Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban.
–(Marcos 5:22-24)
Me pregunto: ¿cuándo va Dios a hacer algo acerca de este problema? ¿Alguna vez se ha hecho usted esa pregunta? Si es así, se sorprenderá al descubrir que la respuesta depende cien por ciento de usted.
Hay un caso en Marcos 5 que le mostrará lo que quiero decir. Jesús acababa de bajar de una barca y la gente lo estaba apretando, "rodeándole". La gente le había hecho retroceder a la playa cuando, súbitamente, venía un hombre pasando en medio de esa multitud para llegar a Jesús.Marcos registra que el hombre se postra a los pies de Jesús y le ruega, diciendo: "Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella... y vivirá".
Piense en esa situación por un momento. Aquí hay un hombre que en el campo político equivale al alcalde de la ciudad. Pero está tan decidido a llegar a Jesús que se abre paso a través de la muchedumbre y hace suficiente espacio para caer a los pies de Jesús. Él ha tomado una decisión y cuando llega a Jesús, dice exactamente lo que es: Pon las manos sobre ella y vivirá.
Permítame preguntarle algo: ¿Quién cree usted que está dirigiendo el ministerio de Jesús aquí? ¡Este hombre! Un hombre que ha tomado una decisión. Cuando él declara esa decisión, Jesús no dice nada. Él sólo deja lo que está haciendo, se vuelve y le sigue. En una multitud literalmente de miles, la decisión de fe de un hombre dirige las actividades de Jesús.
¿Qué significa eso para usted? Significa que si usted está sin hacer nada, esperando que Jesús decida sanarle, que decida ayudarle y que decida prosperarle y darle la victoria, usted va a estar esperando por mucho tiempo. Porque no es Jesús quien tiene que tomar la decisión, sino usted.
No hay comentarios:
Publicar un comentario