Fuera muy hermoso
si verdaderamente viviéramos la palabra,
si conforme a la palabra hiciéramos todas las cosas.
Conozco un
caso de dos personas que confiesan a Cristo como su salvador, Pedro empleado un
día después de 18 años en la empresa, se enferma de cancel, por la situación de
la enfermedad y sobre todo en el momento crítico, tomaba licencias médicas,
esto no le parecía a Jose, su jefe, hasta el punto que decidió buscar una
persona que lo sustituyera, cancelo a Pedro.
Entraron un
proceso de juicio laboral, pues Pedro consideraba un abuso el de su patrón el
sacarlo así y no darle lo que se merecía por el tiempo que dedico a trabajar
con él.
Un día después
de tener una semana en cama, ya con la piel, siendo de pies oscura, la tenía
con escama blanca, no podía caminar del dolor en la espalda y en el estómago
(el estómago era el lugar que conforme a los estudio tenía el cancel), llegaron
una personas a compartir la palabra de Dios, después de terminar la enseñanza,
orando por sanidad, y aconteció la sanidad, una semana después la persona era
otra.
Lo más sorprendente
de esto no es la sanidad de Pedro, es que Jose como creyente y Practicante,
entre comillas, empieza a decir que él se hizo el enfermo para conseguir
dinero, a pesar de que todos los exámenes indicaban que en realidad tenía
cancel, pero Dios lo sano.
Qué triste
una persona que en vez de dar gloria y honra a Dios por lo que hizo, lo que
hace que usurpar el rol del acusador.
Las cosas fueran
diferente si conforme a la recomendación que dijo pablo en 1 de corintios 1:10 Os
ruego, pues, hermanos,
por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una
misma mente y en un mismo parecer.
No permitamos
que el lugar que Dios nos ha dado en la palabra, nos sea quitado por los intereses
personales, adaptando lo escrito a lo que nos conviene.
No le puedo
dar un golpe a una persona, porque interprete que es mejor dar que recibir, no
puedo quitarle merito a muchos hombres prudentes y fieles, porque la palabra
dice que maldito el hombre que cree en otro hombre.
Dios quiere
que estemos unidos, andando en una misma mente y en un mismo sentir.