28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Mateo 28:20
La Biblia nos revela la manera valerosa como el apóstol Pablo enfrentaba a sus numerosas pruebas. Fue combatido por los líderes religiosos, maltratado por magistrados y atacado por grandes muchedumbres. Pero en medio de todo esto, él se mantenía firme en su lealtad a Cristo.
Antes de pensar que era un ser sobrehumano, miremos el testimonio del propio Pablo. Decía que había estado entre los corintios con debilidad, y mucho temor y temblor (1 Co. 2:3). Decía que había sido presionado más allá de su capacidad para resistir (2 Co. 1:8). En realidad, sus temores eran tan grandes, que el Señor lo exhortó a no tener miedo. Pablo eran tan humano como nosotros.
¿Qué sabía Pablo que también puede ser útil para nosotros? Que Dios estaba personalmente presente dondequiera que estuviera el apóstol. Él creía en la promesa de Jesús de estar con él hasta el fin del mundo (Mt. 28:20). Confiaba en la presencia orientadora del Espíritu Santo, y también lo alentaba la seguridad de la cercanía del Señor (Hch. 18:9). Aunque parecía que Pablo estaba totalmente solo delante de sus acusadores, sabía que tenía la compañía del Señor. No tenía nada que temer, porque el Dios todopoderoso estaba a su lado.
Porque pertenecemos a Cristo, tenemos la seguridad de que nuestro Dios está siempre con nosotros. Tenemos también la promesa eterna de la cercanía del Salvador y la del Espíritu Santo como nuestro acompañante permanente. Si aceptamos estamos verdades, hallaremos el valor que necesitamos para enfrentar las pruebas de la vida.
¡Qué bendición tan preciosa es saber que Dios está con nosotros!
MATEO 28;19-20: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
viernes, julio 28, 2006
miércoles, julio 26, 2006
pidiendo ser librado de los enemigos
35:1 Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; Pelea contra los que me combaten. 35:2 Echa mano al escudo y al pavés, Y levántate en mi ayuda. 35:3 Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; Di a mi alma: Yo soy tu salvación. 35:4 Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; Sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan. 35:5 Sean como el tamo delante del viento, Y el ángel de Jehová los acose. 35:6 Sea su camino tenebroso y resbaladizo, Y el ángel de Jehová los persiga. 35:7 Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo; Sin causa cavaron hoyo para mi alma. 35:8 Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, Y la red que él escondió lo prenda; Con quebrantamiento caiga en ella. 35:9 Entonces mi alma se alegrará en Jehová; Se regocijará en su salvación. 35:10 Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, Que libras al afligido del más fuerte que él, Y al pobre y menesteroso del que le despoja? 35:11 Se levantan testigos malvados; De lo que no sé me preguntan; 35:12 Me devuelven mal por bien, Para afligir a mi alma.
35:13 Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; Afligí con ayuno mi alma, Y mi oración se volvía a mi seno. 35:14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba. 35:15 Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía; Me despedazaban sin descanso; 35:16 Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes, Crujieron contra mí sus dientes. 35:17 Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones. 35:18 Te confesaré en grande congregación; Te alabaré entre numeroso pueblo. 35:19 No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos, Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo. 35:20 Porque no hablan paz; Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas. 35:21 Ensancharon contra mí su boca; Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto! 35:22 Tú lo has visto, oh Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí. 35:23 Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa. 35:24 Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, Y no se alegren de mí. 35:25 No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Le hemos devorado! 35:26 Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí. 35:27 Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, Y digan siempre: Sea exaltado Jehová, Que ama la paz de su siervo. 35:28 Y mi lengua hablará de tu justicia Y de tu alabanza todo el día.
35:13 Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; Afligí con ayuno mi alma, Y mi oración se volvía a mi seno. 35:14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba. 35:15 Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron; Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía; Me despedazaban sin descanso; 35:16 Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes, Crujieron contra mí sus dientes. 35:17 Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones. 35:18 Te confesaré en grande congregación; Te alabaré entre numeroso pueblo. 35:19 No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos, Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo. 35:20 Porque no hablan paz; Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas. 35:21 Ensancharon contra mí su boca; Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto! 35:22 Tú lo has visto, oh Jehová; no calles; Señor, no te alejes de mí. 35:23 Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío, para defender mi causa. 35:24 Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío, Y no se alegren de mí. 35:25 No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra! No digan: ¡Le hemos devorado! 35:26 Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; Vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí. 35:27 Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, Y digan siempre: Sea exaltado Jehová, Que ama la paz de su siervo. 35:28 Y mi lengua hablará de tu justicia Y de tu alabanza todo el día.
martes, julio 25, 2006
La preparación para la batalla
La batalla espiritual es real. A nuestro alrededor y dentro de nosotros se libra cada día un invisible y furioso conflicto.
Para luchar victoriosamente, tenemos que vestirnos apropiadamente y tener las armas adecuadas. Esto pudiera sonar muy sencillo. La Palabra de Dios nos dice qué ponernos y con qué luchar. Pero el problema está en que todo el equipaje es de naturaleza espiritual y tiene que ser utilizado con fe. He aquí algunas sugerencias en cuanto a cómo ponernos nuestro uniforme espiritual. Ore diciendo...
“Señor, elijo ponerme hoy el yelmo de la salvación para que guarde mi mente. Deseo tener buenos pensamientos, que te agraden y estén en armonía con lo que soy en Cristo (Romanos 12:2). Gracias, Padre, por la coraza de justicia, que ayuda a proteger mi corazón y mis emociones de la influencia del Enemigo (Proverbios 4:23). Capacítame para tener afectos piadosos (Gálatas 5:22). Quiero responder basado en mi condición de hijo tuyo, no en mis propios deseos. Gracias también por el cinto de la verdad. Deseo que toda mi vida sea rodeada por Tu verdad; quiero conocerla, vivir por ella y compartirla con otros.
Ayúdame a apartar tiempo cada día para meditar en las Escrituras. Padre, donde sea que me envíes, quiero llevar puesto el calzado de la paz y ser un pacificador (Mateo 5:9). Úsame para reconciliar a otros contigo, por medio del Evangelio de Jesucristo. Ayúdame a ser de influencia para los creyentes, de modo que resuelvan sus conflictos y sean uno en Ti”.
Nuestro equipaje espiritual hace posible que nos mantengamos firmes en el Señor.
Para luchar victoriosamente, tenemos que vestirnos apropiadamente y tener las armas adecuadas. Esto pudiera sonar muy sencillo. La Palabra de Dios nos dice qué ponernos y con qué luchar. Pero el problema está en que todo el equipaje es de naturaleza espiritual y tiene que ser utilizado con fe. He aquí algunas sugerencias en cuanto a cómo ponernos nuestro uniforme espiritual. Ore diciendo...
“Señor, elijo ponerme hoy el yelmo de la salvación para que guarde mi mente. Deseo tener buenos pensamientos, que te agraden y estén en armonía con lo que soy en Cristo (Romanos 12:2). Gracias, Padre, por la coraza de justicia, que ayuda a proteger mi corazón y mis emociones de la influencia del Enemigo (Proverbios 4:23). Capacítame para tener afectos piadosos (Gálatas 5:22). Quiero responder basado en mi condición de hijo tuyo, no en mis propios deseos. Gracias también por el cinto de la verdad. Deseo que toda mi vida sea rodeada por Tu verdad; quiero conocerla, vivir por ella y compartirla con otros.
Ayúdame a apartar tiempo cada día para meditar en las Escrituras. Padre, donde sea que me envíes, quiero llevar puesto el calzado de la paz y ser un pacificador (Mateo 5:9). Úsame para reconciliar a otros contigo, por medio del Evangelio de Jesucristo. Ayúdame a ser de influencia para los creyentes, de modo que resuelvan sus conflictos y sean uno en Ti”.
Nuestro equipaje espiritual hace posible que nos mantengamos firmes en el Señor.
lunes, julio 24, 2006
PROSIGUIENDO A LA META
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago; olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
–(Filipenses 3:13-14)
Golpes y contusiones espirituales. Dolores y sufrimientos internos que parecen no irse. Casi todos nosotros sabemos lo que son, pero pocos sabemos qué hacer al respecto.
Esperamos que por arte de magia esas heridas ocultas dejen de lastimarnos, pensando que quizás (al dormirnos o con una porción adicional de postre) esa fastidioso sentimiento de depresión finalmente desaparezca.
¿Pero sucede siempre de esa manera?
¡No!Lo sé. A mí me ha ocurrido.Pero gracias a Dios, ya no me ocurre. Durante los últimos años, he enfrentado algunas tremendas batallas espirituales. Me he dado cuenta de que esas batallas pueden dejarlo a uno herido en el interior, así como una pelea puede dejarlo herido en el exterior.
La razón es esta: En vez de dejar los dolorosos fracasos atrás, con frecuencia hacemos énfasis en ellos hasta que llegan a ser más verdaderos para nosotros que las promesas de Dios. Nos enfocamos en ellos hasta que llegamos a estar sumergidos en la depresión, inactivos por el temor de que si proseguimos, volveremos a fracasar.
Pero hay una salida. Si la depresión lo lleva en descenso espiritual, lo único que tiene que hacer para escapar es quitar los ojos del pasado y ponerlos en el futuro, un futuro que ha sido garantizado por Cristo Jesús mediante las abundantes y preciosas promesas de su Palabra.
Hay posibilidades de que al principio no vengan fácilmente para usted. Su mente ha tenido probablemente años de práctica en concentrarse en el pasado. Como un caballo viejo que habitualmente se dirige al establo, sus pensamientos comenzarán probablemente a galopar en esa dirección cada vez que usted le suelte la rienda.
Por lo tanto, no lo afloje. Tome las riendas fuertemente. Medite a propósito en la Palabra de Dios. Reemplace los pensamientos del pasado con promesas de las Escrituras acerca del futuro y sea diligente al respecto. Entonces, en vez de ser un soldado herido, llegará a ser el guerrero conquistador que Dios creó.
–(Filipenses 3:13-14)
Golpes y contusiones espirituales. Dolores y sufrimientos internos que parecen no irse. Casi todos nosotros sabemos lo que son, pero pocos sabemos qué hacer al respecto.
Esperamos que por arte de magia esas heridas ocultas dejen de lastimarnos, pensando que quizás (al dormirnos o con una porción adicional de postre) esa fastidioso sentimiento de depresión finalmente desaparezca.
¿Pero sucede siempre de esa manera?
¡No!Lo sé. A mí me ha ocurrido.Pero gracias a Dios, ya no me ocurre. Durante los últimos años, he enfrentado algunas tremendas batallas espirituales. Me he dado cuenta de que esas batallas pueden dejarlo a uno herido en el interior, así como una pelea puede dejarlo herido en el exterior.
La razón es esta: En vez de dejar los dolorosos fracasos atrás, con frecuencia hacemos énfasis en ellos hasta que llegan a ser más verdaderos para nosotros que las promesas de Dios. Nos enfocamos en ellos hasta que llegamos a estar sumergidos en la depresión, inactivos por el temor de que si proseguimos, volveremos a fracasar.
Pero hay una salida. Si la depresión lo lleva en descenso espiritual, lo único que tiene que hacer para escapar es quitar los ojos del pasado y ponerlos en el futuro, un futuro que ha sido garantizado por Cristo Jesús mediante las abundantes y preciosas promesas de su Palabra.
Hay posibilidades de que al principio no vengan fácilmente para usted. Su mente ha tenido probablemente años de práctica en concentrarse en el pasado. Como un caballo viejo que habitualmente se dirige al establo, sus pensamientos comenzarán probablemente a galopar en esa dirección cada vez que usted le suelte la rienda.
Por lo tanto, no lo afloje. Tome las riendas fuertemente. Medite a propósito en la Palabra de Dios. Reemplace los pensamientos del pasado con promesas de las Escrituras acerca del futuro y sea diligente al respecto. Entonces, en vez de ser un soldado herido, llegará a ser el guerrero conquistador que Dios creó.
viernes, julio 21, 2006
UN FIEL ESTILO
Tenemos 6 elementos que nos ayudan a andar en el camino de Cristo, ellos SON:
Determinación. Andar con sabiduría no es algo que sucede de manera automática. Tenemos que decidir, de todo corazón, tener una vida agradable a Dios.
Enfoque. Para mantenerse en el camino de la voluntad de Dios, debemos fijar nuestra atención en Su Palabra. Al meditar en las Escrituras y asimilar sus verdades, nuestras mentes armonizarán con la de Cristo, y nuestras decisiones estarán basadas en los preceptos bíblicos.
Sensibilidad espiritual. Con la determinación de vivir una vida santa y enfocada en las Escrituras, nos volvemos más sensibles a los impulsos del Espíritu, nuestro guía que nos indica la dirección que debemos tomar.
Confianza. A veces, lo que el Señor decide para nosotros no parece ser prudente. Puede parecer irracional o exigir un sacrificio. Pero es necesario confiar en Su sabiduría perfecta si queremos andar de acuerdo con Su plan.
Valor. Es posible que algo que el Señor nos exija nos hagan reaccionar con temor. Pero cuando nuestra confianza en Él se profundiza, el valor aumenta y descubrimos el gozo de aceptar Su decisión para nosotros.
Perseverancia. Comenzar y persistir en el buen camino, son dos cosas muy diferentes. Si dependemos de Dios, perseveraremos y tomaremos decisiones sabias siempre.
Andar sabiamente requiere que practiquemos todo el tiempo ensenanzas básicas:
conocer a Dios, confiar en Él, escucharlo y obedecerlo.
Determinación. Andar con sabiduría no es algo que sucede de manera automática. Tenemos que decidir, de todo corazón, tener una vida agradable a Dios.
Enfoque. Para mantenerse en el camino de la voluntad de Dios, debemos fijar nuestra atención en Su Palabra. Al meditar en las Escrituras y asimilar sus verdades, nuestras mentes armonizarán con la de Cristo, y nuestras decisiones estarán basadas en los preceptos bíblicos.
Sensibilidad espiritual. Con la determinación de vivir una vida santa y enfocada en las Escrituras, nos volvemos más sensibles a los impulsos del Espíritu, nuestro guía que nos indica la dirección que debemos tomar.
Confianza. A veces, lo que el Señor decide para nosotros no parece ser prudente. Puede parecer irracional o exigir un sacrificio. Pero es necesario confiar en Su sabiduría perfecta si queremos andar de acuerdo con Su plan.
Valor. Es posible que algo que el Señor nos exija nos hagan reaccionar con temor. Pero cuando nuestra confianza en Él se profundiza, el valor aumenta y descubrimos el gozo de aceptar Su decisión para nosotros.
Perseverancia. Comenzar y persistir en el buen camino, son dos cosas muy diferentes. Si dependemos de Dios, perseveraremos y tomaremos decisiones sabias siempre.
Andar sabiamente requiere que practiquemos todo el tiempo ensenanzas básicas:
conocer a Dios, confiar en Él, escucharlo y obedecerlo.
jueves, julio 20, 2006
CUANTO ES NECESARIO INSISTIR PARA ALCANZARLO
Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
mateo 15; 22
Anoche estando en la reunión con lo varones de la iglesia, se dio cita el libro de mateo 15; 21-28, donde se hablo de la fe o la gran fe de la mujer cananea. Mientras el hermano a cargo de la palabra hablaba, venia a mi mente ¨ cuanto ha insistido para alcanzarlo ¨.
Es exactamente lo que te pregunto hoy ¿cuanto crees que es necesario insistirle a Dios para que nos provea de lo que necesitas o quieres ver en tu vida?.
Ahora, ¿cuanto tu crees que insistió la mujer del flujo de sangre, que se abrió paso entre la multitud? Pensó si tan solo tocara su manto, NO necesito una ministrasion directa de Cristo, toco su manto, lo que le basto para sacar virtud de El y ser sana. Ella lucho para lograrlo.
¿Cuanto insistió el famoso ciego llamado bartimeo? También se abrió paso entre la multitud para llegar a Jesús, gritando a gran voz ¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mi! Cada vez lo decía más y más fuerte hasta que Cristo le pregunto ¿Qué quieres que te haga? El respondió – que recobre yo la vista señor. El clamo para ser escuchado.
Y ¿cuanto insistieron los cuatros amigos de un hombre en camilla, que intentaron entrarlo hasta Jesús, pero la multitud no se los permitía? Ellos rompieron el techo y por el hueco bajaron al hombre con una soga, al ver esto Jesús se maravillo y lo sano. Ellos rompieron los esquemas para lograr lo que querían.
Entonces ¿Que crees que te falta para lograr lo que necesitas o deseas?
- Insistir: perseverando en la oración.
- Luchar, esforzarte, abrirte paso entre la multitud: estando por encima de los imposibles, pues todo es posible para Dios.
- Clamar: no simplemente orar, sino suplicar y rogar, derramándote ante Dios.
- Romper los esquemas: creyendo que tienes lo que aun no tienes, llamando las cosas que no son como si fueran, porque de esta manera se creo el mundo.
Lo que tienes que hacer, hazlo. Dios quiere bendecirte.
mateo 15; 22
Anoche estando en la reunión con lo varones de la iglesia, se dio cita el libro de mateo 15; 21-28, donde se hablo de la fe o la gran fe de la mujer cananea. Mientras el hermano a cargo de la palabra hablaba, venia a mi mente ¨ cuanto ha insistido para alcanzarlo ¨.
Es exactamente lo que te pregunto hoy ¿cuanto crees que es necesario insistirle a Dios para que nos provea de lo que necesitas o quieres ver en tu vida?.
Ahora, ¿cuanto tu crees que insistió la mujer del flujo de sangre, que se abrió paso entre la multitud? Pensó si tan solo tocara su manto, NO necesito una ministrasion directa de Cristo, toco su manto, lo que le basto para sacar virtud de El y ser sana. Ella lucho para lograrlo.
¿Cuanto insistió el famoso ciego llamado bartimeo? También se abrió paso entre la multitud para llegar a Jesús, gritando a gran voz ¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mi! Cada vez lo decía más y más fuerte hasta que Cristo le pregunto ¿Qué quieres que te haga? El respondió – que recobre yo la vista señor. El clamo para ser escuchado.
Y ¿cuanto insistieron los cuatros amigos de un hombre en camilla, que intentaron entrarlo hasta Jesús, pero la multitud no se los permitía? Ellos rompieron el techo y por el hueco bajaron al hombre con una soga, al ver esto Jesús se maravillo y lo sano. Ellos rompieron los esquemas para lograr lo que querían.
Entonces ¿Que crees que te falta para lograr lo que necesitas o deseas?
- Insistir: perseverando en la oración.
- Luchar, esforzarte, abrirte paso entre la multitud: estando por encima de los imposibles, pues todo es posible para Dios.
- Clamar: no simplemente orar, sino suplicar y rogar, derramándote ante Dios.
- Romper los esquemas: creyendo que tienes lo que aun no tienes, llamando las cosas que no son como si fueran, porque de esta manera se creo el mundo.
Lo que tienes que hacer, hazlo. Dios quiere bendecirte.
miércoles, julio 19, 2006
Los beneficios de la sabiduría
La sabiduría humana carece de sentido a los ojos de Dios. Aunque puede sonar riesgoso desechar nuestra lógica para buscar la de Dios, los beneficios de “andar sabiamente” son inmensos.
La primera bendición es la de conocer a Dios. El Señor está personalmente involucrado en cada faceta de nuestras vidas. Cuanto más conozcamos Su carácter, más entenderemos Su perspectiva, sabremos donde está actuando, y podremos responder adecuadamente a las circunstancias de la vida. Otro beneficio es una dirección clara. Dios lo ve todo, ya que Su perspectiva es precisa, y cada decisión Suya es correcta. Él sabe exactamente qué se necesita para lograr Su voluntad en nuestras vidas, y lo que hace falta para resolver los problemas de una manera espiritual. El Señor nos ayuda a triunfar.
Un tercer beneficio es la protección divina. Como nos dice Proverbios 28:26, “el que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado”. No debemos confiar en nuestras emociones, pues éstas son fácilmente influenciadas por la carnalidad. Tampoco podemos confiar en las opiniones del mundo. La protección de la sabiduría se manifiesta cuando tenemos un espíritu de discernimiento, un espíritu sensible al propósito y a la voluntad del Señor para nuestra vida.
Intimidad con Dios.
Dirección clara.
Protección divina.
La sabiduría humana no puede dar nada de esto, porque ellas provienen solamente de Dios a través del Espíritu de Cristo.
La primera bendición es la de conocer a Dios. El Señor está personalmente involucrado en cada faceta de nuestras vidas. Cuanto más conozcamos Su carácter, más entenderemos Su perspectiva, sabremos donde está actuando, y podremos responder adecuadamente a las circunstancias de la vida. Otro beneficio es una dirección clara. Dios lo ve todo, ya que Su perspectiva es precisa, y cada decisión Suya es correcta. Él sabe exactamente qué se necesita para lograr Su voluntad en nuestras vidas, y lo que hace falta para resolver los problemas de una manera espiritual. El Señor nos ayuda a triunfar.
Un tercer beneficio es la protección divina. Como nos dice Proverbios 28:26, “el que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado”. No debemos confiar en nuestras emociones, pues éstas son fácilmente influenciadas por la carnalidad. Tampoco podemos confiar en las opiniones del mundo. La protección de la sabiduría se manifiesta cuando tenemos un espíritu de discernimiento, un espíritu sensible al propósito y a la voluntad del Señor para nuestra vida.
Intimidad con Dios.
Dirección clara.
Protección divina.
La sabiduría humana no puede dar nada de esto, porque ellas provienen solamente de Dios a través del Espíritu de Cristo.
martes, julio 18, 2006
Una leyenda en su propia mente
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
–(Romanos 12:3)
¿Quiere saber uno de los secretos para estar en la voluntad de Dios y no salirse de sus caminos?
¡No se crea más de la cuenta!
Proverbios 16:18 dice: "Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu". ¡Cuántas veces no hemos visto eso cumplirse! ¡Cuántas veces no hemos visto a creyentes meterse en problemas porque se creen más de la cuenta! Empiezan a creer que son tan listos que lo tienen todo resuelto. Y el próximo paso que dan es que creen que tienen que poner a todos los demás en orden. En vez de dejar que Jesús sea la cabeza de la Iglesia, creen que deben intervenir y hacer el trabajo. Una vez que eso sucede, es sólo un asunto de tiempo antes de que ellos fracasen por com¬pleto. ¿Por qué? Porque la Biblia dice que Dios resiste a los orgullosos (1 Pedro 5:5).
No se ponga en una posición donde Dios tenga que resistirle. Clasifique sobriamente sus habilidades. Adopte una actitud de humildad. Cuídese de sí mismo, y si se da cuenta de que se está creyendo mucho, arrepiéntase y recuerde que todo lo bueno que usted disfruta y cada parte del éxito que ha tenido viene por la gracia de Dios y por su poder.
Traiga a la memoria las veces en que pudo haber perdido lo que Dios le había dado. Recuerde las muchas veces en que cometió toda clase de errores, pero la ternura y misericordia de Dios le sacaban del apuro.
No se convierta en una leyenda en su propia mente. En lugar de eso, humíllese bajo la poderosa mano de Dios, y deje que Dios haga la exaltación que previene las caídas dolorosas.
–(Romanos 12:3)
¿Quiere saber uno de los secretos para estar en la voluntad de Dios y no salirse de sus caminos?
¡No se crea más de la cuenta!
Proverbios 16:18 dice: "Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu". ¡Cuántas veces no hemos visto eso cumplirse! ¡Cuántas veces no hemos visto a creyentes meterse en problemas porque se creen más de la cuenta! Empiezan a creer que son tan listos que lo tienen todo resuelto. Y el próximo paso que dan es que creen que tienen que poner a todos los demás en orden. En vez de dejar que Jesús sea la cabeza de la Iglesia, creen que deben intervenir y hacer el trabajo. Una vez que eso sucede, es sólo un asunto de tiempo antes de que ellos fracasen por com¬pleto. ¿Por qué? Porque la Biblia dice que Dios resiste a los orgullosos (1 Pedro 5:5).
No se ponga en una posición donde Dios tenga que resistirle. Clasifique sobriamente sus habilidades. Adopte una actitud de humildad. Cuídese de sí mismo, y si se da cuenta de que se está creyendo mucho, arrepiéntase y recuerde que todo lo bueno que usted disfruta y cada parte del éxito que ha tenido viene por la gracia de Dios y por su poder.
Traiga a la memoria las veces en que pudo haber perdido lo que Dios le había dado. Recuerde las muchas veces en que cometió toda clase de errores, pero la ternura y misericordia de Dios le sacaban del apuro.
No se convierta en una leyenda en su propia mente. En lugar de eso, humíllese bajo la poderosa mano de Dios, y deje que Dios haga la exaltación que previene las caídas dolorosas.
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