Rom 15:1 Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.
Rom 15:2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación.
Rom 15:3 Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí.
Rom 15:4 Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.
Rom 15:5 Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús,
Rom 15:6 para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Rom 15:7 Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.
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