonces se ofenden.
Dios dice que eso es necedad. En Proverbios 1:7 Él dice que solamente los insensatos rec¬hazan o desprecian la corrección.
Así que, no sea como ellos. Cuando el pastor o cualquier otra persona del Cuerpo de Cristo tenga una palabra de corrección para usted, recíbala con agradecimiento. Aprecie a los que comparten la sabiduría de Dios con usted. Cuando alguien le haga ver que usted está errado en algo, en lugar de reaccionar contra esa persona, examínese y diga: "¿Es eso cierto? ¿Está eso de acuerdo con la Palabra? ¿Necesito hacer un cambio?" Si la respuesta a esas preguntas es sí, entonces haga los cambios que deba hacer para enderezar su vida.
Sé que eso no es fácil. A ninguno le gusta ser corregido. Pero aún así, si usted decide que va a recibir la corrección y que está dispuesto a aprender, podrá seguir adelante y crecer más rápidamente en las cosas espirituales.
Alguien dijo: "Si usted cree que ya ha llegado, en realidad no va para ninguna parte". Recuerde eso la próxima vez que alguien lo corrija. Ame a esa persona y agradézcale por acelerar su pro¬greso espiritual. Si hace eso, saldrá siempre adelante.
miércoles, septiembre 06, 2006
Evite la discordia
No sin razón se nos dice en Efesios 4:26-27: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”.
Dar lugar al diablo en nuestra vida por medio de la ofensa y la discordia, es como abrirle la puerta para que entre a robarnos la Palabra; y la Palabra es la que nos sana, nos protege, nos libra de la maldición y nos traslada a una vida de bendición. Y lo más importante: la Palabra es la que nos arraiga y nos cimenta en el amor de Dios.
Si de veras entendiéramos el mal que causa la discordia, la evitaríamos como a una serpiente venenosa; no tendríamos nada que ver con ella. Pero la mayoría de los creyentes nunca ha considerado seriamente lo que la Biblia dice acerca de la discordia, nunca ha dado importancia a versículos como:
Proverbios 10:12: “El odio despierta rencillas, pero el amor cubre todas las faltas”.
Proverbios 15:18: “El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua”.
Proverbios 16:27-28: “El hombre perverso cava en busca del mal; en sus labios hay como una llama de fuego. El hombre perverso promueve contienda, y el chismoso separa a los mejores amigos”.
Proverbios 17:14: El que inicia la discordia es como quien suelta las aguas, ¡abandona, pues, la contienda, antes que se complique!
La palabra que se traduce “contienda” o “discordia” implica falta de armonía, desacuerdo, lucha por la superioridad o por un puesto. La discordia, la contienda, surge cuando uno teme que alguien se va a aprovechar de uno. La discordia dice: tengo que pelear por lo que es mío.
Asi que si el enemigo le envia una persona que parece muy piadosa a hablarle mal de su jefe, cortelo hay mismo, rehuce emitir opiniones, que solo alimentaran la contienda o chime que el enemigo desea levantar en u vida.
Se sabio
Dar lugar al diablo en nuestra vida por medio de la ofensa y la discordia, es como abrirle la puerta para que entre a robarnos la Palabra; y la Palabra es la que nos sana, nos protege, nos libra de la maldición y nos traslada a una vida de bendición. Y lo más importante: la Palabra es la que nos arraiga y nos cimenta en el amor de Dios.
Si de veras entendiéramos el mal que causa la discordia, la evitaríamos como a una serpiente venenosa; no tendríamos nada que ver con ella. Pero la mayoría de los creyentes nunca ha considerado seriamente lo que la Biblia dice acerca de la discordia, nunca ha dado importancia a versículos como:
Proverbios 10:12: “El odio despierta rencillas, pero el amor cubre todas las faltas”.
Proverbios 15:18: “El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua”.
Proverbios 16:27-28: “El hombre perverso cava en busca del mal; en sus labios hay como una llama de fuego. El hombre perverso promueve contienda, y el chismoso separa a los mejores amigos”.
Proverbios 17:14: El que inicia la discordia es como quien suelta las aguas, ¡abandona, pues, la contienda, antes que se complique!
La palabra que se traduce “contienda” o “discordia” implica falta de armonía, desacuerdo, lucha por la superioridad o por un puesto. La discordia, la contienda, surge cuando uno teme que alguien se va a aprovechar de uno. La discordia dice: tengo que pelear por lo que es mío.
Asi que si el enemigo le envia una persona que parece muy piadosa a hablarle mal de su jefe, cortelo hay mismo, rehuce emitir opiniones, que solo alimentaran la contienda o chime que el enemigo desea levantar en u vida.
Se sabio
martes, septiembre 05, 2006
MOVIENDO MONTAÑAS
¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
–(Mateo 12:34)
Así como las palabras sin fe no tienen ningún efecto, la fe sin palabras tampoco. Ambas son necesarias para activar la ley de la fe. Hay muchos creyentes que ignoran ese principio; están hablando siempre palabras de duda y de incredulidad. Luego, un día se les ocurre levantarse y decir algunas palabras de fe, y con ellas esperan mover montes; pero para su sorpresa, los montes no se mueven
.¿Por qué no se mueven? Pues, como dice Mateo 12:34-35, las palabras que vienen del corazón son las que producen resultados. La persona que dice algunas palabras de fe de vez en cuando, no las está diciendo de la abundancia de su corazón, por eso no son eficaces.
¿Quiere eso decir que usted no debería hablar palabras de fe hasta que no esté seguro de que tiene la fe para respaldarlas?
¡No! Hablar palabras de fe es un buen ejercicio espiritual. Por ejemplo, en lo que concierne a la salud, si quiere recibir sanidad por la fe, someta su mente y su boca a la Palabra de Dios. En vez de hablar de lo mal que se siente, repita lo que dice Isaías 53:5: "Mas [Jesucristo] herido fue por [mis] rebeliones, molido por [mis] pecados; el castigo de [mi] paz fue sobre él, y por su llaga [fui yo curado]".
Al meditar más en esas palabras y repetirlas, la verdad en ellas contenida empezará a penetrar y a arraigarse en su corazón. Con el tiempo usted estará hablando de la abundancia de su corazón. Y cuando eso suceda, las circunstancias en que usted esté no importarán, porque sabrá que tendrá lo que ha estado pidiendo, y ni el diablo mismo podrá persuadirlo de lo contrario. Usted habrá pasado de la esperanza a la fe, entonces empezará a ver los montes moverse.
–(Mateo 12:34)
Así como las palabras sin fe no tienen ningún efecto, la fe sin palabras tampoco. Ambas son necesarias para activar la ley de la fe. Hay muchos creyentes que ignoran ese principio; están hablando siempre palabras de duda y de incredulidad. Luego, un día se les ocurre levantarse y decir algunas palabras de fe, y con ellas esperan mover montes; pero para su sorpresa, los montes no se mueven
.¿Por qué no se mueven? Pues, como dice Mateo 12:34-35, las palabras que vienen del corazón son las que producen resultados. La persona que dice algunas palabras de fe de vez en cuando, no las está diciendo de la abundancia de su corazón, por eso no son eficaces.
¿Quiere eso decir que usted no debería hablar palabras de fe hasta que no esté seguro de que tiene la fe para respaldarlas?
¡No! Hablar palabras de fe es un buen ejercicio espiritual. Por ejemplo, en lo que concierne a la salud, si quiere recibir sanidad por la fe, someta su mente y su boca a la Palabra de Dios. En vez de hablar de lo mal que se siente, repita lo que dice Isaías 53:5: "Mas [Jesucristo] herido fue por [mis] rebeliones, molido por [mis] pecados; el castigo de [mi] paz fue sobre él, y por su llaga [fui yo curado]".
Al meditar más en esas palabras y repetirlas, la verdad en ellas contenida empezará a penetrar y a arraigarse en su corazón. Con el tiempo usted estará hablando de la abundancia de su corazón. Y cuando eso suceda, las circunstancias en que usted esté no importarán, porque sabrá que tendrá lo que ha estado pidiendo, y ni el diablo mismo podrá persuadirlo de lo contrario. Usted habrá pasado de la esperanza a la fe, entonces empezará a ver los montes moverse.
lunes, septiembre 04, 2006
Un Corazon Dispuesto
Y saliendo Jesús... y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos... Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
–(Mateo 14:14; 15:30,31)
La tradición religiosa dice que Dios es glorificado cuando soportamos abnegadamente el sufrimiento y la enfermedad. Pero eso no es lo que dice la Biblia. Lo que sí dice es que Dios es glorificado cuando los ciegos ven, los cojos andan y los mancos son sanados.
En la India o en África, donde la gente desconoce esas tradiciones religiosas, cuando alguien se pone en pie y dice: "Yo vengo a ustedes como mensajero del Dios Altísimo", la gente lo cree. Cuando ellos oyen decir que Jesús, el Rey de reyes, derramó su sangre por ellos; cuando oyen decir que Dios les ha enviado un mensajero para decirles que Jesús los libertará del pecado, de la enfermedad y de la muerte, se llenan de emoción. No se ponen a discutir con la Palabra de Dios. Entonces, ¿sabe qué sucede? Que la gente empieza a ser sanada, a tirar las muletas y a quitarse los vendajes.
Cuando aprendamos a recibir la Palabra de Dios como lo hace la gente de esos lugares, las mismas cosas sucederán entre nosotros. Dios no hace acepción de personas; su Palabra actúa en todos. La diferencia está en la manera en que la recibamos.
–(Mateo 14:14; 15:30,31)
La tradición religiosa dice que Dios es glorificado cuando soportamos abnegadamente el sufrimiento y la enfermedad. Pero eso no es lo que dice la Biblia. Lo que sí dice es que Dios es glorificado cuando los ciegos ven, los cojos andan y los mancos son sanados.
En la India o en África, donde la gente desconoce esas tradiciones religiosas, cuando alguien se pone en pie y dice: "Yo vengo a ustedes como mensajero del Dios Altísimo", la gente lo cree. Cuando ellos oyen decir que Jesús, el Rey de reyes, derramó su sangre por ellos; cuando oyen decir que Dios les ha enviado un mensajero para decirles que Jesús los libertará del pecado, de la enfermedad y de la muerte, se llenan de emoción. No se ponen a discutir con la Palabra de Dios. Entonces, ¿sabe qué sucede? Que la gente empieza a ser sanada, a tirar las muletas y a quitarse los vendajes.
Cuando aprendamos a recibir la Palabra de Dios como lo hace la gente de esos lugares, las mismas cosas sucederán entre nosotros. Dios no hace acepción de personas; su Palabra actúa en todos. La diferencia está en la manera en que la recibamos.
Un Corazon Dispuesto
Y saliendo Jesús... y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos... Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.
–(Mateo 14:14; 15:30,31)
La tradición religiosa dice que Dios es glorificado cuando soportamos abnegadamente el sufrimiento y la enfermedad. Pero eso no es lo que dice la Biblia. Lo que sí dice es que Dios es glorificado cuando los ciegos ven, los cojos andan y los mancos son sanados.
En la India o en África, donde la gente desconoce esas tradiciones religiosas, cuando alguien se pone en pie y dice: "Yo vengo a ustedes como mensajero del Dios Altísimo", la gente lo cree. Cuando ellos oyen decir que Jesús, el Rey de reyes, derramó su sangre por ellos; cuando oyen decir que Dios les ha enviado un mensajero para decirles que Jesús los libertará del pecado, de la enfermedad y de la muerte, se llenan de emoción. No se ponen a discutir con la Palabra de Dios. Entonces, ¿sabe qué sucede? Que la gente empieza a ser sanada, a tirar las muletas y a quitarse los vendajes.
Cuando aprendamos a recibir la Palabra de Dios como lo hace la gente de esos lugares, las mismas cosas sucederán entre nosotros. Dios no hace acepción de personas; su Palabra actúa en todos. La diferencia está en la manera en que la recibamos.
–(Mateo 14:14; 15:30,31)
La tradición religiosa dice que Dios es glorificado cuando soportamos abnegadamente el sufrimiento y la enfermedad. Pero eso no es lo que dice la Biblia. Lo que sí dice es que Dios es glorificado cuando los ciegos ven, los cojos andan y los mancos son sanados.
En la India o en África, donde la gente desconoce esas tradiciones religiosas, cuando alguien se pone en pie y dice: "Yo vengo a ustedes como mensajero del Dios Altísimo", la gente lo cree. Cuando ellos oyen decir que Jesús, el Rey de reyes, derramó su sangre por ellos; cuando oyen decir que Dios les ha enviado un mensajero para decirles que Jesús los libertará del pecado, de la enfermedad y de la muerte, se llenan de emoción. No se ponen a discutir con la Palabra de Dios. Entonces, ¿sabe qué sucede? Que la gente empieza a ser sanada, a tirar las muletas y a quitarse los vendajes.
Cuando aprendamos a recibir la Palabra de Dios como lo hace la gente de esos lugares, las mismas cosas sucederán entre nosotros. Dios no hace acepción de personas; su Palabra actúa en todos. La diferencia está en la manera en que la recibamos.
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