28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Mateo 28:20
La Biblia nos revela la manera valerosa como el apóstol Pablo enfrentaba a sus numerosas pruebas. Fue combatido por los líderes religiosos, maltratado por magistrados y atacado por grandes muchedumbres. Pero en medio de todo esto, él se mantenía firme en su lealtad a Cristo.
Antes de pensar que era un ser sobrehumano, miremos el testimonio del propio Pablo. Decía que había estado entre los corintios con debilidad, y mucho temor y temblor (1 Co. 2:3). Decía que había sido presionado más allá de su capacidad para resistir (2 Co. 1:8). En realidad, sus temores eran tan grandes, que el Señor lo exhortó a no tener miedo. Pablo eran tan humano como nosotros.
¿Qué sabía Pablo que también puede ser útil para nosotros? Que Dios estaba personalmente presente dondequiera que estuviera el apóstol. Él creía en la promesa de Jesús de estar con él hasta el fin del mundo (Mt. 28:20). Confiaba en la presencia orientadora del Espíritu Santo, y también lo alentaba la seguridad de la cercanía del Señor (Hch. 18:9). Aunque parecía que Pablo estaba totalmente solo delante de sus acusadores, sabía que tenía la compañía del Señor. No tenía nada que temer, porque el Dios todopoderoso estaba a su lado.
Porque pertenecemos a Cristo, tenemos la seguridad de que nuestro Dios está siempre con nosotros. Tenemos también la promesa eterna de la cercanía del Salvador y la del Espíritu Santo como nuestro acompañante permanente. Si aceptamos estamos verdades, hallaremos el valor que necesitamos para enfrentar las pruebas de la vida.
¡Qué bendición tan preciosa es saber que Dios está con nosotros!
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