jueves, enero 07, 2010

Principio Básico para Alcanzar el Éxito

Efesios 6:1-2 aconseja: Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa.

Honrar padre y madre es más poderoso que cualquier otra cosa. De ello depende en gran medida que nos vaya bien en la vida y alcancemos el bienestar que anhelamos en el trabajo, estudios y vida familiar. En Guatemala no nos ha ido tan bien, sufrimos pobreza, analfabetismo y corrupción porque no hemos reforzado el valor de honrar a los padres. Si los jóvenes lo aprendieran, habría menos delincuencia porque respetar la autoridad se aprende en casa con los padres. Si te consintieron berrinches, serás una persona voluntariosa que critica todo y a todos, por el contrario, si aprendes a respetar, serás un ciudadano consciente que conoce sus derechos y obligaciones. Así que honrar a los padres es un mandato para todos, jóvenes y adultos por igual, porque tal vez no todos somos padres pero todos somos hijos.

Es digno de resaltar que en la Biblia hay mandamiento para los hijos hacia los padres y también para los esposos que no deben cometer adulterio, pero no hay ningún mandato para que los padres sean dedicados con sus hijos. Tampoco hay alguna promesa para los buenos padres, pero sí la hay para los buenos hijos. No hay castigo para los malos padres, pero sí para los malos hijos. Esto es porque hay más hijos que abandonan la honra a sus padres que padres que abandonen a sus hijos. Un padre que abandona y que no educa o no da amor y protección está actuando mal, pero un hijo que no honra a sus padres es peor.

Para llegar a ser buen padre, debes ser buen hijo siempre, en todo tiempo. Los adultos corren más riesgo de olvidar a sus padres que los niños y jóvenes porque ya no dependen de ellos. Por ejemplo, mis hijos están pequeños y dependen totalmente de mí. Su identidad, sustento y educación está en mis manos. Conforme crecen serán más independientes y cuando sean adultos formarán su hogar y tendrán sus propias responsabilidades, ya no dependerán de mí para subsistir, entonces existirá el riesgo de que me olviden. Por eso, les doy el ejemplo y voy con ellos a visitar a mis padres para que vean cómo deben actuar cuando estén en la misma situación. Yo les enseño a honrarme a través de la honra que doy, porque no se puede pedir lo que no se da.

Los adolescentes incluso prefieren la compañía de sus amigos que la de sus padres y al convertirse en jóvenes adultos, su vida es tan activa e individual que la casa es como un hotel para dormir y comer. Cuando ya seas un adulto y no tengas necesidad de ellos, hónralos y esfuérzate por hacerlos felices porque ellos sí necesitan de tu cariño. Tus padres piden que los recuerdes y tengas presente sus esfuerzos al ayudarte a crecer, como Dios le pidió al pueblo de Israel que al entrar a la tierra prometida, construir sus casas, plantar sus viñedos y hacer riquezas, recordaran que Él los había sacado Egipto y les había dado el poder de prosperar.

Tus padres te dicen: “no olvides que te amé aún cuando no podías responderme”. Tal vez tus viejitos están pasados de moda, no hablan o entienden tus palabras, dicen “relámpagos” en vez de “¡qué cool!”, pero te enseñaron a decir tus primeras frases. Probablemente no les gusta tu peinado pero te amaron cuando no tenías ni pelo y se emocionaron con tu primera visita a la barbería. Te quejas que no saben de tu música pero no recuerdas que aprendieron canciones de Cri-cri para arrullarte. En tus padres está el detonador de Dios para bendecirte, que te vaya bien y seas de larga vida en esta tierra. Dales lo mejor que tengas.


No hay comentarios: