jueves, agosto 14, 2008

Activa el Poder

Si perseverábamos, la respuesta siempre llegaba, tarde o temprano. Así tenía que ser, pues la Escritura dice: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo
lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu
segará vida eterna.

No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos»
(Gálatas 6:7, 9). Cuando usted siembra la Palabra con fe, siempre obtendrá una cosecha. Pero le confesaré algo, hubo momentos en los que Ken y yo nos cansamos de hacer bien, porque nuestro «tiempo» tardaba mucho en llegar.

Desde entonces, alabado sea Dios, hemos aprendido algunas cosas. Hemos descubierto que cuando se vive por fe, si bien hay un tiempo de esperar pacientemente para que las promesas de Dios se cumplan en su vida, es posible acelerar en gran medida su cumplimiento.

Si usted es un agricultor espiritual sabio, puede acortar el tiempo entre la siembra y la cosecha. ¿Cómo? Prepare cuidadosamente el terreno de su corazón. Cuando se piensa en esto, simplemente resulta lógico. Después de todo, ningún agricultor siembra la semilla para luego desatenderla. Aun en el mundo natural es imposible tener una cosecha sin esfuerzo. Si usted quiere una buena cosecha, tiene que abonar la tierra, regarla y mantenerla libre de maleza.

De lo que realmente hablamos aquí es de santidad. Contrario a lo que usted pudiera pensar, la santidad no es alguna clase de religiosidad santurrona. Santidad es
vivir para Dios.

A diferencia de la manera de vivir del mundo, la santidad no es fácil. Usted sencillamente no puede dejarse llevar por lo que todos los demás hacen y ser
santo. Exige esfuerzo y determinación; supone que usted se someta a Dios cuando, por naturaleza, quiere hacer otra cosa. No obstante, las recompensas son muy grandes.

La dedicación total de Jesús a complacer al Padre creó en Él una confianza total en el Padre. La dedicación total de su vida a las cosas de Dios hará lo mismo en
usted. Eso limpiará la maleza del terreno de su corazón; hará que la tierra de su vida sea rica, pura y productiva, de tal manera que cuando usted siembre para el espíritu, recogerá su cosecha mucho más rápido. Usted sembrará la Palabra de Dios en su corazón y la confesará con su boca, y en breve comenzará a ver que brotan los resultados. Jesús se hará real en su vida, y su corazón estará siempre lleno de confianza en Dios.

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