Fue un noviazgo tormentoso, un noviazgo en que hubo de todo: celos, sospechas, recriminaciones, peleas, insultos, reconciliaciones, abrazos y besos. Francisca Sierra, de Tarragona, España, amaba violentamente a Héctor Silva. Y él, de igual manera, la amaba a ella. Pero durante el año de noviazgo, Héctor, un Don Juan, salió con varias otras jóvenes, incluso Hortencia, la mejor amiga de Francisca.
El día de la boda, cuando ambos novios levantaron la copa para el brindis, Francisca vertió estricnina en la champaña de su marido. El hombre murió antes que pudieran atenderlo.
«Sangre española» fue la conclusión de los diarios. Son interesantes las descripciones y frases que se dan según las diferentes nacionalidades y razas, tales como «sangre española», «casamiento a la italiana», «procedimiento a lo alemán», «tratamiento a lo gángster de Chicago».
La verdad es que todos los seres humanos somos iguales. Todos tenemos los mismos defectos y las mismas virtudes. Los celos y la furia se dan tanto en un campesino chino como en un frío y rígido escocés. Y un cosaco ruso puede beber tanto alcohol como un campesino latinoamericano.
La raza humana es una sola. En el fondo todos tenemos los mismos sentimientos. Todos experimentamos los mismos problemas y todos gozamos los mismos favores. Todos sufrimos las mismas decepciones y todos albergamos las mismas aspiraciones.
Es injusto que se nos juzgue por nuestra raza, nacionalidad o clase social. Todos por igual llevamos el estigma del mal humano y todos por igual conocemos las gracias del ser humano.
Francisca Sierra no envenenó a su flamante esposo por ser española. Lo hizo porque era humana y porque tenía un corazón humano. Y dentro del corazón humano, sea de la raza o nacionalidad que sea, está tanto el potencial de la gracia de Dios como la tendencia al pecado de Adán.
¿Qué impulsa a unos a seguir por un camino y a otros por otro? Es la decisión que cada uno toma. Cristo puede y quiere darnos un corazón puro, pero tenemos que desearlo y pedírselo. Sólo Cristo endereza lo torcido de nuestra psiquis. Sólo Él da sentido de verdadera justicia y bondad humana. Pero tenemos que hacer de Cristo nuestro Salvador, Señor y Dueño. Invitémoslo a que se posesione de nuestro corazón.
MATEO 28;19-20: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
miércoles, febrero 28, 2007
miércoles, febrero 14, 2007
El amor es el cargador de poder
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
–(Juan 15:12,13)
El amor es ante todo el mandamiento que Jesús nos dio, sin embargo, muchos creyentes no lo ponen en práctica. Hablo de creyentes que pueden citar muchos versículos bíblicos y decir el Nombre de Jesús 35 ó 40 veces al día, pero son bruscos con su familia y sus amigos e insensibles a las necesidades de los demás. Están tan ocupados "sirviendo al Señor" que no tienen tiempo para servir a otros. La discordia es la característica de sus vidas.
Quizá usted tenga muchos años de ser salvo y tal vez pueda hablar en lenguas todo el día, pero si hay discordia en su corazón y no sigue el mandamiento de amor de Jesús, las cosas espirituales no tendrán sentido para usted. Si usted se encuentra en esta condición, el nombre de Jesús no hará nada por usted y su fe de nada le servirá porque la Biblia dice que la fe obra por el amor. De hecho, ninguno de los dones del Espíritu operará si usted no tiene amor; así lo establece 1 Corintios 13.
¿Quiere ver el poder extraordinario de Dios liberado en su vida? Entonces empiece a poner en práctica el mandamiento del amor, empiece a amar a los que están a su alrededor.
El amor es el cargador de poder; el poder de Dios es nulo sin ese cargador. Por eso es que el poder ha fallado tanto entre los miembros del Cuerpo de Cristo. A partir de hoy podemos darle un giro total a los fracasos. Podemos decidir que la Palabra va a morar en abundancia en nosotros, que vamos a guardar los mandamientos de Jesús, que vamos a decir su Nombre con confianza y autoridad y, lo más importante de todo, vamos a amarnos unos a otros. Entonces será cuando el poder de Dios empezará a manifestarse gloriosamente.
–(Juan 15:12,13)
El amor es ante todo el mandamiento que Jesús nos dio, sin embargo, muchos creyentes no lo ponen en práctica. Hablo de creyentes que pueden citar muchos versículos bíblicos y decir el Nombre de Jesús 35 ó 40 veces al día, pero son bruscos con su familia y sus amigos e insensibles a las necesidades de los demás. Están tan ocupados "sirviendo al Señor" que no tienen tiempo para servir a otros. La discordia es la característica de sus vidas.
Quizá usted tenga muchos años de ser salvo y tal vez pueda hablar en lenguas todo el día, pero si hay discordia en su corazón y no sigue el mandamiento de amor de Jesús, las cosas espirituales no tendrán sentido para usted. Si usted se encuentra en esta condición, el nombre de Jesús no hará nada por usted y su fe de nada le servirá porque la Biblia dice que la fe obra por el amor. De hecho, ninguno de los dones del Espíritu operará si usted no tiene amor; así lo establece 1 Corintios 13.
¿Quiere ver el poder extraordinario de Dios liberado en su vida? Entonces empiece a poner en práctica el mandamiento del amor, empiece a amar a los que están a su alrededor.
El amor es el cargador de poder; el poder de Dios es nulo sin ese cargador. Por eso es que el poder ha fallado tanto entre los miembros del Cuerpo de Cristo. A partir de hoy podemos darle un giro total a los fracasos. Podemos decidir que la Palabra va a morar en abundancia en nosotros, que vamos a guardar los mandamientos de Jesús, que vamos a decir su Nombre con confianza y autoridad y, lo más importante de todo, vamos a amarnos unos a otros. Entonces será cuando el poder de Dios empezará a manifestarse gloriosamente.
martes, febrero 13, 2007
Usted puede abrir la puerta
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
–(Mateo 7:7)
¿Cuánto tiempo lleva sintiéndose abrumado y desesperado por algún problema al parecer insuperable? Algunos pasan años tratando de salir de aprietos económicos sólo para terminar más endeudados que antes. Otros tratan a toda costa de arreglar sus matrimonios, pero a pesar de sus mejores esfuerzos van de mal en peor. Aun otros luchan sin éxito contra el temor, la depresión, los vicios o las enfermedades.
En lo profundo de nuestro corazón sabemos que debe haber una solución a los problemas que enfrentamos. Pero con frecuencia esa solución parece estar fuera de nuestro alcance, oculta tras una puerta fuertemente sellada.
Sin embargo, lo que deseo darle a conocer hoy es que podemos abrir esa puerta. El mismo Jesús nos ha dado las llaves.
Quizá usted esté haciendo frente a una situación que parece totalmente insuperable. Pero Dios tiene una llave para cada puerta que a usted le parece imposible de abrir. El tiene las llaves que abren las puertas espirituales, físicas, mentales y económicas. Por más que el diablo trate de atra¬parle, si usted usa la llave correcta podrá abrir la puerta para salir de esa situación.
La Palabra de Dios contiene las llaves de los principios del reino: llaves para atar las maquinaciones del diablo y llaves para librarle de las trampas que él le tienda. Dios tiene la llave que puede deshacer todo nudo que el diablo trate de atar en su vida. Él tiene también la llave que cerrará las maquinaciones del diablo de tal manera que no podrá hacer nada.
Recuerde que no hay situación por más oscura y diabólica que parezca para la cual no haya una llave del reino que libere el poder de Dios.
Hay solución para su problema cualquiera que este sea. Si ha estado buscando la respuesta en algún pasaje de la Palabra de Dios y no la ha encontrado, búsquela en otro pasaje. Siga escudriñando la Escritura y siga tocando hasta que encuentre la llave que necesita.
–(Mateo 7:7)
¿Cuánto tiempo lleva sintiéndose abrumado y desesperado por algún problema al parecer insuperable? Algunos pasan años tratando de salir de aprietos económicos sólo para terminar más endeudados que antes. Otros tratan a toda costa de arreglar sus matrimonios, pero a pesar de sus mejores esfuerzos van de mal en peor. Aun otros luchan sin éxito contra el temor, la depresión, los vicios o las enfermedades.
En lo profundo de nuestro corazón sabemos que debe haber una solución a los problemas que enfrentamos. Pero con frecuencia esa solución parece estar fuera de nuestro alcance, oculta tras una puerta fuertemente sellada.
Sin embargo, lo que deseo darle a conocer hoy es que podemos abrir esa puerta. El mismo Jesús nos ha dado las llaves.
Quizá usted esté haciendo frente a una situación que parece totalmente insuperable. Pero Dios tiene una llave para cada puerta que a usted le parece imposible de abrir. El tiene las llaves que abren las puertas espirituales, físicas, mentales y económicas. Por más que el diablo trate de atra¬parle, si usted usa la llave correcta podrá abrir la puerta para salir de esa situación.
La Palabra de Dios contiene las llaves de los principios del reino: llaves para atar las maquinaciones del diablo y llaves para librarle de las trampas que él le tienda. Dios tiene la llave que puede deshacer todo nudo que el diablo trate de atar en su vida. Él tiene también la llave que cerrará las maquinaciones del diablo de tal manera que no podrá hacer nada.
Recuerde que no hay situación por más oscura y diabólica que parezca para la cual no haya una llave del reino que libere el poder de Dios.
Hay solución para su problema cualquiera que este sea. Si ha estado buscando la respuesta en algún pasaje de la Palabra de Dios y no la ha encontrado, búsquela en otro pasaje. Siga escudriñando la Escritura y siga tocando hasta que encuentre la llave que necesita.
lunes, febrero 12, 2007
Cansado del afán
Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento.
–(2 Corintios 2:14)
Al pelear la buena batalla de la fe, tenga presente que su mente es el lugar donde se libra esa batalla. Su vida será gobernada por aquello que predomine en su mente. ¿Será la Palabra de Dios o las mentiras de Satanás? La decisión es suya.
Si quiere que la Palabra predomine, propóngase ahora resistir al diablo cuando venga a sembrar dudas. No se rinda a la presión de las circunstancias que el diablo ponga delante de usted. Decida desde el principio que usted no sucumbirá a esta prueba. Afírmese y permanez¬ca inconmovible en las promesas de Dios.
Cuando le vengan pensamientos contrarios a la voluntad de Dios, rechácelos. Y sobre todo, no se afane. Afanarse equivale a darle lugar a los pensamientos de Satanás. Si se da cuenta de que está empezando a afanarse, deténgase de inmediato. Reemplace los pen¬samientos de afán, temor y duda con la Palabra.
Tenga por cierto que Satanás tratará constantemente de decirle que su situación es irremediable. Él persistirá en su intento de hacerle dudar y sentirse desanimado y derrotado. Pero si usted no se deja convencer por las tácticas y mentiras del diablo, él no podrá ganar ningún terreno en su vida.
Dios ha prometido que le llevará siempre en triunfo en Cristo. La victoria sobre cualquier adversidad que usted enfrente hoy está asegurada. Propóngase ahora mismo ser vencedor para que manifieste en todo lugar el conocimiento de la victoria en Cristo.
–(2 Corintios 2:14)
Al pelear la buena batalla de la fe, tenga presente que su mente es el lugar donde se libra esa batalla. Su vida será gobernada por aquello que predomine en su mente. ¿Será la Palabra de Dios o las mentiras de Satanás? La decisión es suya.
Si quiere que la Palabra predomine, propóngase ahora resistir al diablo cuando venga a sembrar dudas. No se rinda a la presión de las circunstancias que el diablo ponga delante de usted. Decida desde el principio que usted no sucumbirá a esta prueba. Afírmese y permanez¬ca inconmovible en las promesas de Dios.
Cuando le vengan pensamientos contrarios a la voluntad de Dios, rechácelos. Y sobre todo, no se afane. Afanarse equivale a darle lugar a los pensamientos de Satanás. Si se da cuenta de que está empezando a afanarse, deténgase de inmediato. Reemplace los pen¬samientos de afán, temor y duda con la Palabra.
Tenga por cierto que Satanás tratará constantemente de decirle que su situación es irremediable. Él persistirá en su intento de hacerle dudar y sentirse desanimado y derrotado. Pero si usted no se deja convencer por las tácticas y mentiras del diablo, él no podrá ganar ningún terreno en su vida.
Dios ha prometido que le llevará siempre en triunfo en Cristo. La victoria sobre cualquier adversidad que usted enfrente hoy está asegurada. Propóngase ahora mismo ser vencedor para que manifieste en todo lugar el conocimiento de la victoria en Cristo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)