martes, julio 29, 2008

Herramienta para recibir la bendicion

¿Alguna vez ha leído una promesa en la Biblia y se ha preguntado cómo podría hacerse realidad en su vida? | ¿Alguna vez ha leído «por su llaga fuimos nosotros curados», cuando su cuerpo ha estado abatido por la enfermedad y el dolor? ¿O alguna vez ha oído a alguien predicar que Dios «… suplirá todo lo que [le] falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús», cuando el saldo de su cuenta corriente era cero y tenía un montón de deudas que pagar? | Usted quizá piense: Eso de ser sanado suena genial. Me parece maravillosa la idea de que me será suplido todo lo que necesito. Pero yo no sé cómo llegar a eso en mi condición actual. Parece algo imposible.

Todo el que ha vivido por fe se ha sentido así en algún momento. Todos. Incluso Abraham, uno de los más grandes héroes de la Biblia que haya existido, un hombre
que creyó a Dios y recibió una promesa que parecía imposible. La primera vez que él oyó las promesas que Dios le comunicó no tenía la más remota idea de cómo iban a cumplirse.

Él se había criado en una cultura completamente pagana, y toda su vida estuvo rodeado de personas que adoraban la luna. Así que cuando Dios dijo: «Y haré de
ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición» (Génesis 12:2), Abraham no tenía idea de cómo conectarse con esa bendición, ni de
qué manera podía cooperar para que se cumpliera.

En especial, debió ser muy desconcertante para él entender cómo Dios iba a hacer de él una «nación grande». Después de todo, la esposa de Abraham era —y había sido siempre— estéril. Es más, ambos eran demasiado ancianos como para concebir un bebé.

¿Cómo es posible que un hombre anciano con una esposa anciana y estéril lleguen a ser una gran nación? —debió preguntarse él—. ¡Es imposible!

Lo pudieron alcanzar por la fe. LA BENDICIÓN de Deuteronomio 28 es nuestra, pues «nos alcanzó» por medio de Jesús. Si nos conectamos a ella tal como lo hizo Abraham, hará por nosotros lo que siempre ha hecho.

Eso significa que si logramos entender lo que hizo Abraham y aprender lo que Dios le enseñó sobre cómo conectarse con LA BENDICIÓN, podremos disfrutar de los beneficios de esta tanto como él hizo.

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