Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís.
–(Marcos 4:24)
¿Cuántas bendiciones va a recibir de la Palabra de Dios? Depende de cuántas espere recibir. Dios no lo medirá a usted de acuerdo a la medida que Él tiene, sino de acuerdo a la que usted le proporcione.
Por ejemplo, dos personas pueden oír la Palabra de Dios sobre la sanidad. Una la medirá con la fe: "¡Alabado sea Dios, por su herida fui sanado! "dirá-. Yo creo eso con todo mi corazón y voy a seguir creyéndolo hasta que sea sanado". La otra la medirá con duda: "No me importa cuántos versículos bíblicos cite "dirá-. Yo no confío en ese predicador. Voy a ver qué hay en este asunto de la sanidad, pero dudo mucho que esto sirva de algo".
Ambas personas recibirán exactamente lo que esperan. Dios les medirá conforme a la medida que ellas midieron la Palabra: una será sanada, la otra no.
Sin embargo, debo advertirle que a veces medir la Palabra con la fe es difícil. Hace años, cuando Gloria leyó por primera vez el pasaje: "No debáis a nadie nada", se sintió muy tentada a medirla como una maldición, no como una bendición. En ese tiempo vivíamos en una casita fea, y ella quería más que nada una casa nueva. ¿Cómo íbamos a comprar una casa decente sin pedir prestado? Parecía algo imposible. Así que, para ella, era como si ese pasaje hubiera dicho: "Gloria, tú no puedes tener una casa nueva".
Pero ella rehusó medirla de esa manera. Agarró al diablo por el cuello y le dijo: "¡Óyeme bien, tú no vas a estafarme quitándome esta casa!" Y comenzó a creer que Dios de alguna manera iba a darle una casa libre de deuda. Y, efectivamente, Dios lo hizo.
Si usted quiere recibir bendiciones a granel, empiece a ir a la Palabra de Dios con una canasta grande. Ponga una medida grande de fe en la mano de Dios. Él la llenará hasta que sobreabunde, y luego se la devolverá.
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