El darle espacio a Dios en nuestras vidas trae consigo grandes bendiciones, así lo hizo la sunamita con el profeta, la cual recibió lo que no se esperaba, pero que era su verdadera necesidad, su anhelo, esto es, más...
13 Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿Qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo. 14
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