Dios nunca nos llama a hacer algo sin ofrecernos también la promesa de Su presencia. Cuando sucumbimos a los obstáculos para la fe, ignoramos esa promesa. Pero podemos derribar los obstáculos con cuatro prácticas efectivas:
Recibir. Dios nos habla a través de las Escrituras, enseñándonos de Sí mismo y de Su proceder. La razón por la que los cristianos necesitan conocer a Dios, es porque la fe y la confianza están asociadas. No confiaremos en un Dios que no conozcamos y para saber de verdad quién es Él, tenemos que proponernos en nuestro corazón obedecer los mandamientos de la Biblia. No incrementamos nuestro conocimiento del Señor simplemente leyendo la Biblia. Lo conocemos obedeciendo Su Palabra.
Responder. Dé un salto de fe, con valor y obediencia. Cuando Dios nos dice qué hacer, no debemos esperar hasta saber todas las respuestas, hasta que todos se pongan de acuerdo, y hasta que todos nos sintamos seguros. Tenemos que hacer lo que Él nos diga y en el momento que el Señor nos lo pida.
Rendir. Dios asume toda la responsabilidad de una vida rendida a Su servicio. Por tanto, déjele a Él las consecuencias.
Registrar. Nuestro Padre celestial quiere que veamos que Él cumple Sus promesas. Si miramos a nuestro alrededor, veremos las evidencias de Su presencia, de Su poder y del fruto de nuestra obediencia.
Si quitamos los obstáculos para la fe, podemos esperar libertad espiritual. Los creyentes que se niegan a lanzar excusas entre ellos y Dios experimentan Su presencia y Su poder en sus vidas.
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