jueves, agosto 27, 2009

Dejemos Guiar

Algunas de las decisiones más importantes de nuestras vidas las tomamos cuando somos muy jóvenes; por ejemplo con quién me voy a casar, dónde voy a vivir, cuál es mi vocación, etc. Hay muchas cuestiones importantes que determinar desde temprana edad. La persona que somos hoy, es el resultado de las decisiones que tomamos ayer. Las decisiones que tomemos hoy, afectaran nuestro futuro mañana. Por lo tanto, es muy importante que tomemos las decisiones correctas. Es mucho más fácil ser moldeados cuando somos jóvenes. Debemos pedirle a Dios que sea Él quien elija por nosotros.

Jeremías 10:23 Conozco, oh Jehová que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.

El hombre no puede controlar el mañana, ni siquiera lo que pasará dentro de cinco minutos. Jeremías lo sabía. El hombre, en cierta manera es muy inteligente. Ha logrado muchos avances en el campo de las ciencias, sin embargo, no puede encontrar la solución a los problemas de su corazón; no se entiende a sí mismo y muchas veces no se puede llevar bien ni con su vecino, ni con su conyugue, ni con ninguna otra persona.

El hombre no puede encontrar paz para su corazón y por esto es que dependemos tanto de la dirección de Dios. Solo Dios sabe lo que necesito individualmente como persona. Nosotros creemos saber lo que queremos y lo que nos hará felices, pero cometemos errores terribles, porque nuestras emociones son muy volátiles y vulnerables. Lo que me emociona hoy, tal vez dentro de un mes no me emocione en lo absoluto. Las cosas muchas veces no son lo que parecen.

Así dice en Proverbios 3:5-6: “Confía en el Señor de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia” y luego en Proverbios 28:26 “el que confía en su propio corazón es un necio”. Nuestras pasiones no son confiables, y nuestras mentes tienden a fallar.

En Génesis 13, Lot tomó una decisión. Él estaba con su tío Abraham, y los dos habían sido muy bendecidos; tenían tanto ganado que se estaban estorbando el uno al otro. Abraham le dijo entonces a Lot: “Somos hermanos, no nos peleemos tú y yo, toda la tierra está ante nosotros, si tú vas al este yo voy al oeste, toma lo que quieras”. No vemos que Lot haya orado o consultado a Dios. Sí dice en Génesis 13:10 “y alzo Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era tierra de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en dirección de Sodoma y Gomorra”.

Lot nunca oró, solo empacó sus cosas, agarró a su familia y se dirigió hacia Sodoma y Gomorra. Él se dirigió hacia una trampa porque esa ciudad estaba lista para juicio. A veces las cosas parecen bien ante nuestros ojos, pero no necesariamente es así, por eso es que no podemos confiar en nuestra propia prudencia.

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