miércoles, octubre 04, 2006

En su decisión hay sanidad

Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.
–(Mateo 18:16)

Usted ciertamente ha estado muchas veces en el valle de la decisión, balanceándose precariamente entre la victoria y la derrota. Por un lado, está la palabra del mundo escrita por Satanás que le dice, "no vas a ser sanado"; por otro, la Palabra de Dios que le dice: "mi Palabra es sí, y amén" y "por cuya herida fuisteis sanados" (1 Pedro 2:14) ¿Quién será el que determine el resultado de todo? Usted será el testigo decisivo.

Leí una ve de un hombre, que quería que, un pastor orara por él. El pastor le dijo: "La Palabra dice que usted está sanado". El hombre lo interrumpió y dijo: "Sí, yo sé que dice eso, pero tengo este terrible dolor aquí". Lo miro a los ojos y le dijo otra vez: "La Palabra dice que por la herida de Jesús fuimos sanados". "Lo sé -respondió él-, pero tengo este terrible... "Meneo la cabeza en forma negativa y le dijo "Óigame bien, la Palabra dice que usted está sanado". La cara se le puso roja y dijo: "YO SÉ QUE DICE ESO, PERO YO TENGO ESTE..." Entonces, se quedó callado y lo miró. Él no se había dado cuenta de que estaba dejando que los síntomas físicos fueran su evidencia. No importa lo que la Palabra dijera, él solo creía en lo que podía ver y sentir.

Cuando se tranquilizó, le dijo: "Mire, usted quiere que esté de acuerdo con usted y está enojado porque no lo hago; pero si lo hago, usted moriría. Pero si usted está de acuerdo conmigo y con la Biblia, podemos hacer que sea sanado".

De repente, lo entendió. Sus ojos se iluminaron: "¡Oh, gloria a Dios! Veo lo que quiere decir. Entonces, ¡estoy de acuerdo con la Palabra de Dios!" Le impuso las manos y Dios lo sanó al instante.

Él recibió la sanidad cuando estuvo de acuerdo con Dios. Pudo haber recibido la sanidad en su habitación o mientras manejaba o en cualquier otra parte. Pudo haberla recibido en el momento que decidiera ser el testigo decisivo.

Ahora bien, su parte es orar y confirmar su testimonio. Si lo hace, Dios lo respaldará; y cuando Él lo respalda, todo lo demás tiene que alinearse o quitarse de en medio. Usted es el testigo decisivo. ¿Cuál será su decisión?

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