martes, abril 29, 2008

Bendecidos hasta con lo que no pensamos

Salmo 81:6-16

El pasaje de hoy nos ofrece una imagen de cómo ve mucha gente la bendición del Señor. Lo leemos y pensamos: ¡Si sólo escucho y obedezco a Dios, Él me dará más y más! Tendemos a pensar que la bendición de Dios son los nuevos beneficios que Él nos dará para que los disfrutemos.

Podemos alabar a Dios por la bendición extra de un aumento de sueldo, y darle gracias por bendecirnos con una nueva relación. En nuestra mente, la palabra “bendición” se ha convertido en sinónimo de regalo, ¿verdad?

A muchos creyentes pudiera sorprenderles saber que Dios también bendice quitándonos cosas. Piensan: ¿Qué? ¿Cómo puede Dios bendecirme dándome menos de lo que anhelo?

Esta manera de pensar revela un problema de orgullo. Es fácil suponer que sabemos lo que es mejor para nosotros. Nuestra conclusión lógica es: Si me gusta algo, entonces debe ser bueno y correcto. Entonces, la bendición del Señor debiera ser darme más de eso, ¿no?

Falso. Dios sólo trae a nuestras vidas aquellas cosas que Él sabe que nos bendecirán. Pero nuestra miope perspectiva nos impide ver el panorama completo. Dios lo ve todo desde el comienzo hasta el fin. Él sabe si el tener más dinero o cierta relación pudiera, al final, ser una bendición o una maldición. En algunas situaciones, lo mejor que Él puede “dar”, es quitarnos algo.

El Señor no está allí sólo para complacer nuestros deseos. Hay ocasiones, que en Su sabiduría, Él decide “bendecir con menos”. ¿Puede usted recordar una pérdida particular o un desengaño que le hizo dudar de que Dios estuviera haciendo lo que más le convenía a usted? Ahora que ha pasado el tiempo y con una nueva perspectiva, ¿puede usted ver el amor de Dios?

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